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HISTORIA SOCIAL DE LA MEDICINA Y LA SALUD


Enviado por   •  11 de Abril de 2015  •  Tesis  •  8.338 Palabras (34 Páginas)  •  324 Visitas

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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE PEREIRA

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

PROGRAMA DE MEDICINA

DEPARTAMENTO DE MEDICINA COMUNITARIA

HISTORIA SOCIAL DE LA MEDICINA Y LA SALUD

PROFESOR: Jesús Herney Moreno Rojas. MD. MSP

LOS MEDICOS DEL MAÑANA

TRABAJO INDIVIDUAL

OBJETIVO: Reflexionar sobre las características que debiera tener la formación del médico y la prestación de servicios de salud para la sociedad en el futuro cercano, a partir del examen de documentos que analizan e informan acerca del tema.

METODOLOGÍA: Leerá los documentos facilitados y buscará referencias sobre la práctica médica y sus características futuras para resolver las siguientes inquietudes:

a) Qué aspectos considera que han afectado negativamente la formación y la práctica médica en el pasado y en el presente?.

b) Cuáles aspectos serían necesarios tener en cuenta, respecto a cambios deseables que pudiesen mejorar la formación y práctica médica en el futuro?.

El trabajo, indicando la bibliografía revisada, se entregará el 13 de abril de 2015 a más tardar a las 12 pm. Enviar a jemoreno@utp.edu.co

DOCUMENTO 1

LA MEDICINA Y LOS MÉDICOS DEL MAÑANA

Dr. Halfdan Mahler

(Discurso pronunciado como Director de la OMS en Ginebra)

A pesar del tiempo, en mucho conserva su vigencia. (DOCUMENTO CLÁSICO)

No hace mucho tiempo, el Consejo Ejecutivo de la OMS presentó un informe devastador sobre el estado de los servicios de salud pública en el mundo. Redactado en términos vigorosos, el informe tenía una crítica abrumadora. Algunos pasajes de este documento pueden dar una idea del carácter inequívoco de esa crítica pues en el informe el Consejo Ejecutivo opinaba que “... en muchos países, los servicios de salud no se han mantenido a la par de los cambios de la población, ni en cantidad ni en calidad. Cabe suponer en cambio, que están empeorando”. Aunque se examinara esta situación con actitud optimista y se dijera que los servicios de salud están mejorando, el Consejo Ejecutivo considera que: “... se está al borde de una gran crisis que es menester encarar inmediatamente, por cuanto podría dar lugar a una reacción a la vez destructiva y costosa”.

El informe continuaba diciendo que “... al parecer, por diversas razones los pueblos sienten una gran insatisfacción respecto de sus servicios de salud. Esta insatisfacción se observa tanto en los países desarrollados como en el tercer mundo”. En el informe se sintetizaban las causas de este malestar en los siguientes términos “... la falta de satisfacción de las expectativas de los pueblos y la incapacidad de los servicios de salud para dar un nivel de cobertura nacional adecuado a las demandas explícitas de salud y las necesidades cambiantes de las distintas sociedades; una diferencia enorme en la condición de salud entre distintos países y entre distintos grupos dentro de los países a la cual no se pone remedio; el aumento acelerado de los costos, sin un mejoramiento visible y significativo de los servicios, así como la sensación de impotencia del usuario que, justa o erróneamente, estima que los servicios y el personal de salud se han embarcado en una trayectoria incontrolable y propia que acaso sea satisfactoria para las profesiones de salud, pero que no es lo que más desea el usuario”.

Con todo, si queremos comprender qué está ocurriendo y prever la futura evolución de la educación médica en todo el mundo, debemos echar una mirada al fundamento de la enseñanza en más de un millar de instituciones de todo el mundo donde se forman médicos. El cuadro que se nos presenta, a decir verdad, no es del todo alentador.

Al observador reflexivo de las escuelas de medicina le resultará inquietante percibir la regularidad con que todo el sistema educacional de estas escuelas está aislado con respecto a los sistemas de salud de sus países. En efecto, en muchos países las escuelas y facultades continúan siendo las proverbiales torres de marfil. Allí se prepara a los estudiantes según elevadas “normas académicas”, oscuras, mal definidas y de presunta vigencia internacional. Estas normas responden a lo que se percibe vagamente como necesidades del siglo XXI y olvidan - e incluso ignoran - las apremiantes necesidades de salud de la sociedad de hoy y de mañana.

En su mayor parte, las escuelas de medicina del mundo preparan a los médicos, no para ocuparse de la salud del pueblo, sino para un ejercicio profesional ciego a todo lo que no sea enfermedad y tecnología para combatirla. Esta tecnología que alcanza precios astronómicos y en constante aumento, está orientada hacia un número cada vez menor de personas que se suelen seleccionar, no tanto por la clase social o la riqueza, sino por la tecnología médica en sí misma, y con frecuencia se centra en las personas que se encuentran en las etapas finales de la vida. Estas instituciones preparan a los médicos para ocuparse de los casos raros que pocas veces se presentan, en lugar de enseñarles a resolver los problemas comunes de salud de la comunidad; los preparan para curar más que para preocuparse por el bienestar y la salud de los pacientes. Suelen olvidar que las soluciones técnicas deben responder a los objetivos sociales y no tratar de imponerlos. Ejercicio de la medicina ha llegado a ser virtualmente sinónimo de medicina curativa; los médicos se preparan principalmente para ocuparse de episodios mórbidos, prestando poca atención al hombre en su totalidad y a su interacción con la sociedad.

Muchas escuelas de medicina preparan a sus alumnos para un ejercicio profesional en el cual se supone que la “mejor” atención de salud es aquella en virtud de la cual el médico mejor preparado de la institución más especializada aplica todo el conocimiento de la medicina a todos los individuos. Sin embargo, en el contexto de esta hipótesis, la “calidad” puede conducir a un conflicto peligroso, en el cual las intervenciones de salud ascienden constantemente en la escala profesional al tiempo que la educación médica se insensibiliza ante las necesidades y problemas de salud y de la comunidad y se orienta hacia una tecnología onerosa cuya eficiencia y eficacia decrecen visiblemente.

TECNOLOGÍA DE LA ENFERMEDAD O EDUCACIÓN PARA LA SALUD

A todo esto hay que agregar que, en muchas escuelas de medicina, la educación propiamente dicha ocupa un lugar secundario en el orden de prioridades a pesar de la importancia que de palabra se le adjudica. Con mucha frecuencia, el éxito en la vida universitaria se refleja en afirmaciones como esta: “No se le puede negar el cargo pues ha publicado 103 investigaciones más que su rival” o “No podemos

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