IMPACTO DEL TELÉFONO CELULAR EN LA ARQUITECTURA

IMPACTO DEL TELÉFONO CELULAR EN LA ARQUITECTURA

Mi cuestionamiento entorno a la arquitectura es; ¿La arquitectura se está degradando? Volviéndose objeto de consumo para de igual forma perder su función esencial como es el habitar.

“Compro… luego existo como sujeto”

Esto nos lleva a un fetichismo, pensando en que al adquirir un producto con “grandes virtudes” podremos resolver todos nuestros problemas. Mientras que esto debiera ser todo lo contrario ya que considero que son o al menos deberían ser las personas las que le dan vida y  un sentido a la arquitectura con su forma de habitar y su manera de apropiarse del lugar.

Bauman1 nos dice, que el moderno consumismo líquido se caracteriza por una negociación del significado del tiempo. Es tanto el tiempo que ocupamos en los dispositivos móviles como el celular que no nos damos cuenta de lo que pasa a nuestro alrededor sustituyendo la confrontación, el debate y la reflexión de los espacios por bits de sonido y fotografía.

No es la posibilidad de conexión la que hace tan exitosas a las redes de comunicación, sino precisamente la posibilidad de desconexión en el momento que se desee.  Los usuarios reemplazan la relación directa y visual, así como la apreciación y observación de los objetos arquitectónicos con distractores electrónicos y virtuales.

La vida va demasiado deprisa que tratamos de ocuparla con tecnologías que son aún más eficientes, tratando de abarcar todo en un instante, almacenándolo para nunca ser reflexionado.

Actualmente hechos como la “Selfie”,  muestran un simple estatus y una moda, en donde no importa el espacio presenciado y sus factores, sino la única acción de “estar” aunque no estemos siendo conscientes de todo lo que perdemos encontrándonos en una realidad individualista y no palpable.

Considero que esto conlleva a un cambio radical en la arquitectura donde lo más importante es el exterior y su sentido estético, volviéndose superficial y  dejando de habitarlo completamente.

Es aquí donde entra una sociedad de consumo, la que se caracteriza por una falta de nitidez entre el objeto consumido y quien lo consume, encontrando escasa vinculación e interacción entre los objetos arquitectónicos y los usuarios.

Se empieza a crear cierta deshumanización, estamos dejando de habitar los espacios de una forma consciente para estar presentes en escenarios irreales en tiempo y forma.

Es de notarse que el teléfono móvil y los factores que implica generan efectos negativos en la vida de los seres humanos. Pero aún más lo hace el consumo y en buena parte el consumismo.

Más que comunicarnos con los demás los estamos haciendo a un lado, en nuestro intento por acercarlos hemos dejado de relacionarnos y de vincularnos con las personas a quienes estimamos.

Nos estamos volviendo simples productos, nos estamos vendiendo para ser aceptados y encajar en un estatus, y lo más importante es que estamos perdiendo la noción de las cosas, del tiempo en que vivimos y el lugar en que nos encontramos.

Hemos dejado de observar, de apreciar y de habitar lo que está hecho para nosotros.

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