Inca
Enviado por marsfhi • 6 de Junio de 2015 • Informe • 1.815 Palabras (8 Páginas) • 192 Visitas
La época pre inca tuvo una práctica médica basada mayormente en la cirugía y la exploración de las enfermedades mediante aquella técnica, así tenemos el ejemplo más resaltante que fue las trepanaciones craneanas donde tuvo su mayor auge en la cultura Paracas.
La magia tiene una gran importancia en la medicina de nuestro antiguo Perú, se dice que cada acto médico era acompañado de rezos y conjuros mágicos.
Los incas tenían un amplio conocimiento sobre la medicina natural, quiere decir que sabían los beneficios de cada producto mayormente de origen vegetal. Algunos ejemplos de plantas medicinales son las semillas del huairuro, las semillas de vilca, la resina del molle contra la depresión y la coca con sus efectos anestésicos para aliviar el dolor.
Algunas enfermedades estuvieron envueltas por la ansiedad y temor, según los cronistas era rara la forma en q se desarrollaban, ya que no se enteraron de que estas eran físicas y no somáticas.
Por ejemplo, la TBC: el imperio incaico conocía los climas de altura como saludables y los climas de la "yunga" o llanas como "pestilentes”, se dice que en época de guerra en el incanato hubo agresiones climáticas.
El instrumento quirúrgico empleado era el TUMI, objeto en forma de "T" cuyo extremo afilado al imprimirle movimiento de rotación o vaivén abría surcos en las partes blandas o en el hueso, produciendo pedidas de substancias circulares en las trepanaciones craneales. Broca comprobó ya en 1818 que los trepanados habían sobrevivido y el Dr. Esteban D. Rocca, efectuó en 1964 una operación demostrando que podía trepanarse con el TUMI. Miembro de la Academia Boliviana de Historia de la Medicina. Capitulo Oruro. Dr. Nelson Mena Caballero Cuchillos o láminas de obsidiana y silex, fueron encontrados por Tello en las Necrópolis de Paracas, además de apósitos de hilas de algodón, semejantes a la gasa actual.
Trepanaciones Craneanas en el Perú:
Los primitivos cirujanos de la costa del Perú (Cultura Paracas) practicaron hace
más de 1000 años (aprox. Siglo V d.C.) operaciones casi imposibles sobre las cabezas de los mutilados en la batalla, heridas que hoy en día, en un alto porcentaje, provocarían la muerte; y que en cambio, fueron sanadas con éxitos hace más de 10 siglos. Aparentemente las técnicas exitosas que usaban incluían orificios circulares obtenidos por fricción, ello debido a que los cráneos encontrados evidenciaban crecimiento óseo alrededor de la zona de craneotomía (trépano).
Las técnicas de estos cirujanos de conocimientos asombrosos se perdieron para siempre; una medicina imposible para un tiempo en que la ciencia estaba todavía en pañales. Todo un misterio que sobrecoge en pleno siglo XXI a los profesionales de la salud.
Médicos Mochicas
La defensa y la prolongación de la vida ha sido la principal preocupación del hombre de todos los tiempos, atrajo la atención y suscitó los esfuerzos de los antiguos peruanos del Perú (Ancash, Lambayeque, La Libertad), donde desarrollaron la Cultura Mochica quienes, con espíritu científico, descubrieran las propiedades curativas de los metales, plantas y animales, hasta lograr establecer instituciones o profesionales exclusivamente dedicados a la defensa de la salud. Los ceramios nos han reservado noticias interesantes acerca de las enfermedades que los aquejaban y los procedimientos de curación que empleaban, los mismos que por sí solos revelan el alto nivel de su medicina.
A través de la cerámica mochica se ha logrado evidenciar que estos celebres médicos mochicas eran de ambos sexos. Las “médicos” mujeres eran de edad madura, normalmente sentadas en el suelo con las piernas cruzadas, de rostro severo y de prendas de vestir que aunque eran cortas, manifestaban a través de la manera en que estas eran llevadas, aires de superioridad y de elegancia, a su lado se evidenciaban cajas de medicamentos, amuletos y utensilios de curación. Los “médicos” hombres eran más bien de edad adulta, pero igualmente que las mujeres en su forma de sentarse y de vestir, incluso más lujosas, variadas y vistosas, eran sin duda de una jerarquía alta dentro de la sociedad moche. Al lado de estos, las famosas “chinganas” que son usadas como sonajas por los curanderos de hoy en día.
La manera como curaban a los enfermos está fielmente expresada en la cerámica: el paciente, completamente desnudo, era colocado en posición dorsal, y ocupaba el frente del curandero o curandera. Esta forma de auscultación al desnudo constituía la mejor manera de diagnosticar el mal y determinar su tratamiento. Entonces el curandero aplicaba las manos sobre el cuerpo del enfermo en las regiones adoloridas o inflamadas; luego, cerraba los ojos y con la cara hacia lo alto, en actitud de invocación, procedía a indagar la causa de la enfermedad y a descubrir el camino más seguro para combatirla. En la conciencia de estos antiguos curanderos influía lo sobrenatural y lo maravilloso. Sus invocaciones tendían, por lo tanto, a excitar el ánimo del enfermo y a lograr su confianza para que éste se resignara después, lleno de fe, a todo cuanto con él hiciera o le administrase su presunto galeno. Por consiguiente, en toda curación regía una poderosa influencia sugestiva, a más de las bebidas de propiedades hemostáticas, analgésicas, euforbiáceas, diaforéticas, entre otros, que se obligaba a tomar al paciente en procura de extirpar sus dolencias.
El pueblo consideraba a los curanderos como seres sobrenaturales. La recuperación de la salud fue un fenómeno que debió influir mucho en sus creencias y en su fe. Sus medicaciones están estrechamente unidas a los poderes curativos de las plantas y a una serie de actos a los que se les daba origen sobrenatural. Entre las principales enfermedades que fueron plasmadas en la cerámica mochica destacan el bocio, el exoftalmos y el mixedema, que evidencia una patología
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