Formación Etica Para Niños Con Nee
Enviado por yaninand • 18 de Agosto de 2012 • 971 Palabras (4 Páginas) • 795 Visitas
Cuento: "No me quiere" de Elsa Bornemann
Fuente:
- Bornemann, Elsa. “El niño envuelto. Cuentos sin cuento para chicos de 8 a 13 años” Ed. Orión, Bs. As., 1992
María vivía en el campo, con su abuelo. Era amiga de los animales de su pequeña granja: de la vaca, de los conejos, del gansito, de la lechuza… ¡y de todas las mariposas! Pero maría soñaba con tener un caballo.
-No. No me alcanza el dinero para comprarlo –le repetía su abuelo cada vez que la nena le pedía: ¡Quiero un caballo!
Y el pobre viejo se ponía triste por tener que decirle que no…Y la nietita se ponía triste porque le decía que no…Una mañana, el abuelo la despertó con gran alegría:
-¡María! ¡El vecino compró un potrillo!
Así como estaba –descalza y en camisón- la nena salió corriendo a todo lo que daba. Atropelló a la vaca. Espantó a los conejos. Asustó al gansito. A pesar de que el sol brillaba, la lechuza abrió los ojos, chillando -¡María! ¿Adonde vas tan apurada?-
Pero María ya estaba lejos, corriendo por el camino. Y corrió, corrió y corrió, hasta que llegó a la granja del vecino. Allí detrás de un cerco, un hermoso potrillito blanco pastaba distraído. María le silbó con todas sus fuerzas. Al oírla, el potrillo la miró de reojo y se alejó al trote.
“A esta nena no la conozco”, pensaba el potrillito.
“No me quiere… no me quiere” pensaba María. Y volvió a su casa.
-¿Qué te pasa? –le preguntó la vaca, al verla entrar llorando.
-El potrillito de al lado no me quiere…- le contó María.
-¿Cómo te va a querer, si estás descalza, en camisón y toda despeinada? ¿Por qué no te vistes, te pones las alpargatas y te haces una linda trenza?
-¡Buena idea, vaquita! –Y tras besarle la oreja, María disparó hacia la casa. Cuando volvió a salir, parecía otra: mameluco azul, alpargatas… ¡y una trenza voladora!
“Ahora si que el potrillito me va a querer…” pensaba, mientras corría de nuevo hacia la granja del vecino.
-¡Eh, caballito, acércate! –Le gritó no bien llegó al cerco. Al verla el potrillito la miró de reojo y se alejó al trote.
“A esta otra nena tampoco la conozco!”, pensaba el caballito. “No me quiere…no me quiere…” pensaba María. Y volvió a su casa.
-¿Qué te pasa? - le preguntó el gansito, al verla entrar llorando.
-El potrillito de al lado no me quiere…- Le contó maría
-¿Cómo no te va a querer?, si andas con ese mameluco y con esa trenza tan apretada pareces n muchacho? ¿Porqué no te pones un vestido y te sueltas el pelo?
-¡Buena idea gansito! –y tras acariciarle el ala, María disparó hacia la casa. Cuando volvió a salir parecía otra: vestido a cuadritos y su pelo rubio, tan suelto como las mariposas que revoloteaban a su alrededor.
“Ahora sí que el potrillito me va a querer…” pensaba maría, mientras corría de nuevo hacia la granja del vecino.
-¡Ea , ea, caballito,
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