Fragmentos del Nuevo mundo de Americo Vespuccio “Flora y fauna”

Fragmentos del Nuevo mundo de Americo Vespuccio

“Flora y fauna”.

La tierra de aquellos países es muy fértil y amena, y abundante de muchas colinas, montes e infinitos valles, regada por grandísimos ríos y salubérrimas fontes, y copiosamente llena de dilatadísimas selvas densas, y a penas penetrables, y de toda generación de fueras. Árboles grandes arraigan ahí sin cultivador, de los cuales muchos frutos son deleitables al gusto y útiles a los humanos cuerpos, otros verdaderamente al contrario, y ningún fruto es allí semejante a los nuestros. Se producen ahí innumerables especias de hierbas y raíces, de las cuales hacen pan y óptimas viandas, y tienen muchas simientes absolutamente disímiles de estas nuestras. Ninguanespecie de metal ahí se encuentra, excepto oro, en el cual en aquellos países abunda, aunque nada de ello hemos traído nosotros en esta nuestra primera navegación; y de esto nos dieron noticia los habitantes, los cuales nos afirmaban que allá tierra adentra había grandísima abundancia de oro y entre ellos no es estimado a nada ni tenido en aprecio. Abundan las perlas, como otras veces te he escrito: si quisiera recordar todas las cosas que allí hay y escribir sobre las varias generaciones y multitud de animales, sería cosa de todos modos prolija y considerable. Y creo ciertamente que nuestro Plinio no haya tocado la milésima parte de la generación de los papagayos y el resto de los otros pájaros e igualmente animales que están en aquellos mismos países con tanta diversidad en figuras y de colores, que Policleto, el artífice de la perfecto pintura habría fracaso en pintarlos. Todos los árboles son olorosos y mana de cada uno goma o bien aceite o bien cualquier otro licor, de los cuales, si las propiedades nos fueran conocidas , no dudo que a los humanos cuerpos serían saludables. Y ciertamente si el Paraíso Terrenal en alguna parte de la tierra está, estimo que no estará lejos de aquellos países. De los cuales el lugar, como te he dicho, está al mediodía, en tanta templanza de aire que allí nunca se conocen ni los inviernos helados ni los veranos cálidos.

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