ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Había una vez dos hermanas gemelas idénticas, Alison y Courtney


Enviado por   •  19 de Febrero de 2014  •  Síntesis  •  3.824 Palabras (16 Páginas)  •  315 Visitas

Página 1 de 16

Prólogo

Había una vez dos hermanas gemelas idénticas, Alison y Courtney. Ellas

eran iguales en todos los sentidos: Ambas tenían cabello largo y rubio, unos

grandes, limpios y redondos ojos azules, rostros en forma de corazón y

sonrisas ganadoras que podían derretir almas. Cuando tenían seis montaron

sus bicicletas violetas y rodaron calle abajo por la entrada de la familia en

Stamford, Connecticut, cantando “Frère Jacques” en una vuelta. Cuando

tenían siete se subieron al gran tobogán para niños juntas y se tomaron de

las manos durante todo el recorrido. Incluso cuando sus padres les dieron a

cada una su propia habitación con camas de princesas con dosel, las

encontraban dormidas en el mismo colchón individual con sus cuerpos

entrelazados. Todos decían que ellas compartían esa indescriptible

conexión de gemelas. Hicieron la promesa de que serían mejores amigas

por siempre.

Pero las promesas se rompen todos los días.

En segundo grado las cosas empezaron a cambiar. Al principio eran cosas

pequeñas: una mala mirada, un ligero empujón, suspiros indignados.

Entonces Courtney se presentó en la clase de Ali de los sábados insistiendo

que ella era Ali. Courtney se sentó en el escritorio de Ali en la escuela el

día que su hermana estaba enferma. Courtney se presentó a ella misma

como Ali al hombre del correo, a los nuevos vecinos con el cachorro, y a la

señora mayor en el mostrador de la farmacia. Tal vez ella fingía que era su

hermana porque Ali tenía un brillo extra, algo que la hacía notar. Tal vez

Courtney estaba celosa. O tal vez Courtney estaba siendo forzada. -Ali me

obligo a hacerlo- dijo a sus padres cuando fue descubierta. -Ella dijo que si

no fingía ser ella algo horrible me pasaría y a ustedes también.- Pero

cuando su madre y padre preguntaron a Ali si esto era cierto sus ojos se

abrieron como platos -Nunca diría algo como eso- respondió inocentemente

-Amo a mi hermana, y los amo a ustedes.

De repente, Courtney y Alison se encontraban gritando y peleando en el

patio del colegio en un recreo. Luego Courtney encerró a Alison en el baño

en la hora del almuerzo y no la dejó salir. Los profesores llamaron a los

padres de las niñas, con sus voces llenas de preocupación. Los vecinos

hacían entrar a sus hijos cuando Courtney pasaba, atemorizados de que

pudiera hacerles daño. El último aviso llegó en un perfecto día primaveral

cuando los padres encontraron a Courtney sentada arriba de su hermana

con las manos alrededor de la garganta de Ali. Llamaron a doctores,

pericias psiquiátricas fueron realizadas a ambas niñas. Alison mantuvo la

compostura, pero Courtney entró en pánico. -Ella lo inició, insistió, me

amenazó, ella quiere que me vaya.

Esquizofrenia paranoica, los doctores dijeron en tono grave, ese tipo de

cosas es tratable, pero solo con mucho cuidado. Le correspondía a Ali

tomar la decisión final, sin embargo, entre lágrimas, ella decidió que su

hermana debía irse. Y entonces un beneficio fue encontrado con Courtney

fuera, lejos de su familia, lejos de todo lo que conocía. Sus padres

aseguraron que ella estaría de vuelta en el hogar ni bien se recuperara, pero

las semanas pasaron, luego los meses, de repente Courney estaba

siendo...olvidada.

A veces, una familia es como una mazorca de maíz: Puede que se vea

perfecta por fuera, pero cuando le quitas la cascara, cada parte está podrida.

Con los DiLaurentis, la niña que aparenta ser la víctima posiblemente sea la

atormentadora. Enviar a Courtney lejos pudo haber sido un plan maestro de

Ali. Y tal vez, solo tal vez, todo lo que Courtney quería era lo que ella

merecía, una vida feliz.

Después de todo, esto es Rosewood, y estas son las gemelas más

misteriosas de Rosewood. Y como sabes, en Rosewood, las cosas nunca

son como se ven.

La primera cosa que Courtney DiLaurentis oyó cuando despertó la mañana

en que su vida cambió fue el reloj de la pared. Le estaba diciendo, en una

no tan sutil manera, que el tiempo estaba corriendo.

Ella miró alrededor del desconocido cuarto. Sus padres decidieron mudarse

de Stamford, Connecticut, hace unos años para evitar la vergüenza de poner

a una hija en un sanatorio mental. Se reubicaron en Rosewood, Pensilvania,

un sucio y rico suburbio a veinte millas de Filadelfia, donde incluso los

perros llevaban collares Chanel. Porque no conocerían a nadie cuando se

mudaran, entonces no tendrían que contarle a nadie sobre su loca hija

internada en un hospital psiquiátrico. Incluso cambiaron su apellido de

Day-DiLaurentis a simplemente DiLaurentis con la esperanza de mantener

alejados a los molestos vecinos de Connecticut.

La habitación de huéspedes en la que Courtney se encontraba olía a bolitas

de naftalina y tenía un viejo edredón a cuadros, una cómoda de mimbre tan

lamentable, incluso para la habitación de un manicomio y una pequeña

estantería llena de revistas de cocina y cajas marcadas como “impuestos” y

“declaraciones”. El armario estaba lleno de adornos navideños, agujas con

puntos hechos por su abuela, horrendos sweaters que ella no podía

imaginar a nadie usando, en fin, la habitación era un depósito para todo lo

que su familia quería olvidar, incluso Courtney.

Empujó y deslizó las mantas y caminó hacia el pasillo. La casa, una enorme

victoriana, había sido diseñada de una manera en donde la parte de arriba

daba a la gran sala. Alzó la mirada y logró divisar la cocina. Su hermano

mayor, Jason, estaba encorvado en la mesa con un tazón de Frosted Flakes.

Su hermana gemela, Ali, estaba revoloteando alrededor de la mesada, su

cabello estaba perfectamente rubio ondeando por su espalda, y su camiseta

rosa daba un limpio y saludable brillo a su piel. Ella levantó una pila de

periódicos y miró debajo de estos. Luego abrió el cajón de cubiertos y lo

cerró de golpe.

*Frosted Flakes: Cereal de desayuno creado por la compañía

Kellogg’s, conocido en Latinoamérica como Zucaritas.

-Alison, ¿Cuál es el problema?- preguntó la señora DiLaurentis, quien

llevaba puesto un vestido apretado color gris de Diane Von Furstenberg y

sandalias. Lucía como si fuera a una entrevista de trabajo en vez

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (25 Kb)
Leer 15 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com