INTEGRACION LATINOAMERICANA (Reparado).docx
Enviado por ibad • 20 de Julio de 2013 • 5.276 Palabras (22 Páginas) • 329 Visitas
I N D I C E
Pagina
INTRODUCCION…………………………………………………… 3
INTEGRACION LATINOAMERICANA………………………….. 4
ASPECTOS DE LA INTEGRACION……………………………… 8
INTEGRACION COMO PROPOSITO……………………………. 10
TIPOS DE INTEGRACION………………………………………… 15
LAS TENDENCIAS EN AMERICA LATINA……………………… 17
CONCLUSIONES………………………………………………….. 20
ANEXOS……………………………………………………………. 23
BIBLIOGRAFIA……………………………………………………… 27
I N T R O D U C C I O N
La integración latinoamericana, llamada también unidad latinoamericana, es el conjunto de acciones que tienen como finalidad consolidar la integración de los países de América Latina y el Caribe acorde a sus similitudes; éstas pueden ser políticas, sociales, económicas, culturales, religiosas, lingüísticas, ideológicas, geográficas, etc.
Estas acciones suelen ser convenios entre las diversas repúblicas que conforman el subcontinente, en los cuales se realizan, se renuevan o se eliminan los diversos acuerdos acordados. Tales acuerdos tienen fines diplomáticos, económicos y políticos
Analizaremos en forma más amplia este tema para aumentar nuestro conocimiento y capacidad para manejarlo.
INTEGRACION LATINOAMERICANA
La década de los '60, marcó el inicio de los procesos integrativos en América Latina; esos que, en los últimos 36 años han dado lugar a una vasta bibliografía por parte de los técnicos y académicos, sea para criticarlos o para apoyarlos, así como han servido para encender el discurso bolivarista de los políticos latinoamericanos que los apoyaron, o las críticas de los pseudo nacionalistas que consideraron y consideran que integrarnos implica ceder una porción importante de nuestra soberanía nacional.
El porcentaje mayor del discurso académico y del discurso político, ha girado alrededor del tema "integración sí", "integración no", de los aspectos "institucionales de la integración", o de las "críticas" sobre la forma u orientación que llevaba hasta el momento la integración; pero en ningún caso se habló de la "integración para qué" o "integración para quién" que, a nuestro criterio, es el punto de partida y el eje alrededor del cual debe girar todo el proceso integrativo.
En definitiva, la integración se ha tomado como un "objetivo en sí mismo" y no como un instrumento para el logro de los verdaderos objetivos de los Estados de la región; esto es, la autonomía de desempeño, la búsqueda de mecanismos que permitan a la región salir de su estado de dependencia; la realización de proyectos conjuntos, la coordinación de políticas; etc..
Al decir esto último, nos adelantamos a contestar el "para qué" de la integración. Resulta evidente que los Estados de la región carecen de la suficiente viabilidad individual, como para afrontar ciertas tareas u objetivos, y al actuar en forma fragmentada en los procesos de negociación con terceros Estados o en Organizaciones Internacionales, ven debilitadas sus posibilidades de alcanzar sus objetivos, quedando siempre sujetos a las decisiones adoptadas por los más poderosos.
Cuando hablamos de integración, siempre la vemos como un proceso institucionalizado, sin advertir que la comunidad internacional como un todo, o los distintos bloques -el Oriental o el Occidental- mientras existió el sistema bipolar, fueron sistemas integrados. La división internacional del trabajo o de la economía es una forma integrada -en forma vertical y coercitiva- de establecer decisiones y tareas distintas a cada uno de sus miembros, acorde con sus recursos y capacidades tecnológicas y de poder, y está estructurada alrededor de una serie de reglas claramente definidas, no establecidas, desde ya, por los países carentes de poder de decisión. A título ejemplificativo, los Acuerdos de Bretton Woods -y su resultante, el FMI (Fondo Monetario Internacional) y el BM (Banco Mundial)-, el GATT, hoy la OMC (Organización Mundial de Comercio), el Club de París, las UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo), son los instrumentos que han estructurado o estructuran la forma en que se dan las relaciones entre sus miembros, y también se encargan de sancionar a quienes no cumplen sus decisiones.
Resulta obvio que este sistema de integración es desigual, y que dentro del mismo es necesario establecer otros sistemas de integración no "verticalistas" en sus decisiones, para poder sumar capacidad negociadora y modificar de esta manera, reglas del juego que resultan desfavorables a los países de la región.
Esto nos lleva a la segunda pregunta: el "para quién" es la integración, vista como proceso de autonomización. Si vemos a la integración como un objetivo en sí mismo, como un mero proceso desarrollista y comercialista, pero dentro de las mismas pautas establecidas por la división internacional de la economía, es probable que aumentemos el intercambio comercial intrarregional, pero también estamos ampliando el mercado para aquellos que "controlan" a la región, sea en forma directa, o a través de subsidiarias de empresas multinacionales o transnacionales o de la banca privada transnacionalizada que opera en la región. Un sistema de integración como el vigente en América Latina, en el que las pautas y mecanismos establecidos están insertos dentro del esquema de la división internacional del trabajo y la economía (con excepción del caso del Pacto Andino, en sus orígenes, aunque actualmente está prácticamente desarticulado), continúa manteniendo a la región en una relación de dependencia en vez de contribuir a la autonomía.
Dentro de este modelo se inscribe, incluso, el MERCOSUR, ya que los procesos industriales vigentes son más competitivos que complementarios; gira alrededor del intercambio comercial especialmente, y no hay objetivos comunes de desarrollo industrial o tecnológico, como los encarados por la Comunidad Económica Europea -hoy Unión Europea- desde sus comienzos. Además, pareciera que la posición del gobierno argentino es más partícipe del ingreso de Argentina al NAFTA, o de la creación de un Área de Libre Comercio Americana (ALCA), que de compartir
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