LA HISTORIA DEL AJEDRES

LA HISTORIA DEL AJEDRES

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Para encontrar los inicios del ajedrez, hay que remontarse cientos de años en la historia, de hecho, a los primeros siglos de nuestro milenio para encontrar antecedentes en culturas tan diversas como la china, la egipcia y la hindú.

El ajedrez fue creado en la India en el siglo V, de ahí pasó a Arabia en el siglo VII hasta que en el siglo IX los árabes lo llevaron a Europa, su forma actual data del siglo XVI cuando se aceptó como suerte final en "Jaque Mate", pero cada una de las culturas descritas, tiene una versión de la creación de este juego.

Como sucede en estos casos, la historia esta ligada a la leyenda de los pueblos; en la civilización Hindú, el antecedente más remoto que se encuentra es en el mandato del rey Ladava, quien a pesar de ser amante de la paz, fue forzado a tomar las armas para defender su reino en contra de las huestes del invasor Varangul.

El enfrentamiento fue inevitable, y no fue sino con muchas perdidas que Ladava pudo salir victorioso, sin embargo, se dio cuenta de que entre los muertos, se encontraba su hijo Adjamin, lo que sumió al soberano en una gran tristeza, por lo que se encerró en su propio castillo.

Llegó al castillo un joven "brahamán" llamado Lahur Sissa, quien pidió al gran Visir, ver al rey Ladava, venía de la aldea de Manir a donde le llegaron del gran pesar del rey, por lo que se dio a la tarea de crear un juego que le diera amplia distracción al mismo tiempo de abrir en su corazón grandes alegrías.

Una vez frente al rey, le mostró un tablero cuadrado, dividido en 64 casillas o cuadritos y colocó en él dos colecciones de piezas diferentes, procedió entonces a enseñar al rey y los visires, la índole del juego y las reglas fundamentales; Ladava quedó tan maravillado que en pocas horas aprendió a jugar.

De pronto, interrumpiendo un juego, Ladava se dio cuenta que las piezas reproducían exactamente la posición de los ejércitos en la batalla en que había perdido a su hijo Adjamin, Sissa intervino entonces para explicar que, para lograr el triunfo, en ocasiones es imprescindible sacrificar ciertas piezas: "Te has empeñado, inútilmente señor, en defenderlo y conservarlo".

"No pensé jamás -dijo Ladava- que el ingenio del hombre pudiera crear un juego tan maravilloso, capaz de aliviar mi sufrimiento, he aprendido que un soberano, por más poderoso que fuere

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