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Financiamiento agraio POLÍTICA EN LOS AÑOS NOVENTAS Y PLAN 2002-2006 10


Enviado por   •  11 de Febrero de 2018  •  Informe  •  5.727 Palabras (23 Páginas)  •  74 Visitas

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Financiamiento Agrario

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Tabla de Contenido

MARCO CONCEPTUAL        2

SITUACIÓN ACTUAL        5

LINEAMIENTOS DE POLÍTICA        9

POLÍTICA EN LOS AÑOS NOVENTAS Y PLAN 2002-2006        10


FINANCIAMIENTO AGRARIO

Marco Conceptual

El financiamiento es como el aceite que engrasa los engranajes de la máquina económica puesto que reduce las restricciones monetarias temporales, lo que incrementa la calidad y cantidad de consumo e inversión de las personas, familias y empresas haciendo que sus decisiones sean compatibles con la eficiencia económica.  

No obstante, a pesar de la demanda por financiamiento, la provisión de éste presenta varios problemas en general y en particular en la agricultura. En primer lugar, los agentes bancarios intermedian ahorros que sólo pueden ser otorgados presumiendo niveles de riesgo moderados pues así lo disponen los depositantes.

En segundo lugar, existen rigurosas regulaciones bancarias –que se han profundizado a través de los años- que obligan a los bancos a provisionar importantes recursos contra los préstamos otorgados y en general, basar la selección en una adecuada consideración de rentabilidad y riesgo. Esto se debe a que no todos los proyectos que buscan ser financiados son rentables; existe una tasa natural de fracaso, de tal forma que una proporción significativa de los proyectos serán malos pagadores, y, las pérdidas que esto origina se trasladan a todo el sistema. Por ello, los análisis de selección se concentran en cuidarse de otorgar crédito a un mal proyecto a través de la obtención de la mayor información posible sobre la capacidad real de pago de los prestatarios. Dejando de lado muchas veces, la información relacionada con la  evaluación de los proyectos  o destinos propiamente dichos.  Esto encarece el costo de selección y monitoreo del crédito y en general hace que los bancos gestionen los créditos de forma conservadora traduciéndose en un mercado donde existirá racionamiento, es decir, mayor demanda que oferta. Donde parte de esa demanda insatisfecha está compuesta no sólo de malos proyectos sino también de los buenos pero que son costosamente.  

Los problemas anteriormente mencionados están presentes en el conjunto del sistema financiero. Sin embargo, cada uno de ellos se profundiza en la agricultura. En primer lugar, la agricultura presenta un mayor riesgo que otras actividades económicas. Como es bien sabido el riesgo derivado del factor climático es de naturaleza catastrófica  y presenta alta correlación con el conjunto de productores de determinada zona geográfica. Es decir, cambios climáticos generan pérdidas significativas o incluso totales y por otro lado afectan al conjunto de productores de una zona geográfica y no sólo a unos pocos productores. Esta es una característica distintiva de la agricultura frente al resto de sectores donde no se producen estos efectos para el conjunto de un sector ni de totales pérdidas. En segundo lugar, en la agricultura predomina pequeños productores lo que hace extremadamente costoso la selección y monitoreo del crédito. A estos se añade,  en el caso peruano, mayores costos derivados de un inadecuada definición de derechos de propiedad sobre la tierra y que el aparato judicial no funcione adecuadamente.

Asimismo, se debe señalar que desde inicios de la década de los noventa con la liquidación del Banco Agrario que constituía la principal fuente financiera formal de atención crediticia al sector agropecuario, se ha presentado una tendencia hacia la desbancarización del financiamiento agrario. Debido a ello predominan otro conjunto importante de agentes financieros no bancarios. Entre los más importantes están los proveedores de insumos y maquinaria, los compradores de productos o los prestamistas locales. En general, este conjunto de agentes no bancarios proveen semilla o financiamiento a un agricultor contra un compromiso de venta futura a un precio pactado previamente o en parte de su cosecha. Estos agentes no bancarios tienen la ventaja de un conocimiento personalizado de los agricultores y por ello pueden distinguir los buenos de los malos pagadores y por otro lado, disponen de adecuados mecanismos para hacer cumplir los compromisos crediticios de los productores.

Sin embargo, el financiamiento otorgado por estas fuentes no bancarias presenta varios problemas relacionadas con el concepto de distorsión de mercado, el cual se refiere a los conflictos de intereses que se pueden presentar en un sector. En primer lugar, las tasas de interés son mucho más altas que las que se pueden acceder en el sistema bancario. Esto implica mayores costos y por consiguiente menor rentabilidad frente a competidores extranjeros por ejemplo. En segundo lugar, se  circunscribe a financiar capital de trabajo y  escasamente en inversión en activos o tecnología.  En tercer lugar, otorga poder adicional a compradores que pueden imponer precios menores a los agricultores de tal forma que se apropian de una mayor parte del excedente del productor. Por último, tampoco están libres del riesgo catastrófico pues generalmente están especializados en la agricultura y no pueden diversificar el riesgo entre industrias. Por ello, este fuente de financiamiento es costosa y también está sujeta a niveles importantes de racionamiento.

El problema del financiamiento sigue siendo, en un sentido restringido, un problema de acceso al crédito y de proyectos poco atractivos debido a su baja rentabilidad, y en un sentido más amplio un problema de acceso a servicios financieros.  No es ni un problema de altos costos por tasas de interés excesivamente altas, ni tampoco es un problema de falta de disponibilidad de fondos para este sector.  Sin embargo, también se debe señalar la falta de personal técnico adecuado en la banca múltiple para atender a un sector con características tan peculiares como es el agropecuario.  Por ello, el  mercado financiero rural está afectado por una grupo de problemas puntuales, a saber: riesgo, información imperfecta, baja rentabilidad, ineficiencia y costos de transacción elevados.

Los costos de transacción relacionados al sector financiero pueden clasificarse en tres grupos: costos de información de negociación y de supervisión.  Los costos de información ocurren antes de hacerse efectiva la transacción e incluyen los costos que supone obtener datos sobre precios y productos, así como identificar a las contrapartes comerciales.  Los costos de negociación atañen al desarrollo de la transacción y suelen incluir comisiones, el establecimiento de los términos exactos de la transacción y la fijación de los contratos (formales e informales).  Por último, los costos de supervisión se producen luego de la transacción y suelen vincularse a la necesidad de asegurar la calidad convenida y el cumplimiento de los pagos tal y como fueron acordados.  

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