Genero Narrativo
Enviado por • 21 de Abril de 2013 • 6.106 Palabras (25 Páginas) • 365 Visitas
GÉNERO NARRATIVO
El género narrativo o narrativa es el género literario que se caracteriza porque se relatan historias reales o también ficticias (sucesos o acontecimientos) que constituyen una historia ajena a los sentimientos del autor.
Aunque sea imaginaria, la historia literaria toma sus modelos del mundo real. Esta relación entre imaginación y experiencia, entre fantasía y vida es lo que le da un valor especial a la lectura en la formación espiritual de la persona. El narrador es el encargado de dar a conocer el mundo imaginario al lector.
El narrador es un ente creado por el autor. El narrador posee una vida propia, la cual no está determinada por los valores que rigen a la vida humana, sino más bien existe dentro de la creación ficticia. El narrador como ente ficticio establece una relación con un lector ficticio, incorporado en el relato. Es el destinatario y participa en lo que el narrador cuenta. El elemento distintivo del género narrativo es la presencia de un narrador como emisor. Este se encarga de relatar la historia, presentar a los personajes y explicar las circunstancias en que se desarrollan los hechos.
El narrador puede estar dentro o fuera de la historia o diéresis que cuenta. También puede ocupar una posición intermedia. A esta visión o punto de vista del narrador se le denomina perspectiva.
De acuerdo a esto, el narrador se clasificará como protagonista, testigo o personaje (si está dentro de la historia), u omnisciente, objetivo y de conocimiento relativo (si está fuera de la historia).
FABULAS
EL GUSANO DE SEDA Y LA ARAÑA
Trabajando un gusano su capullo,
la araña, que tejía a toda prisa,
de esta suerte le habló con falsa risa,
muy propia de su orgullo:
«¿Qué dice de mi tela el seor gusano?
Esta mañana la empecé temprano,
y ya estará acabada a mediodía.
¡Mire qué sutil es, mire qué bella!...»
El gusano, con sorna, respondía:
«¡Usted tiene razón; así sale ella!»
LA CAMPANA Y EL ESQUILÓN
En cierta catedral una campana había
que sólo se tocaba algún solemne día.
Con el más recio son, con pausado compás,
cuatro golpes o tres solía dar, no más.
Por esto, y ser mayor de la ordinaria marca,
celebrada fue siempre en toda la comarca.
Tenía la ciudad, en su jurisdicción,
una aldea infeliz, de corta población,
siendo su parroquial una pobre iglesita,
con chico campanario, a modo de una ermita;
y un rajado esquilón, pendiente en medio de él,
era allí quien hacía el principal papel.
A fin de que imitase aqueste campanario
al de la catedral, dispuso el vecindario
que despacio y muy poco el dichoso esquilón
se hubiese de tocar sólo en tal cual función;
y pudo tanto aquello en la gente aldeana,
que el esquilón pasó por una gran campana.
Muy verosímil es, pues que la gravedad
suple en muchos así por la capacidad.
Dígnanse rara vez de despegar sus labios,
y piensan que con esto imitan a los sabios.
LA HORMIGA Y LA PULGA
Tienen algunos un gracioso modo
de aparentar que se lo saben todo,
pues cuando oyen o ven cualquiera cosa,
por más nueva que sea y primorosa,
muy trivial y muy fácil la suponen,
y a tener que alabarla no se exponen.
Esta casta de gente
no se me ha de escapar, por vida mía,
sin que lleve su fábula corriente,
aunque gaste en hacerla todo un día.
A la pulga la hormiga refería
lo mucho que se afana,
y con qué industrias el sustento gana;
de qué suerte fabrica el hormiguero,
cuál es la habitación, cuál el granero,
cómo el grano acarrea,
repartiendo entre todas la tarea;
con otras menudencias muy curiosas
que pudieran pasar por fabulosas,
si diarias experiencias
no las acreditasen de evidencias.
A todas sus razones
contestaba la pulga, no diciendo
más que estas u otras tales expresiones:
«Pues ya..., sí..., se supone, bien..., lo entiendo...,
ya lo decía yo..., sin duda..., es claro...,
está visto: ¿tiene eso algo de raro?»
La hormiga, que salió de sus casillas
al oír estas vanas respuestillas,
dijo a la pulga: «Amiga, pues yo quiero
que venga usted conmigo al hormiguero.
Ya que con ese tono de maestra
todo lo facilita y da por hecho,
siquiera para muestra,
ayúdenos en algo de provecho».
La pulga, dando un brinco muy ligera,
respondió con grandísimo desuello:
«¡Miren qué friolera!
Y ¿tanto piensas que me costaría?
Todo es ponerse a ello...
pero... tengo que hacer... Hasta otro día».
EL PATO Y LA SERPIENTE
A orillas de un estanque,
diciendo estaba un pato:
«¿A qué animal dio el cielo
los dones que me ha dado?
Soy de agua, tierra y aire:
cuando de andar me canso,
si se me antoja, vuelo;
si se me antoja, nado».
Una serpiente astuta,
que le estaba escuchando,
le llamó con un silbo
y le dijo «¡Seó guapo!
no hay que echar tantas plantas;
pues ni anda como el gamo,
ni vuela como el sacre,
ni nada como el barbo;
y así, tenga sabido
que lo importante y raro
no es entender de todo,
sino ser diestro en algo».
LA RANA Y EL RENACUAJO
En la orilla del Tajo
hablaba con la rana el renacuajo,
alabando las hojas, la espesura
de un gran cañaveral y su verdura.
Mas luego que del viento
el ímpetu violento
una caña abatió, que cayó al río,
en tono de lección dijo la rana:
«Ven a verla, hijo mío;
por de fuera muy tersa, muy lozana;
por dentro toda
...