LA IMPORTANCIA DE RECUPERAR EL LIDERAZGO DOCENTE EN LA ESCUELA

LA IMPORTANCIA DE RECUPERAR EL LIDERAZGO DOCENTE EN LA ESCUELA

En plena globalización socioeconómica y política del mundo, la última década se ha caracterizado por trasformaciones que afectan a todos los países, y en este contexto, la UNESCO ha promovido en su discurso de bienestar, la necesidad de modelos educativos que favorezcan el desarrollo y una mejor calidad de vida para la gente. Por otra parte, en nuestro país se habla de reformas educativas basadas en nuevas concepciones y dictaminadas por organismos internacionales como la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), que aún cuando todas ellas van dirigidas a mejorar las condiciones de las instituciones escolares, en cierto grado olvidan que los aprendizajes escolares ocurren en el aula, que las metas que persiguen los planes y programas se logran con el trabajo de los docentes y su interacción con los alumnos, por lo que su papel es fundamental, pues ellos son los encargados de transformarse en un referente para que los alumnos y alumnas logren una serie de competencias, aprendizajes y actitudes que serán esenciales en su vida.

Ahora bien, niños, jóvenes, padres, autoridades y directivos, confían en su labor educativa, están seguros de que los docentes cumplirán adecuadamente con su trabajo, pues Roa (2007) afirma que el maestro “es un ser en búsqueda inagotable de conocimiento, de sabiduría; es un ser que facilita los caminos para ser superado por sus alumnos. El maestro construye, fertiliza la realidad compleja e inagotable de lo humano. Su ejemplo es el mejor de los discursos.” (p. 68)

Al mirar la figura del docente en la actualidad nos damos cuenta de que es necesario un cambio que le permita recuperar su liderazgo de antaño, que en 2010 Bolívar definió este concepto como una necesidad para el maestro, quien tiene la capacidad de ejercer influencia directa sobre sus alumnos, en aras de su desarrollo integral, de manera que éstos puedan tomar decisiones que los lleven a mejorar su aprendizaje, mediante lo que se conoce como “liderazgo educativo o pedagógico” (p.6)

Lo anterior nos enfrenta a un dilema, por una parte se plantea que los profesores deben intervenir incentivando al estudiante en el logro de las metas y objetivos planteados, por lo que su preparación ha de encaminarse a dar respuestas ajustadas al contexto educativo a través de la motivación y el estímulo constante, brindándoles confianza y seguridad, mientras que por otra, autores como Galdames-Poblete (2010) enumeran conclusiones donde:

a) El rol del (la) director/a es un factor central en la eficacia escolar; b) No se puede conceptualizar el liderazgo sin un modelo sobre cuáles son los componentes esenciales de una persona eficaz; c) Es la historia personal la que principalmente favorece la disposición a asumir riesgos y el pensamiento creativo o no convencional; y d) La carrera les enseña a los líderes la satisfacción de ganar, pero la historia de vida fortalece el deseo intenso de no perder. (p.8)

Sin restar mérito a que los directores son los líderes administrativos obligados en el proceso escolar, el verdadero liderazgo debe ser asumido por el docente, ya que es bien sabido que “La obra del maestro persiste más allá de los linderos del tiempo y del espacio. Distante o ausente, su obra perdura. Muerto, influye aun en quienes nunca lo conocieron. Con el hombre, cuando muere, se enmudece su cultura personal. La del maestro desaparecido persevera, maestra, como recuerdo eficaz,” Borrero (1999, citado por Roa, 2007, p. 69), pues está claro que en muchas naciones, está cambiando el perfil directivo de gestión hacia un liderazgo pedagógico, un liderazgo para el aprendizaje, que va más allá de la dirección, pues “se tiene que ampliar, de modo distribuido, a través del liderazgo del profesorado y de las comunidades profesionales de aprendizaje.”

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