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LA SACERDOTISA DE QUIBAYO.


Enviado por   •  5 de Febrero de 2016  •  Biografía  •  2.249 Palabras (9 Páginas)  •  758 Visitas

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LA SACERDOTISA DE QUIBAYO

Luego de largas horas recorriendo kilómetros y kilómetros para llegar al Estado Yaracuy, cuando eran aproximadamente las 9 de la mañana al fin entre al Municipio Bruzual, específicamente a un pueblito muy cálido llamado Chivacoa el cual se encontraba lleno de gente, niños, adultos y ancianos con bolsas en sus manos, caminan por las calles de un lado a otro y a su vez carros que transitan por la misma, es como si todos se conocieran, muestran un aspecto amigable, imposible de sentirme incomoda. Mientras sigo mi camino logro ver una plaza y a su alrededor varios negocios, panaderías y abastos  que convierten este pueblito en algo muy típico, de inmediato sonrío al ver  la cantidad de perfumerías que allí se encuentran, justo en ese momento es donde empiezo a sentir que he llegado verdaderamente a lo que un día me dijeron que era “la tierra de los brujos”.

Al pasar unos minutos, llena de nervios y alegría estaciono el carro frente a una casa de nombre “Juana de Dios”, al darme cuenta que esa casa lleva el mismo nombre de la mujer a quien había deseado entrevistar por mucho tiempo, supe que no estaba equivocada, esa era la casa y posiblemente ella estaría adentro esperándome como lo acordamos. Sueno mis dedos, respiro hondo, tomo mis cosas y me bajo decida, sueno con mis manos un portón alto, de rejas anaranjadas que permitía la vista a la parte de adentro de esa casa, en ese momento sale una muchacha a la que de inmediato le indico mi nombre y cual era mi objetivo en ese lugar, mientras se dirige a abrir el candado que se encontraba puesto en el portón me informa que la señora está por bajar, le expreso mi agradecimiento mientras me invita a pasar a una sala, donde en seguida mi atención se la lleva por completo una pared donde guindaban alrededor de 25 reconocimientos a nombre de mi entrevistada Juana de Dios Henríquez Martínez.

Mientras me encuentro de espalda a las escaleras, leyendo detenidamente cada reconocimiento, unos por su esmero y entrega al espiritismo y otros por colaboradora con el Estado Yaracuy, a lo lejos escucho una voz muy dulce, con un léxico muy coloquial que me dice ese que está a tu derecha es mi favorito mientras me señala un reconocimiento que tenia de fondo a una mujer, y a su vez decía “Juana de Dios Henríquez Martínez, por su constancia y su larga trayectoria en el mundo terrenal y espiritual siendo ejemplo intachable, y a la vez colaborando, construyendo, y dándonos muchas bendiciones. Bajo la voluntad de Dios y de la Reina María Lionza, declarada Patrimonio Cultural del Estado Yaracuy”. Volteo rápidamente, y me doy cuenta que viene bajando una mujer de una edad avanzada pero muy dura y regia, de cabello oscuro, con muchos lunares y tiernas arrugas  en su hermosa cara y en su cuerpo,  de ojos entre marrones y azulados, su nariz chata y su cara perfectamente redonda, con aretes grandes, y vestida tan sencilla y humilde como su personalidad, y manera de ser, una camisa  azul que resalta su piel trigueña y un mono marrón y esa típica bufanda en su cabeza que la caracteriza

 Se ve por encima que es indomable, justo cuando me dirigía a ayudarla me dijo rápidamente no, tranquila hija, yo puedo sola, al pisar el último escalón me informó que no sería en ese lugar donde le haría la entrevista, mientras me regalaba un cordial beso y un fuerte abrazo mencionó que el mejor lugar para responderme todas mis preguntas seria la famosa “Montaña de Sorte” la cual solo conocía por aquella famosa canción escrita por el admirable canta-autor Ruben Blades, en el acto le agradecí el haberme recibido y con un tono de humildad me respondió “Gracias a ti por tomarnos en cuenta, no te imaginas lo que siento cuando la gente quiere dar a conocer el culto a la Reina María Lionza en otras partes”, seguidamente nos montamos en un Jeep donde atravesamos la más hermosa fauna y flora que había visto jamás, luego de un largo camino de tierra, una quebrada y tres puentes cubiertos de tierra al fin hemos llegado a Quibayo, montaña donde Juana de Dios vino por primera vez a sus diez años, pero de la cual se desprendió hasta los 23 años ya que su esposo no estaba de acuerdo con este culto.

Al bajarnos, mientras caminábamos hacia el altar llamado La Doña, noté como la mayoría de personas que pasaban alrededor de nosotras le pedía la bendición con gran admiración y devoción a Mama Juana, este ha sido el apodo que se le da hace 63 años a esta gran Sacerdotisa, luego de unos segundos nos sentamos rápidamente frente a un lindo altar, en el que se encontraba una hermosa y perfecta escultura de la Reina María Isabel de la Onza en el medio de este, dotado con velas, frutas, ramos, velones, cenizas de tabaco, ofrendas, santos, e imágenes de todo tipo de cortes espirituales con las que trabajan el espiritismo. De inmediato recordé una conversación muy agradable que habíamos tenido en el camino  y la cual había dejado muchas dudas en mi cabeza, mi curiosidad por saber acerca de su infancia me hizo preguntarle de manera algo apenada si había tenido una infancia difícil, aunque esta no haya estado dentro del listado de preguntas que había preparado para ella

Con una voz agrietada, me respondió agradezco a Dios y la Reina por todo lo que me ha tocado, creo que sin todo eso no hubiera sido jamás la mujer que hoy por hoy soy, con orgullo puedo decirte que a pesar de que solo llegue al 3er grado, y no sé leer ni escribir, me siento una mujer integra y luchadora, aunque admito que no ha sido nada fácil, me tocó crecer solo con mi abuela y mi madre, aunque más con mi abuela, a quien le agradezco todo, desde los diez años veo a la Reina, ayudaba a la gente en mi comunidad por lo que siempre tenía problemas con mi mama, porque sus apariciones me llevaban a curar a la gente, donde fuera y a la hora que fuera una vez que ellas mueren me hice cargo de mis hermanos, uno de ellos se asesina, pero quedé con una hermana, con la cual comparto hasta el día de hoy, tuve un marido con el cual tuve un hijo a los 17 años, pero se fue a pagar servicio así que me tocó seguir sin él, nunca regresó y  a los 20 años decido casarme, pero mi esposo se convirtió en una persona muy agresiva.

Con sentimientos encontrados intento pensar en una buena manera de preguntarle si había sido víctima de acosos o abusos por parte de este, pero de inmediato como si hubiera leído mi mente me comentó que sufrió ciertos acosos por parte del mismo, y que a pesar de él saber sobre sus cualidades como espiritista, le mandó a escoger entre los espíritus y él, y con una hermosa sonrisa que se marcaba en su rostro dijo con orgullo “Me quedé con los espíritus y ocho muchachos”, rápidamente seco una lagrima que bajaba sobre su mejilla y sonriendo de nuevo enfatizó diciendo: creo que mi misión de vida es una sola y desde siempre fue esta, yo me siento completamente feliz de servirle a Dios, a la Reina y a los Espíritus y mientras viva así será siempre

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