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Gentili. "LA FORMACIÓN ÉTICA COMO PRÁCTICA DE LA LIBERTAD"


Enviado por   •  25 de Junio de 2014  •  1.033 Palabras (5 Páginas)  •  1.419 Visitas

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“LA FORMACIÓN ÉTICA COMO PRÁCTICA DE LA LIBERTAD” (Pablo Gentili)

El texto habla de la relación entre la educación y la ciudadanía. Comienza con un ejemplo de un niño llamado Mateo que sale a hacer las compras con su papá y, dormido en el cochecito, el padre percibe que uno de sus zapatos estaba desatado y decidió guardarlo para evitar que se perdiera. De ahí en más la gente con la que se cruzaban el papá y Mateo, lo alertaban acerca de la pérdida del zapato. El autor se pregunta por qué en una ciudad con decenas de familias viviendo a la intemperie, el pie de Mateo llamaba más la atención que otros pies cuya ausencia de zapato es la marca inocultable de la barbarie que supone negar los más elementales derechos humanos a millares de individuos.

La posibilidad de reconocer y percibir acontecimientos es una forma de definir los límites siempre arbitrarios entro lo “normal” y lo “anormal”, lo aceptado y lo rechazado, lo permitido y lo prohibido.

La “anormalidad” vuelve los acontecimientos visibles al mismo tiempo que la “normalidad” suele tener la facultad de ocultarlos. Lo “normal” se vuelve cotidiano. Y lo cotidiano se desvanece ante la percepción como producto de su tendencial naturalización.

En nuestras sociedades fragmentadas, los efectos de la concentración de riquezas y la ampliación de miserias se diluyen ante la percepción cotidiana por la propia fuerza que adquiere todo aquello que se torna cotidiano (o sea, “normal”). Es decir, hoy en nuestras sociedades, la exclusión es invisible a los ojos. La invisibilidad es la marca más visible de los procesos de exclusión. Son evidencias crueles y brutales que nos enseñan las esquinas, que comentan los diarios, que exhiben las pantallas. Sin embargo, la exclusión parece haber perdido poder para producir espanto e indignación en una buena parte de la sociedad.

La selectividad de la mirada cotidiana es implacable: la exclusión se normaliza y al hacerlo se naturaliza. Desaparece como “problema” para volverse apenas un “dato”.

Ejemplo: dos pies descalzos no son dos pies descalzos. Uno es un pie que perdió un zapato. El otro, simplemente no existe. Uno es el pie de un niño el otro es el pie de nadie.

La selectividad de la mirada temerosa es implacable: el miedo no nos hace “ver” la exclusión. Sólo nos conduce a temerla. El temor es aliado del olvido, del silencio.

Ejemplo: dos pies descalzos no son dos pies descalzos. Uno es el pie de un niño. El otro el pie de una amenaza.

La selectividad de la mirada desmemoriada es implacable: dos pies descalzos no son dos pies descalzos. Uno es el pie de un niño. El otro es un obstáculo.

La mirada normalizadora.

La normalización de la exclusión comienza a producirse cuando descubrimos que en nuestras sociedades hay más excluidos que incluidos. “Excluidos” hay por todas partes: pobres, desempleados, inempleados, sin techo, mujeres, ancianos, personas con necesidades especiales, etc. La suma de las minorías acaba siendo la inmensa mayoría. Y ser mayoría tiene su costo: la transparencia.

Según el sociólogo francés Robert Castel, podemos reconocer tres formas cualitativamente diferenciadas de exclusión:

 La supresión completa de una comunidad: mediante prácticas de expulsión o exterminio. La marca imborrable de una

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