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Historia del vino. El origen de la vid


Enviado por   •  23 de Octubre de 2012  •  Ensayo  •  2.737 Palabras (11 Páginas)  •  796 Visitas

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Historia del Vino

El ORIGEN DE LA VID

Las civilizaciones y culturas a lo largo de la historia han tenido una relación muy especial con el vino: ritos, ceremonias y celebraciones lo han tenido como protagonista. Pero más allá de estas relaciones, lo cierto es que hay que buscar el origen de la viticultura en pruebas concretas. Los fósiles más antiguos que se conocen corresponden al período terciario, unos cincuenta millones de años antes de Cristo. Restos del Cuaternario fueron encontrados en varias regiones de Europa Occidental, pero no se sabe si son realmente ellas las plantas que se reprodujeron después, pues podrían haber desaparecido en los períodos glaciares.

Lo que sí es un hecho innegable es que las vides fueron conocidas primero por los asiáticos - específicamente los semitas de Mesopotamia -, luego la descubrieron egipcios, griegos y finalmente el Lacio (Italia), donde se generalizó al resto de Europa. Se trataba de culturas que alcanzaron cierto grado de desarrollo, característica necesaria para la existencia de algún tipo de destilado alcohólico. A su vez, los primeros cultivadores de vides tuvieron la necesidad de plantar sus viñedos cerca de los ríos navegables, para facilitar sus traslados. Ello se transformó en una feliz coincidencia, porque resultaron ser las mejores tierras para ese fin.

Hace cuatro mil años el vino se producía en forma abundante en Egipto. Se conservan rastros de su utilización hasta en las dinastías más antiguas: el pueblo lo consumía en ocasiones religiosas y los sacerdotes y guerreros lo disfrutaban diariamente. Incluso se han encontrado vestigios de vinos etiquetados, “en el año 30, los buenos vinos del bien regado terreno del templo de Ramsés II en Per-Amón. Bodeguero: Tutmes”. El Método que utilizaban consistía en colocar las uvas en un saco que luego se retorcía por medio de dos palos, cayendo el jugo en un recipiente, o bien pisaban las uvas hasta obtener caldo.

En la misma época, un personaje llamado Yu introdujo la elaboración del vino en el Imperio Chino. La leyenda señala que cuando el Emperador lo probó y al embriagarse intuyó que afectaría a su pueblo, ordenó el destierro de Yu.

El Ambito Europeo

Es sabido que los primeros viajeros que fueron poblando el planeta -especialmente los griegos- plantaron cepas en las nuevas tierras para evitar el traslado del vino durante semanas en sus barcos. Se supone que así ocurrió en los casos de Francia y España y luego se repetiría con la llegada de los españoles a América y de los portugueses a Japón y Sudáfrica.

Dionisio fue conocido como el dios de la vid y el vino, por haberle enseñado viticultura al hombre. En su honor se realizaban orgías que, con el tiempo, se transformaron en fiestas bucólicas campestres y derivaron luego a Roma con el dios Baco. Incluso en esa época ya eran conocidas ciertas virtudes del vino, mientras fuera tomado con moderación.

En Roma el vino era objeto de culto y su consumo estaba prohibido a las mujeres. Era de una calidad muy inferior a la que se aprecia hoy en día, pero ya se conocía el método de guarda. El problema surgía cuando éstos se avinagraban, de manera que luego de las vendimias transcurrían largos períodos de escasez. Los romanos eran caldos tan rudimentarios que a veces era necesario agregarles hierbas y resinas o especias, miel y frutas para mejorar su calidad.

Cuando Julio César conquistó la Galia los romanos comenzaron a usar barriles cerveceros de madera para el transporte de sus vinos. A su vez, en esta zona se iniciaron los cultivos de viñas, expandiéndose luego a Borgoña, Champagne y el sur de Inglaterra. Bajo el reinado de Domiciano muchas de estas parras se destruyeron para plantar trigo, en vísperas de la época del hambre. Las invasiones bárbaras las extirparon casi por completo, pero ya con CarloMagno la situación se revirtió y se plantaron viñedos en Francia, Inglaterra, España y Alemania. Es importante señalar que el consumo de vino era generalizado a todo nivel, lo que parece ser comprensible imaginando las condiciones sanitarias y el suministro de agua de la época.

Las principales regiones productoras de vino eran las cercanas al mar Mediterráneo, puesto que el clima más suave y una insolación de mayor grado favorecían el cultivo de las viñas. Al producirse vinos de mayor graduación alcohólica su conservación resultaba más fácil y por lo mismo, su transporte y comercialización. Por esto la expansión de la viticultura a lo largo del tiempo siempre ha estado circunscrita a las latitudes de 30 y 50 grados en ambos hemisferios.

En el ámbito religioso, uno de los mayores incentivos para que el cristianismo plantara viñas tenía relación con su culto y esto llegó a tales términos, que las congregaciones religiosas pasaron a ser las depositarias de la cultura vitivinícola. Incluso llegaron a definir nuevas variedades. Los franciscanos, dominicos y benedictinos perfeccionaron los sistemas de vinificación y posteriormente, hasta el siglo XIX, el avance de las ciencias y de la química agraria la convirtieron en una de las industrias más prósperas.

La Viticultura en América

El vino inició en las antiguas culturas una cruzada que finalmente se extendería al continente americano. Se dice que cuando el vikingo Leif Erikson llegó al continente encontró viñas en estado salvaje, “… de aspecto tan lujuriante que Erikson llamó la región Vinland o país del vino, como han transmitido las sagas nórdicas a través de los siglos.” Pero lo concreto es que, según documentos del Archivo de Indias, en el segundo viaje de Cristóbal Colón a las Antillas se introdujo la Vitis vinifera.

Los primeros intentos de plantación de la vid fracasaron por problemas climáticos y de adaptación, pero años más tarde se consiguió buenos resultados, esta vez en tierras de mayor altitud. Un obstáculo difícil de sortear fue el traslado de las plantas desde España, que finalmente se solucionó transportando grandes tinas de madera -que se rellenaban con tierra- sobre la cubierta de los veleros, a fin de que resistieran los tres meses que duraba la travesía hasta el nuevo continente.

La producción de vinos americanos comenzó paralela a la conquista española, pues la ocupación del territorio, “en nombre del Rey y de Dios”, no podía desarrollarse sin la evangelización y el vino para los sacramentos. La elaboración de vinos de las órdenes religiosas obedeció además a la necesidad de mantener a los conventos y producir un excedente para el mercado. A medida que cada establecimiento o misión era fundado se plantaban viñas en sus alrededores. Las haciendas

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