Greenpeace
Enviado por sunshine_21 • 9 de Julio de 2014 • 422 Palabras (2 Páginas) • 180 Visitas
Bruna Truffa
2.3 Análisis del movimiento artístico que pertenece el pintor.
El termino Kitsch aparece en 1860 en Múnich. Es una palabra alemana que define al arte que es considerado como una copia inferior de un estilo existente. También se utiliza este término en un sentido más libre para referirse a cualquier arte que es pretencioso, pasado de moda o de muy mal gusto.
El kitsch apelaba a un gusto vulgar de la nueva y adinerada burguesía de Múnich que pensaba, como muchos nuevos ricos, que podían alcanzar el estatus que envidiaban a la clase tradicional de las elites culturales, copiando las características más evidentes de sus hábitos culturales. Lo Kitsch empezó a ser definido como un objeto estético empobrecido con mala factura, y que llego a significar más de la identificación del consumidor con un nuevo estatus social que una respuesta estética genuina. Además de ser considerado estéticamente empobrecido y moralmente dudoso.
En la actualidad, el uso del movimiento kitsch, se puede apreciar a través de la industria comercial y mayorista, debido a la gran repercusión que crea en los productos.
Características:
• Uso de lenguaje masivo.
• Estéticas hibridas y polémicas realidades.
• Producción en serie de obras que parecen ser artesanales y caras, pero industrializadas y baratas.
• Busca un efecto inmediato y fácil, apelando a lugares comunes, imágenes o palabras de reconocida efectividad (Cliché)
• Recurre a la redundancia.
1.- Relevancia del autor y las obras seleccionadas.
Bruna Truffa es durante los años 80’ la más conocida de las mujeres pintoras chilenas de la joven escena Underground de vanguardia, marcando presencia en los diversos eventos y espacios alternativos de Santiago, exponiendo su trabajo. Sin embargo, fue durante los años 90’ en los que su propuesta de arte se consolida definitivamente, mostrando en 1999 su exposición “Si vas para Chile” en colaboración con Rodrigo Cabezas, y en el 2005 mostrando su solitario “Territorio doméstico” en donde despliega una gran y prolija producción en torno al imaginario femenino y su universo creador y procreador.
La iconografía de la cultura popular, los emblemas patrios y en general las imágenes asociadas, de manera personal o colectiva, a la identidad nacional chilena, alimentan su obra, en la cual participan artesanos-bordadoras, carpinteros, orfebres, ceramistas- a quienes encargan trabajos que luego interviene a través de recursos estéticos de la transvarguardia, dando como resultado óleos y acrílicos sobre tela, objetos y estructuras tridimensionales que cuestionan los estándares imperantes y en cuya apariencia conviven la ingenuidad, la ironía, la sensualidad, el humor y un especial cariño y respeto por el oficio popular, el cual reivindica por
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