"HACIA LA COMPLEJIDAD POR LA VIA DE LAS REDES.
Enviado por lunaloaliz • 16 de Abril de 2014 • 2.484 Palabras (10 Páginas) • 643 Visitas
“HACIA LA COMPLEJIDAD POR LA VIA DE LAS REDES. NUEVAS FUNCIONES EPISTEMOLÓGICAS”
Carlos Reynoso
Este artículo revisa el impacto recíproco existente entre la teoría de redes sociales y las teorías de la complejidad y el caos, así como el surgimiento del estudio de las redes libres de escala en lo que va del siglo.
En las puertas del siglo XXI las teorías de redes, yade antigua data en sociología y antropología, afin devinieron complejas, caóticas, dinámicas y no lineales en el sentido técnico de la palabra. En consonancia con ese escenario, este artículo tiene el objetivo de brindar una visión de conjunto de los aspectos esenciales de las teorías de la complejidad y el caos tomando como punto de mira el análisis de redes sociales.
Dicha teoría y esta perspectiva se han tornado cada vez más convergentes y puede decirse que, juntas, han llegado a ser mucho más que la suma de sus partes. En cuanto a las lecciones a las que hice mención, ellas ponen en tela de juicio algunos de los estereotipos y mitos antropológicos y epistemológicos más arraigados, más allá de que el investigador que acepte leer este artículo adopte o no en el futuro un marco de complejidad o una tecnología reticular. Como en otros textos, aquí considero que la tecnología de trabajo es contingente y no un fin en sí misma; pero de lo que se aprende epistemológicamente con su uso no me parece que haya posibilidad de retorno o necesidad de negociación.
REDES, UNA VEZ MÁS
Se me ocurren muy pocos asuntos de posible interés en antropología cultural (y casi ninguno en antropología social) que no admitan ser tratados en términos de redes, esto es, en términos de elementos y relaciones entre ellos. En rigor, podría pensarse que los conceptos subyacentes a la teoría de redes guardan fuerte relación con principios algo más familiares para los antropólogos, como los del estructuralismo y, en particular, con la idea estructuralista de sistema, que se define casi de la misma manera. La teoría de redes es, sin embargo, más cauta que el estructuralismo en muchos aspectos; nunca se ha afirmado desde ella, por ejemplo, que toda red califique como sistema sólo por estar constituida como lo está.
Los modelos pueden ser estáticos o dinámicos, topológicos o cuantitativos, axiomáticos o exploratorios; las cuantificaciones de la teoría de redes son menos excursiones en una aritmética envolvente que evaluaciones de la mayor o menor fuerza de cualidades sumamente expresivas.
Como formalismo, la teoría de redes posee una cualidad analógica que la hace particularmente útil en ciencias sociales, a mi juicio más aún que (por ejemplo) los modelos de simulación. De éstos se ha llegado a decir que deben utilizarse sólo como último recurso allí donde los métodos analíticos han probado ser intratables (Friedkin, 2003). El estudio de redes constituye uno de esos métodos analíticos, una especie de modelado down to top que permite pasar de los niveles individuales a las agrupaciones colectivas menos conflictivamente que otros formalismos. Y sí, a veces puede suceder que los modelos planteados sean intratables y haya que intentar otros recursos.
En tanto modelo, el formalismo de redes selecciona ciertos aspectos de la realidad y deja de lado otros, pero en esto no hay diferencia entre un tratamiento modelado y otro discursivo; en éstas y otras técnicas de modelado la idea no es reproducir un fenómeno complejo hasta los últimos detalles, sino proporcionar resultados acordes con las suposiciones realizadas, permitiéndonos tratar reflexivamente con las implicancias de nuestras opiniones.
MOMENTO FUNDACIONAL: TEORÍA DE GRAFOS
La historia de la teoría de las redes sociales se remonta a los orígenes de la teoría de grafos en matemáticas, creada hacia 1736 por Leonhard Euler [1707-1783]. Este matemático prodigioso, uno de los escritores más prolíficos de la historia, inventó de la noche a la mañana la teoría de grafos al resolver el famoso problema de los siete puentes sobre el río Pregel en Königsberg, la ciudad que hoy se llama Kaliningrado. El problema consistía en averiguar si se puede pasar por los siete puentes sin cruzar más de una vez por cada uno de ellos.
Euler encontró que la pregunta formulada en el problema de los puentes de Königsberg debía responderse
por la negativa. Definió para ello dos conceptos:
1. Se dice que un grafo tiene un camino de Euler si se pueden trazar arcos sin levantar la pluma y sin dibujar más de una vez cada arco.
2. Un circuito de Euler obedece a la misma prescripción, con la exigencia agregada de finalizar en el mismo nodo en el que se comenzó.
Y Euler halló que:
1. Un grafo con todos los vértices pares contiene un circuito de Euler, sea cual fuere su topología.
2. Un grafo con dos vértices impares y algunos otros pares contiene un camino de Euler.
3. Un grafo con más de dos vértices impares no contiene ningún camino y tampoco contiene ningún circuito de Euler.
Por una vez, el futuro creador del enfoque hermenéutico, con el que casi nunca estoy de acuerdo, ha sabido poner el dedo en la llaga, aunque al razonamiento de Geertz puede que le falte una vuelta de tuerca. Cuando él dice que “ciertas clases de estructuras o relaciones” poseen “exigencias de orientación” universales, eso puede suceder no sólo porque ellas sean genéricamente humanas, sino porque resultan congénitas a la naturaleza estructural del problema, la cual puede que no implique “una sencilla razón”. Que yo haya escogido mi ejemplo de entre las ideas geertzianas no es casual. Lo que pretendo señalar es que, como sucede en otros abordajes interpretativos, está faltando aquí una inspección genuina sobre la naturaleza hermenéutica del problema y sobre la lógica de la pregunta que en función de esa naturaleza corresponde hacer.
Aun una leve reflexión sistemática sobre los constreñimientos estructurales de un problema ayudaría a evitar problemas recurrentes de la investigación sociocultural. Tres breves ejemplos de señalamiento de inferencias incorrectas formalmente evitables vienen aquí a cuento: el principio de Condorcet, el teorema de la imposibilidad de Arrow y la falacia de la personalidad modal de las escuelas de Cultura y Personalidad.
El teorema del Premio Nobel Kenneth Arrow (uno de los más distorsionados por lecturas simplistas después del teorema de Gödel) también tiene que ver con mecanismos de votación, o sea, que presenta un problema de decisión.
Lo que el teorema demuestra no es que no se puede pasar de lo
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