LA MAR.
Enviado por elimargb • 17 de Octubre de 2013 • Tesis • 1.318 Palabras (6 Páginas) • 269 Visitas
DE PEQUEÑO.
A comienzos de los años setenta, en una casa cartagenera situada en el límite mismo de dos barrios, donde se codeaban la clase media y el pueblo, un niño de pocos años solía meterse a la cocina para escapar de sus cuatro hermanas mayores y los galanes que venían a visitarlas. La cocinera le había tomado cariño y lo dejaba poner los ojos, y a veces meter la mano, en los guisos que preparaba. Un día la dueña de casa descubrió que su único hijo varón -el pequeño Cristian- había aprendido a cocinar y que se gastaba las propinas corriendo al almacén Súper Tienda de la esquina a comprar calamares y otros alimentos que no figuraban en la dieta casera para experimentar con ellos.
UNA AFICIÓN SECRETA…..
El niño se llamaba Cristian Marino, como su padre, un ingeniero y político que fue siempre colaborador cercano de un expresidente colombiano. Alentado por su madre, el niño siguió pasando buena parte de su niñez y su adolescencia en la cocina, mientras terminaba el colegio y comenzaba en la Universidad de Cartagena sus estudios de derecho. Ambos ocultaron al papá esta afición precoz del joven Cristian, por si acaso, el padrede familia hubiera encontrado inusitada y poco viril.
LA PROFESION EQUIVOCADA.
El año 1987 Cristian Marino fue a España, a seguir sus estudios de Derecho en la Complutense. Sacaba buenas notas pero olvidaba todas las leyes que estudiaba después de los exámenes y lo que leía con amor no eran tratados jurídicos sino libros de cocina. El ejemplo y la leyenda de Juan María Arzak lo deslumbraron. Entonces, un buen día, comprendiendo que no podía seguir fingiendo más, decidió confesarle a su padre la verdad.Sin embargo, su padre, hombre inteligente, terminó por inclinarse ante la vocación de su hijo, y le firmó un cheque, para que se fuera a París, a completar su formación en el Cordon Bleu. Nunca se arrepentiría y hoy debe ser, sin duda, uno de los padres más orgullosos del mundo por la formidable trayectoria de su heredero.
SE ENRUMBA.
Cristian estuvo dos años en el Cordon Bleu y allí conoció a una muchacha francesa, de origen alemán, Astrid, que, al igual que él, había abandonado sus estudios universitarios -ella, de Medicina- para dedicarse de lleno a la cocina (principalmente, la pastelería). Estaba hechos el uno para el otro y era inevitable que se enamoraran y casaran.
EL PRIMER RESTAURANT.
Después de terminar sus estudios y hacer prácticas por algún tiempo en restaurantes europeos, se instalaron en Cartagena-Colombia y abrieron su primer restaurante, Astrid y Cristian, el 7 de septiembre de 1994, con 45.000 dólares prestados entre parientes cercanos y lejanos. El éxito fue casi inmediato y, 15 años después, Astrid y Cristian exhiben sus exquisitas versiones de la cocina cartagenera, además de Cartagena, los hay también en, Bogotá, Medellín, Cali, Llanos Orientales y Bucaramanga, uno en Miami, Madrid, Frankfurt y New York. En estos restaurantes la tradicional comida cartagenera es el punto de partida pero no de llegada: ha sido depurada y enriquecida con toques personales que la sutilizan y adaptan a las exigencias de la vida moderna, a las circunstancias y oportunidades de la actualidad, sin traicionar sus orígenes pero, también, sin renunciar por ello a la invención y a la renovación. Otra variante del genio gastronómico de Cristian Marino, es La Mar, un restaurante menos elaborado y formal, más cercano a los sabores genuinos de la cocina popular, que, al igual que Astrid y Cristian, después de triunfar en el territorio colombiano, tiene ya una feliz existencia en varios países extranjeros. Y, como si esto fuera poco, han surgido en los últimos años otras cadenas, cada una de ellas con una personalidad propia y que desarrolla y promueve una rama o especialidad del frondoso recetario nacional, Frutos del Mar, Platillos de La mar, Orlando Hermanos,, La Juguería Colombiana, y -el último invento por ahora- Chicha, en ciudades del interior dotadas de una comida regional propia, a la que estos restaurantes quieren dignificar y promover. En el año
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