LLUSITA VIOLENCIA SEXUAL CONTRA LAS MUJERES

LLUSITA, EL GEMIDO AHOGADO DE SUS MUJERES

“Si supiera qué hay dentro de mí, abriría mi cuerpo y lo sacaría”. Es el testimonio de Isabel Quispe, pobladora de Llusita. Este pueblo, durante la época del conflicto interno los militares llegaron a dicha comunidad, un pueblo del departamento de Ayacucho, y luego de aislar a los hombres (esposos e hijos) bajo la presunción de colaborar con los terroristas, consiguieron que las mujeres se quedaran solas para luego ultrajarlas sexualmente en reiteradas ocasiones, satisfaciendo sus bajos instintos dizque por permanecer varios meses aislados de sus lugares de origen. El recuerdo de dicha crueldad y la angustia de llevar un obligado silencio al no poder manifestar su desgracia y buscar justicia; hizo que se acumularan estas por décadas en sus corazones, que salieron a la luz pública gracias a la difusión de sus testimonios mediante la visita de la comitiva de la Comisión de Verdad.

Los pobladores de la comunidad de Llusita recibieron un trato indignante por parte de las fuerzas del orden a través del aislamiento generalizado de su pueblo. También, fueron víctimas del maltrato y abuso inhumano tanto para hombres como para mujeres. De manera particular las más perjudicadas fueron las mujeres, ya que eran discriminadas por razones de sexo y racial; y a la vez fueron violadas constantemente como una forma de castigo y/o un método de tortura ya que las consideraban como personas sospechosas por tener vínculos con los grupos terroristas. En conclusión, los militares se sentían inmunes a recibir un castigo por el mal llamado "espíritu de cuerpo". A pesar de que la comunidad siempre se caracterizó por llevar atuendos y sombreros adornados por flores coloridas, el silencio de sus pobladores hacen que uno se sienta en un pueblo gris de almas oprimidas.

Uno de los pilares de nuestra sociedad es la de respetar los derechos humanos, los cuales fueron arrebatados impunemente por los militares cuando estos debieron brindar protección, y es que respaldados por su “poder jerárquico” ignoraron su accionar tan violento y reprochable. Los pobladores de Llusita no encontraron respaldo de las autoridades, y es que esta vulnerabilidad fue aprovechada para sustraer sus derechos fundamentales.

Toda mujer, sin importar su condición social, protege su honor y dignidad. Los hechos ocurridos en contra de las mujeres del pueblo de Llusita son deplorables, ya que atentaron contra la integridad física, psíquica y moral, viéndose humilladas de la forma más vil. Además, de haber sido discriminadas por su condición social, por su color de piel y por su cultura. Las víctimas se sentían humilladas y excluidas, ya que la sociedad era indiferente ante su sufrimiento. El estado o autoridades hicieron poco o nada para ayudar a este sector de la población totalmente ignorado por la sociedad.

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