Histeria
Enviado por isa120alex • 10 de Junio de 2015 • Informe • 628 Palabras (3 Páginas) • 230 Visitas
La señorita Anna O., de 21 años cuando contrajo la enfermedad
(1880), parece tener un moderado lastre neuropático
a juzgar por algunas psicosis sobrevenidas en su familia extensa;
los padres son sanos, pero nerviosos. Ella fue siempre
sana antes, sin mostrar nerviosismo alguno en su período
de desarrollo; tiene inteligencia sobresaliente, un poder de
combinación asombrosamente agudo e intuición penetrante;
su poderoso intelecto habría podido recibir un sólido alimento
espiritual y lo requería, pero este cesó tras abandonar
la escuela. Ricas dotes poéticas y fantasía, controladas por
un entendimiento tajante y crítico. Este último la volvía
también por completo insugestionablc; sólo argumentos, nunca
afirmaciones, influían sobre ella. Su voluntad era enérgica,
tenaz y persistente; muchas veces llegaba a una testarudez
que sólo resignaba su meta por bondad, por amor hacia
los demás.
Entre los rasgos más esenciales del carácter se contaba
una bondad compasiva; el cuidado y el amparo que brindó
a algunos pobres y enfermos le prestaron a ella misma señalados
servicios en su enfermedad, pues por esa vía podía
satisfacer una intensa pulsión. — Mostraba siempre una ligera
tendencia a la desmesura en sus talantes de alegría y
de duelo; por eso era de genio un poco antojadizo. El elemento
sexual estaba asombrosamente no desarrollado;^ la
enferma, cuya vida se volvió trasparente para mí como es
raro que ocurra entre seres humanos, no había conocido el
amor, y en las masivas alucinaciones de su enfermedad no
afloró nunca ese elemento de la vida anímica.
Esta muchacha de desbordante vitalidad espiritual llevaba
una vida en extremo monótona, y es probable que el modo
en que ella se la embellecía resultara decisivo para su enfermedad.
Cultivaba sistemáticamente el soiíar diurno, al que
llamaba su «teatro privado». Mientras todos la creían pre-
1 [Fraud citó esta oración, aunque no verbatim, en una nota al
pie de Tres ensayos de teoría sexual (1905Í/), AE, 7, pág. 149, y en
la Presentación autobiográfica (1925(/), AE, 30, pág. 22,]
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senté, revivía en su espíritu unos cuentos: si la llamaban,
estaba siempre alerta, de suerte que nadie sospechaba aquello.
Esa actividad trascurría junto a los quehaceres hogareños,
que ella cumplía de manera intachable. Informaré luego
sobre cómo esa ensoñación habitual de la mujer sana pasó
directamente a la enfermedad.
El ciclo de la enfermedad se descompone en varias fases
bien separadas; ellas son:
A. Incubación latente. Desde mediados de julio de 1880
hasta
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