JUVENTUD Y PARTICIPACIÓN POLÍTICA EN GUERRERO: NUEVAS PERSPECTIVAS.

JUVENTUD Y PARTICIPACIÓN POLÍTICA EN GUERRERO: NUEVAS PERSPECTIVAS.

Adriana B. Flores Vázquez^[1] 

José Luis García García^[2] 

Guerrero es uno de los estados de la república que cuentan con un amplio catálogo de fenómenos sociales; pobreza extrema, altos niveles de marginación y el acceso restringido a los servicios de salud, educación, vivienda, seguridad pública, entre otros, son escenarios potencialmente conflictivos que han generado inestabilidad en el panorama social y político de la entidad. Esta crisis, generada por múltiples factores ha acrecentado la brecha de desarrollo en relación a los demás estados de la república y ha colocado a la entidad en el último escalón de prácticamente todos los indicadores de competitividad existentes.

Las causas de estas patologías sociales se entienden desde el profundo rezago histórico que aqueja a la entidad; Guerrero ha sido castigado sistemáticamente por políticas de estado injustas, compensatorias y paternalistas que emanan desde el ámbito municipal, estatal y federal; la estructura política de la entidad nunca ha estado a la altura de las necesidades sociales y la resistencia ante las constantes omisiones por parte de dicha estructura es a todas luces insuficiente. Porque a pesar de ser considerado como un estado indómito, aguerrido y rebelde pocas cosas han cambiado, el estado en esencia permanece inerte.

¿Qué hay que hacer para cambiar? Hay un número indeterminado de respuestas, cada disciplina científica ha establecido sus categorías de análisis para contestar esta sencilla pregunta, nosotros desde las ciencias sociales retomamos una: la participación política. Esta se define como la intervención de la sociedad en asuntos públicos o de interés general. Los ciudadanos participan “en la consulta, discusiones, planteo de propuestas y todo tipo de actividades en las cuales se interrelacionan el Estado y los ciudadanos para el progreso de la comunidad” (Guillen et al, 2009, p179).

La ciudadanía debe ejercer su derecho a participar en asuntos públicos para influir en el ámbito social, económico y político, solo así la Democracia tiene posibilidades de establecerse como un sistema político congruente con las necesidades de todas las personas. “En cierto modo la participación política es un vocablo que va unido al término “democracia” ya que para considerar legítima a la democracia se necesita de la participación política” (López et al, s/f, p9).

Una parte fundamental de esa ciudadanía son los jóvenes; en México existen, según cifras del Instituto Mexicano de la Juventud y la Secretaría de Desarrollo Social más de 38 millones, lo que representa casi un tercio de la población total, en Guerrero los porcentajes son similares, una tercera parte de la población es joven, lo que se traduce es más de 1 millón de personas. Se considera joven a toda aquella persona en un rango de edad entre los 15 y los 29 años; históricamente este sector poblacional ha buscado medios para hacerse escuchar e influir en temas públicos y de interés general, sin embargo la acción coercitiva desde el Estado y sus aparatos represivos e ideológicos ha sido un común denominador.

Hoy en día los candidatos a puestos de elección popular de los distintos partidos políticos en el estado recurren a la promesa fácil; uno de los grupos vulnerables en términos políticos y por tanto susceptibles a estas promesas que se transforman en falacias son los jóvenes. Estos participan de manera activa y dinámica en campañas con el objetivo de que sus peticiones sean escuchadas y atendidas, más que por convicción ideológica lo hacen por necesidad económica “Las palabras que definen la condición de los jóvenes son: exclusión, desencanto, incertidumbre y desmotivación por alguna participación política” (Villegas, 2012, p7).

...