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Jurisprudencia


Enviado por   •  19 de Mayo de 2013  •  1.565 Palabras (7 Páginas)  •  249 Visitas

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LA JURISPRUDENCIA

Hemos visto en estas conversaciones, nacer el derecho de la semilla de la moral caída en

la tierra de la economía; nacer y crecer hasta convertirse en un árbol majestuoso. El fruto que ese

árbol está destinado a producir, se llama justicia.

No podría cerrar yo el breve curso sin tratar de orientar también acerca de ese aspecto del

problema el pensamiento de mis oyentes. Hay árboles estériles y árboles fecundos: ¿de qué depende

la fecundidad de nuestro árbol secular?

A este fin es necesario ante todo que nos entendamos acerca del concepto de la justicia.

No hay duda de que derecho y justicia no son la misma cosa: hay entre ellos la relación de medio

a fin; derecho es el medio, justicia es el fin. El producto suministrado por las oficinas del derecho

es bueno o malo según que sirva o no sirva a la justicia. Pero, ¿cuál es ese fin? Los hombres tienen

sobre todo necesidad de vivir en paz. La justicia es la condición de la paz. La paz, dijimos al

principio, no es la tregua; la tregua es efímera, la paz es duradera. La paz es un estado del alma

que extingue el deseo de mutación. Hic manebinus optime [aquí permaneceremos óptimamente],

podría ser su divisa. Los hombres consiguen ese estado de ánimo, cuando hay orden en ellos y

en derredor de ellos. La justicia es conformidad con el orden del universo. El derecho es justo

cuando sirve realmente para poner orden en la sociedad. Si pensamos que orden, de ordior, nacer,

se resuelve en el principio y el principio es Dios, el derecho será justo cuando obedezca al

querer de Dios.

Este es un resultado que los hombres no logran sin trabajo. El trabajo necesario a este fin

se parece al trabajo del labrador. Todos saben que no basta con dejar caer la semilla sobre la

tierra para que nazca el grano: la tierra debe ser arada, abonada, rastrillada, etc. Para ello, como

lo dije en la conversación introductoria, están los obreros del derecho. Así, la conversación introductoria

se coordina con la conversación conclusiva.

Todo trabajo exige una técnica, y hasta la constituye poco a poco. La técnica es el conjunto

de las reglas que la experiencia enseña que deben ser cumplidas para que el trabajo produzca un

resultado útil. Técnicos se llaman los que conocen esas reglas y saben aplicarlas precisamente en

orden a la técnica se distinguen los obreros calificados de los no calificados, según la mayor o

menor cantidad de técnica que posean. Así se explica por qué el cultivo del derecho, a medida

que se desarrolla exige un gran número de técnicos que presten su obra, formación y aplicación

de las leyes. Las figuras más conocidas, pero no las únicas, de técnicos del derecho, son los jueces

y los abogados.

A medida que el derecho crece, su técnica se hace cada vez más complicada. El crecimiento

del derecho se explica por la cada vez mayor complejidad de la economía. Una diferencia

entre la ética y la economía está precisamente en que mientras la ética es sencilla, la economía

es compleja. La ética, después de todo, se reduce a un principio; los romanos habían formulado

tres: honeste vivere, neminem laedere, suum cuique tribuere [vivir honestamente, no hacer mal a

nadie, dar a cada cual lo suyo]; pero el Cristianismo ha reducido la trinidad a unidad con la que los

teólogos llaman la regla de oro, haz a otros lo que quisieras que te hiciesen a ti. Pero cuando se

trata de aplicarla a la economía, esa regla se despliega en una infinidad de normas particulares.

Es como un rayo de luz que a través de un prisma de cristal se descompone en colores. Esto explica

por qué el principio ético, que es siempre uno, según la diversidad de las gentes, de los

tiempos y de los lugares, engendra normas jurídicas, no solo radicalmente diferentes, sino hasta

opuestas. Los escépticos se aprovechan de ellos para hablar de una relatividad de la moral; pero

de ese modo confunden la moral con el derecho o con la costumbre: la semilla es siempre la misma,

pero según la calidad del ambiente, de ella germinan plantas diversas.

De la técnica, en un cierto momento de su desarrollo, nace la ciencia, cuando los hombres

no se contentan con sacar de la experiencia las reglas que hay que seguir para conseguir un cierto

resultado, sino que tratan de indagar el porqué, y esa indagación llegan a sistematizarla, es

decir, a estudiar sus relaciones y a extraer sus principios. La ciencia, en comparación con la técnica,

es tardía; así ha ocurrido que, mientras la técnica del derecho, especialmente entre los latinos,

es antiquísima, la ciencia de él es, en cambio, relativamente moderna, no cuenta todavía, a lo

más, dos siglos de vida; y en algunos países, especialmente los anglosajones, menos aún. En la

ciencia del derecho los italianos tienen hoy una incontestable primacía;

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