¿Hasta qué velocidad puede moverse la gente? Basta ver a nuestro alrededor para darnos cuenta de que todo se acelera cada vez más. Pero no es solo una percepción, sino que esta aceleración es también un estilo de vida. ¿Hay un límite para la rapid

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¿Hasta qué velocidad puede moverse la gente? Basta ver a nuestro alrededor para darnos cuenta de que todo se acelera cada vez más. Pero no es solo una percepción, sino que esta aceleración es también un estilo de vida. ¿Hay un límite para la rapidez a la que podemos vivir?

En la actualidad, el mundo donde vivimos está regido por la tecnología y la economía, un mundo egoísta y globalizado, que se mueve cada vez más rápido debido al ritmo de vida, donde el sistema va cambiando para crear métodos y maneras de hacer las cosas en un menor tiempo: comida rápida, ejercicio en solo 15 minutos, realizar más trabajo en menor tiempo pero durante largas jornadas de trabajo, dormir de 4 a 6 horas diarias. 
Siempre se habla del ritmo de vida al que se vive, de la velocidad de la modernidad, y otras cuestiones por el estilo. Pero en medio de todo esto nos planteamos la siguiente pregunta:

¿Dónde podemos encontrar un poco de serenidad en esta naturaleza acelerada? 

El crecimiento de las ciudades nos dificulta estar en contacto con lo que se encuentra a nuestro alrededor, alejándolo de nosotros y no permitiendo percatarnos de lo que ocurre. El detenerse un instante, concentrar y reflexionar sobre cada decisión que nos ha llevado directamente al momento que vivimos puede resultar una de las tareas más difíciles de hoy en día.

Un ser humano, de cualquier clase social, puede contar con un perfil adecuado, con una rutina perfectamente controlada, calculada hasta el más mínimo detalle, haber nacido en un ambiente agradable con todas las comunidades y la educación necesaria, sin embargo eso no garantiza el éxito y la felicidad en esa persona.

Uno pasa de “descubrir las cosas día a día” a “tenerlas perfectamente controladas” en un instante. Mecanizar y adoptar la monotonía pasan a ser de primera instancia en nuestro vivir e inconscientemente restamos alegría a nuestra existencia.

No somos conscientes, esas palabras resumen la causa de ¿Por qué? Muchas cosas suceden o no suceden en nuestros planes de vida. Tropezamos, caemos, nos lastimamos y esperamos hasta aquel instante para decidir analizar nuestra situación, ser conscientes y plantearnos enmendar dicho error.

“No existen dos mañanas iguales, no existen dos días iguales” es de suma importancia recuperar los ámbitos que a lo largo hemos perdido o ignorado, vivimos en un mundo que funciona a base de la incertidumbre cada día con mayores exigencias. En un medio inestable e incontrolado, en un mundo saturado de información.

Hemos perdido el significado de las cosas y quizás de nuestra propia existencia, de generar y compartir alegría al realizar lo que nos gusta, nos apasiona. Las personas hoy necesitan más atributos, tales como: creatividad, autonomía y capacidad de innovar, plantearse metas, desafíos, pasión.

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