Función Parental

Debido a que los bebés a diferencia de los animales nacen con una inmadurez que los hace dependientes a la calidad, cantidad y permanencia de los cuidados y protección de los adultos, en particular de sus progenitores, es que es sumamente importante y necesarios esos cuidados para sobrevivir, crecer y desarrollarse.

El desafío de la función parental implica satisfacer las múltiples necesidades de sus hijos tales como alimentación, cuidados corporales, necesidades cognitivas, emocionales, socioculturales, etc.; teniendo en cuenta que éstas necesidades son evolutivas, los padres deben poseer una plasticidad estructural que les permitan adaptarse a los cambios de las necesidades de sus hijos.

Los progenitores no solo deben preocuparse por el aporte nutritivo, sino también por el desarrollo de todas las posibilidades de los hijos, la cual se logra mediante una educación integral que armoniza todos los procesos educativos en una formación de todas y cada una de las capacidades del ser humano.

Cabe destacar que para el desarrollo integral de las personas es fundamental la educación de las actitudes, y entre ellas la autoestima, que es la forma habitual de percibirnos, de pensar, de amar, de sentir y de comportarnos con nosotros mismos, por ello uno de las cosas más importantes que un padre puede hacer por su hijo es velar para que su autoestima sea lo mayor posible, pues así el niño podrá afrontar las vicisitudes de la vida con seguridad y confianza.

Un vínculo fuerte y estrecho entre padres e hijos hace que el niño se sienta bien consigo mismo y se sienta querido, simplemente por existir y por ser quién es, el amor no tiene que ver con lo que nos gusta o no nos gusta de nuestros hijos.

Con lo expuesto anteriormente, queda plasmado que los conceptos de función parental nutricia, autoestima y desarrollo integral están estrechamente vinculados y no puede existir una sin la otra, si nuestro objetivo es el desarrollo de niños o niñas sanos.

...