Historia Del Tenedor
Enviado por elizabethmalik • 9 de Noviembre de 2013 • 443 Palabras (2 Páginas) • 348 Visitas
Pese a los tímidos intentos de introducir la costumbre del uso del tenedor desde principios del siglo XI en Europa, no se generaliza hasta ya entrados en el siglo XVIII o principios del XIX, las razones de esta tardanza son achacables a múltiples causas, desde las puramente religiosas hasta sociales e incluso políticas.
Europa, y por añadidura toda la civilización occidental, ingería los alimentos sólidos utilizando una herramienta simple pero efectiva, sus dedos. No interpretemos este acto como bárbaro como intentan mostrarnos en las películas sajonas. El Europeo tenía sus reglas o etiquetas a la hora de sentarse a la mesa, era de educación tomar los alimentos con las puntas de los dedos, sin llenar las manos o la cara según Ovidio. Por otra parte los alimentos, en especial la carne, ya venía a la mesa cortados en pequeñas porciones y hasta el cuchillo era innecesario.
Por lo menos las clases elevadas exigían pulcritud y elegancia a la hora de comer, era imperdonable, por ejemplo, chuparse los dedos y era norma limpiarse las manos en los aguamaniles después de cada plato o como mínimo al finalizar la comida. Un primer código de buenas maneras para los comensales se le deben al rey Enrique III de Francia y es digno de citar un fragmento de tratado editado en 1.545 por Jean Sulpice y titulado Libellus moribus in mesa servandis: Toma la carne con los tres dedos y no la lleves a la boca en grandes pedazos. No tengas demasiado tiempo las manos en el plato.
En el siglo XVII era considerado un exquisito refinamiento la costumbre de ciertas damas de comer con los guantes puestos, la reina Ana de Austria, famosa por sus blancas manos, comía graciosamente con los dedos enfundados en elegantísimos guantes.
Por último, y antes de entrar en el invento del tenedor, citaremos un pasaje de Erasmo de Rotterdam de su tratado de Civilidad: En vez de chuparse los dedos o de limpiárselos en la ropa después de comer, será más honesto secarlos en el mantel o la servilleta.
El tenedor llegó a Europa procedente de Constantinopla a principios del siglo XI de la mano Teodora, hija del emperador de Bizancio, Constantino Ducas. Lo llevó a Venecia al contraer matrimonio con Doménico Selvo, Dux de aquella república. Pero Teodora para sus contemporáneos era tachada, por ésta y otras refinadas maneras orientales, como escandalosa y reprobable y hasta San Pedro Damián amonestó desde el púlpito estas extravagancias, llegando a llamarlo instrumentum diaboli ya que era harto difícil comer espagueti, macarrones o tallarines con semejante instrumento.
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