LA MERCANTILIZACIÓN DE LO PÚBLICO
Enviado por iglandro • 6 de Octubre de 2012 • 1.343 Palabras (6 Páginas) • 306 Visitas
LA MERCANTILIZACIÓN DE LO PÚBLICO
Ésta ha sido llamada la sociedad globalizada; las razones, muchas: complejas e interrelacionadas. La tecnología por ejemplo ha incidido profunda y arbitrariamente en tal construcción social. Sin embargo, al hablar de las ideologías que rigen las operaciones gubernamentales del sistema, tenemos que centrarnos en los factores económico y político, al pensar, por ejemplo, en que el advenimiento del paradigma neoliberal logró cambiar muchas concepciones culturales y sociales a partir de esos ejes (economía y política), entre ellas, planteamientos acerca de “lo público”.
Para empezar, me parece pertinente definir lo público en una acepción política. Lo público es aquello que pertenece a todos; aquello que está al acceso o libre disponibilidad de los ciudadanos. Hay diversas teorías que enfatizan una determinada mirada y se pronuncian sobre qué concebir como público, cómo manejarlo, qué permitir que se establezca como tal, y sobre quiénes deben intervenirlo o hasta delimitarlo. Las doctrinas detrás de esas miradas han sido tan cambiantes como los contextos espaciotemporales en los cuales emergen así lo indican. En la actualidad, podemos hablar de un paradigma predominante, aunque en una especie de declive, a saber, el neoliberalismo; éste dicta que el Estado se debe mantener al margen de las operaciones comerciales, lo
cual es tarea de las entidades privadas. Algunos defienden la política opuesta, que indica que el Estado sí debe intervenir y regular esos procesos.
Hoy se tiende a sostener que se debe unir la premisa ética con el eje capital. Así, el neoliberalismo –por algunos proclamado como pasado– se mantiene en el ideal social mercantil, afectando por consecuencia a lo público. Este entramado complejo ha derivado en el proceso que se conoce como “mercantilización de lo público”, y que consiste en hacer del mayor número posible de bienes, espacios y servicios públicos, elementos inmersos en la lógica del mercado, y asequibles, como tales, únicamente mediante transacciones económicas. Al respecto es importante precisar que lo público no equivale necesaria y exclusivamente a lo gratuito. Lo anterior se refiere por demás al carácter elitista y excluyente de esta lógica mercantil, que incluye en el sistema solamente a las clases socioeconómicas altas y margina e imposibilita de un derecho (como se concibe a lo público) a las clases bajas.
En Colombia hay varias ejemplificaciones de ello, pero quiero centrarme en este punto en un evento que durante años ha ido creciendo hasta llegar a ser una grandísima puesta en escena de la cultura antioqueña y parte intrínseca de nuestra región: la feria de las flores. Hago hincapié en la resonancia cultural y social de la feria de las
flores dada su tradicionalidad. Para considerar este ejemplo, me basaré en el desfile de silleteros, el evento más importante de la feria.
El desfile de silleteros, tradicionalmente, ha sido uno de los eventos de la feria que más ha acaparado la atención. No obstante, en la edición del presente año de la feria de las flores, culminada hace escasos 8 días, no fue el caso. Y la razón es sencilla: los altos precios en la boletería no permitían a los ciudadanos de estratos bajos –la mayoría de los habitantes del departamento– disfrutar del evento. Boletas que costaban $ 50.000 hacían imposible que “cualquier ciudadano” disfrutara del programa; cuando mucho los llamados “acomodados” o “acaudalados” fueron los que se dieron ese lujo, lujo que en versiones anteriores había estado al alcance de más personas.
Por lo anterior, muchos coinciden en que el evento se está “privatizando” (aunque hay una diferencia sustancial entre privatización y mercantilización de lo público que más adelante evacuaré) y que ese será el futuro de la feria de las flores, otrora “patrimonio cultural de los antioqueños y de la nación”. Los recorridos también han cambiado; antes se transitaban vías que permitían el acceso de más personas, hoy solo lo hacen los que están en la cumbre de la sociedad capitalista, o por lo menos los que están más cerca de allá que de la rutinaria
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