Genocidio
Enviado por Marianaypamela • 5 de Agosto de 2013 • 5.039 Palabras (21 Páginas) • 268 Visitas
Los primeros en usar el término «Holocausto» fueron los historiadores judíos de finales de la década de 1950, aunque su generalización no se produjo hasta finales de los años sesenta (por ejemplo, en su informe sobre el juicio a Eichmann, Eichmann en Jerusalén, de 1963-64, Hannah Arendt solo utiliza la expresión «Solución Final»).
La palabra «holocausto» proviene de la traducción griega del Antiguo Testamento conocida como Versión de los setenta, en la que el término olokaustos (ὁλόκαυστος: de ὁλον, ‘completamente’, y καυστος, ‘quemado’) traduce la palabra hebrea olah, que hace referencia a una ofrenda completamente consumida por el fuego.11
También se utiliza para nombrarlo, aunque con menor frecuencia, el término Shoah (Sho'ah),12 adaptación de la forma latinizada ha'shoáh, del hebreo השואה, que significa «masacre». Este término tiene origen bíblico, como está escrito: «No tendrás temor de espanto repentino, ni de Holocausto -Shoah- de malvados cuando venga» (Proverbios 3:25) 13 y apareció por primera vez en un folleto publicado en Jerusalén en 1940 por el «Comité Unido de Ayuda a los Judíos en Polonia».14 La palabra forma parte de la expresión Yom ha-Sho'ah, con la que se nombra en Israel al día oficial de memoria del Holocausto.
También se llegó a utilizar a principios de esa década la palabra yidis churb'n, «destrucción».15
En cuanto a la historia del uso del término «holocausto», ya en el siglo XII el monje y cronista inglés Richard of Devizes utilizó la expresión «holocaust» en su narración de la coronación de Ricardo I de Inglaterra (Ricardo Corazón de León), refiriéndose a las matanzas de judíos en Londres, iniciadas por el rumor de que hubiesen sido ordenadas por el Rey, quien según algunos historiadores mandó castigar a los judíos que se atrevieron a hacer reverencias en la coronación del Rey cristiano.
Desde el siglo XVI se empleó la expresión «holocaust» en el idioma inglés para catástrofes extraordinarias de incendios con gran cifra de víctimas. En el siglo XVIII la palabra adquiere un significado más general de muerte violenta de gran número de personas.
Antes del genocidio Nazi de los judíos, Winston Churchill usó la expresión «holocaust» en su publicación El mundo en crisis en referencia al Genocidio armenio en Turquía (The World in Crisis, volume 4: The Aftermath, New York, 1923, p. 158).
El uso de la palabra holocausto para referirse al genocidio de aproximadamente seis millones de judíos europeos durante la Segunda Guerra Mundial,16 se justifica a través de su referencia etimológica a algo quemado, pues tras el uso de la herramienta genocida más característica de la solución final, las cámaras de gas, los cuerpos de los asesinados eran incinerados en hornos crematorios.
La persecución y el asesinato de los judíos no se desarrolló solo en Alemania, o en los distintos campos de concentración creados a tal fin, sino que se extendió a Rusia, Europa Oriental y la península Balcánica, donde los alemanes y sus colaboradores (austriacos, lituanos, letones, ucranianos, húngaros, rumanos, croatas y otros) llevaron a cabo múltiples matanzas de judíos en fosas, bosques, barrancos y trincheras.17
La cuestión organizativa y el papel de Hitler[editar · editar fuente]
La historiografía sobre el nazismo y el Holocausto ha discutido desde siempre el grado de diseño u organización previa con la que se llevó a cabo el genocidio y, asimismo, el grado de implicación de Hitler, tanto en lo que se refiere a si hubo una orden directa y explícita del mismo para que se iniciase, como en si hubo respaldos explícitos por su parte durante su ejecución.
La imperfección de las fuentes, que en buena medida es un reflejo del secretismo de las operaciones de asesinato y de la deliberada falta de claridad en el lenguaje empleado para referirse a ellas, ha llevado a los historiadores a extraer conclusiones muy diversas, aun a partir de las mismas evidencias, en cuanto al momento y la naturaleza de la decisión o decisiones de exterminar a los judíos.18
En el estado actual de conocimientos, parece asentada la idea de que el Holocausto no se desarrolló siguiendo las directrices de ningún plan perfectamente definido; de hecho, no se tiene constancia de ningún documento que recogiese un diseño específico para el mismo. Así las cosas, se considera que
la Solución Final, tal y como surgió, era una unidad dentro de un número concreto de «programas» organizativamente distintos, uno de los cuales, surgiendo de las condiciones específicas del Warthegau y permaneciendo en todo momento bajo la dirección del mando de la provincia más que bajo el control central de la oficina principal de la Seguridad del Reich, fue el programa de exterminio de Chelmno.19
En cuanto al grado de responsabilidad directa de Hitler, Adolf Eichmann recordó, años después de terminada la guerra, que Heydrich le había comunicado que tenía una orden de Hitler para exterminar físicamente a los judíos.20 En esta línea, hasta la década de 197021 se aceptaba que la Solución Final se había puesto en marcha a partir de una orden directa de Hitler. Sin embargo, en 1977 el historiador Martin Broszat dio un giro a esta visión de los hechos defendiendo que Hitler no había dado ninguna «orden exhaustiva de exterminio general», sino que habían sido los problemas para aplicar la deportación general, tras la invasión de la URSS, los que habían llevado a los dirigentes nazis a iniciar los asesinatos en masa de judíos en las regiones que estuviesen bajo su mandato. Solo retrospectivamente, esos asesinatos habrían sido sancionados por la dirección nazi y reconvertidos en un programa de exterminio más general y concienzudo.22 En concreto,
el programa de exterminio de los judíos se desarrolló gradualmente de un modo institucional y fue puesto en práctica mediante acciones individuales hasta principios de 1942, para adquirir un carácter definitivo después de la construcción de los campos de exterminio en Polonia (entre diciembre de 1941 y julio de 1942).23
Esta línea de interpretación sería respaldada desde 1983 por otro historiador relevante, Hans Mommsen, quien ha insistido en la idea de que la Solución Final surgió a partir de los fragmentados procesos de toma de decisiones del nazismo, los cuales permitirían las iniciativas particulares al respecto y la acumulación de la radicalización de las mismas. Para él, está claro que Hitler conocía y aprobaba todo lo que sucedía, pero la improbabilidad de que pudiese haber una orden formal suya en relación al genocidio se compadece perfectamente con sus intentos explícitos de ocultar su responsabilidad personal y, subconscientemente, de suprimir
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