Historia de muñecas
Enviado por ntd92 • 17 de Febrero de 2014 • Tesis • 3.745 Palabras (15 Páginas) • 224 Visitas
Cualquier viaje al mundo de los títeres, ya sea el de nuestros días, ya el que nos describe la historia, puede ser considerado desde varios puntos de vista. Uno de ellos, el más frecuente, es el de la simple curiosidad, esa especie de actitud turística con que solemos complacernos ante lo extraño o lo raro que nos ofrece la vida. El carácter exótico y pintoresco que presenta el mundo de los títeres muy propicio y tentador para que lo miremos con ojos de turista. Muchos viajeros ilustres de la cultura nos han deleitado en diversas épocas con estas excursiones, no pocos se han apasionado con ellas y más de uno nos ha dejado valiosos testimonios de su experiencia. Sus notas, descripciones y narraciones se han convertido así en provechosos documentos para quienes se dedican a investigar la historia de los títeres. Lamentablemente, lo que ocurre a menudo es que esos materiales sean usados con fines periodísticos, sobre todo como cosa pintoresca, y deglutidos sin masticar por muchos aficionados al arte de los títeres.
Otra actitud, más estricta y crítica, es la de acercarse a esas informaciones y referencias sobre el mundo de los títeres con el propósito de indagar en la esencia y características de esta forma de arte, a fin de extraer conclusiones que nos ayuden a comprenderlo mejor. Semejante aproximación al arte de los títeres encierra, sin embargo, muchos peligros.
Si nos ponemos a investigar ese mundo complicado con ánimo de averiguar qué es el títere, la primera impresión resultará desalentadora. Es tal la variedad de muñecos, tan diversas sus formas, tan numerosos los materiales utilizados para construirlos y las técnicas para moverlos, que el solo intento de agruparlos por algunas características semejantes será trabajo bastante engorroso. Con el agravante de que, una vez descubiertas las pautas aparentemente ideales, se nos aparecerá un títere o un grupo de títeres que no entre en ninguno de los casilleros tan laboriosamente construidos. A esto se debe, sin duda, la existencia de tantas definiciones y clasificaciones no solo confusas, sino contradictorias.
¿Qué es el títere?
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define a los títeres como “figurillas de pasta u otra materia, vestidos y adornados que se mueven con alguna cuerda o artificio”. Esta definición ha de ayudarnos a concebir el origen de los títeres, ya que comprende en su género a cualquier material para realizarlo y también todo sistema que permita su movimiento.
El origen de esta palabra viene de muy lejos y es admitido como muy probable que naciera del ti-ti-ti provocado por una lengüeta metálica que caracterizó a los títeres durante siglos.
Según Margareta Niculescu la definición mas acertada es: “El títere es una imagen plástica capaz de actuar y representar”. En primer lugar, Margareta nos dice que el títere es una imagen plástica, “imagen” es un vocablo que tiene varias significaciones:
Es la representación de un objeto en pintura, escultura, etc.
Indica semejanza.
Es sinónimo de símbolo y figura.
Alude a lo que se refleja en un espejo o en la mente.
También quiere decir metáfora.
Cuando hable de “plástica” es la materia susceptible de ser formada, modelada; por eso se llaman artes plásticas a las que forman su objeto dibujando, pintando, modelando, esculpiendo o tallando en la materia especifica de su creación. “Imagen plástica” alude, pues, al títere en su condición de objeto material creado como representación de algo, representación que con frecuencia se consigue a través de una semejanza, llegando en ocasiones a tener el valor de un símbolo y siempre el de una metáfora. Al llamarlo así, la definición no lo limita físicamente, no lo condiciona a características secundarias de dimensión, forma o movimientos. La condición aparece en la segunda parte de la definición, es decir, cuando le pide que sea capaz de actuar y representar. El ámbito natural del títere es el teatro, sacar al títere del teatro es convertirlo en cualquier otra cosa: figurilla, estatua, artefacto…, en fin, un simple objeto sin vida propia, por más animas que les metamos dentro, ya sea con la mano o con cualquier artificio. Si un títere no demuestra sus aptitudes en el escenario, podrá ser muy hermoso en su forma o ingenioso en su factura, pero nada más. Porque si no es apto para cumplir su función en el lugar y en el tiempo en que le toque actuar, ningún títere puede aspirar a ser un digno sucesor del mitológico Adi Nat, aquel primer muñeco que salió de la boca de Brahma, el creador. De la misma manera, el artista que lo construya o lo mueva, tampoco podrá merecer el nombre de titiritero, que en el Japón significa “apto para dar vida a la madera”.
Si analizamos el origen y la evolución del arte de los títeres orientando nuestra búsqueda en ese sentido, veremos que siempre se los ha usado en público, han sido mostrados a los demás, exhibidos ante la gente para que ésta los vea moverse. Es decir, el arte de los títeres siempre se ha manifestado como un espectáculo. Las razones, motivos o finalidades de tal exhibición han sido muchos y diversos: mágicos, religiosos, estéticos, educativos o simplemente lúdicos. Sin embargo, el que acabamos de anotar es un rasgo característico esencial, que lo identifica en el cuadro de la cultura humana, desde sus orígenes, a través de todas las épocas y en todas partes, cualquiera sea la índole del muñeco, sus formas, los procedimientos artísticos o técnicos para realizarlo o moverlo.
El arte de los títeres puede ser religioso o profano, popular o culto; puede utilizar muñecos corpóreos o planos, grandes o pequeños, movidos directamente a mano o por medio de varillas o de hilos; puede ser obra de un solo artista o de un grupo numeroso de artistas o técnicos; puede ser ambulante o estable, presentado al aire libre, en ferias o paseos públicos, o en un local instalado con los más modernos equipos técnicos de su época… sin embargo, siempre asumirá el carácter de una exhibición ofrecida por una persona o un grupo de personas a un público reunido para presenciar la exhibición.
Hay varios tipos de títeres dependiendo de su forma de utilización y material del que está hecho:
Títeres de Guante: es el que se calza en la mano como un guante. También se lo conoce como “títere de cachiporra”, “títere de mano” y “títere de puño”. Para su movimiento se introduce el dedo índice en la cabeza del muñeco y los dedos mayor y pulgar en las manos, asomando medio cuerpo por el escenario. Es el más sencillo, práctico, económico y pedagógicamente el más apto para
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