LA DICOTOMÍA ENTRE PRÁCTICA Y TEORÍA Y COMPETENCIAS EN LA ESCUELA

LA DICOTOMÍA ENTRE PRÁCTICA Y TEORÍA  Y COMPETENCIAS EN LA ESCUELA

Lena Ruth Canavate Díaz

Podríamos de decir que un ciudadano se forma porque la sociedad en la que está inserto se encarga de transmitirle todos los valores culturales, entre ellos la educación,  para que sea capaz de desenvolverse adecuadamente en ella.

Pero, ¿Qué pasa cuando la escuela, encargada de su educación, se aparta de la realidad social dónde se encuentra el sujeto a educar?

Durante siglos la escuela era transmisora de conocimientos porque era la única manera de conservar lo que se había heredado de los antepasados. Los libros eran escasos y costosos y lo que se aprendía en la escuela era para toda la vida, luego había que fijarlo a la memoria porque se dependía totalmente de ella.

Los medios de información modernos proporcionan todo el conocimiento acumulado `por el hombre a lo largo de los siglos. Entonces ahora,  ¿Para qué memorizar esos conocimientos?

Además, esa misma tecnología ha agrupado pueblos y naciones haciéndolas mediáticas en todos los aspectos culturales, educación, moda, arte, economía, etc. Este nuevo mundo exige que el hombre salga de su nicho y se integre a esta nueva sociedad global.

Es así como el mundo de hoy exige un ciudadano que pueda desenvolverse en cualquier situación que le presente la realidad. Pedirle desenvolverse bien es decirle: sea competente.

Como la escuela tiene la noble misión de formar a sus ciudadanos, es a ella a quien le compete hacerlos competentes. Sin embargo, la escuela ha heredado paradigmas que han sido difíciles de erradicar porque la mayoría de los maestros de hoy son hijos de la pedagogía transmisora de conocimientos.

Es por esto que podemos afirmar que existe una dicotomía, un divorcio entre la sociedad, o lo que requiere la sociedad, y la educación. Esto nos lleva a replantear el tipo de educación que se necesita para dar respuestas al mundo moderno.

Si la escuela es quien debe dar respuesta a la formación del ciudadano  debe orientar sus programas  al logro de habilidades y competencias, para que, no solo sepa poner en práctica lo que aprende, sino también explorar nuevos conocimientos.

Con la fuerte influencia del enfoque de la educación por competencias, entender el para qué de la enseñanza de las ciencias se ha convertido en un esfuerzo cada vez más detallado por definir una serie de metas y finalidades que se aspira desarrollar entre los estudiantes, a tal grado que la educación científica adquiere sentido en función de aquello que se quiere lograr en el alumnado.

Hacia allí apunta Sira Vargas Rodríguez cuando dice que las competencias le permiten al hombre integrarse al mundo y que trabajadas desde la educación inicial hasta superior permitirá al estudiante vincularse con la ciencia y la tecnología además de formarse integralmente.

Es por ello que se hace urgente y necesario que los docentes se formen en competencias lo que les permitirá enfocar la enseñanza no en la memorización de contenidos sino en su aplicación crítica y creativa superando la dicotomía entre la educación y la vida de tal manera que pueda  dar  respuesta a lo que el mundo de hoy le exige como formador de las nuevas generaciones.

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