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LO IDEOLÓGICO EN NUESTRO QUEHACER CIUDADANO Y PEDAGÓGICO


Enviado por   •  21 de Mayo de 2022  •  Monografía  •  3.589 Palabras (15 Páginas)  •  46 Visitas

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LO IDEOLÓGICO EN NUESTRO QUEHACER CIUDADANO Y PEDAGÓGICO

Teoría del Conocimiento y Epistemología – CeRP del Sur “Clemente Estable”

TRABAJO MONOGRÁFICO – SEGUNDO PARCIAL

AGUSTÍN GARCÍA 2º1 –  ESP. MATEMÁTICAS  CI: 4.966.178-2

3 DE NOVIEMBRE DE 2020

PROF.: JOSÉ STAGNARO

Introducción

Si observamos detenidamente a nuestro alrededor, en la realidad cotidiana en que nos define, los diversos ámbitos que la caracterizan se encuentran de una u otra manera determinados por ciertas ideas preconcebidas y aprendidas durante toda la vida. En ese sentido, la ideología aparece como un tema sumamente complejo que puede ubicarse como fundamento base para dar explicación a aquellas consideraciones que se orientan alrededor de una noción particular que adjudicamos en nuestro quehacer diario.

La complejidad de “la ideología” radica de alguna forma en el enfoque analítico que tome, ya que se puede estudiar desde un sentido negativo, donde la misma estaría ocultando aquellas nociones que pueden ser develadas únicamente por la ciencia y relacionadas por ende con lo real. No obstante, también cuenta con un sentido positivo al contemplar esa cierta concepción del mundo que nos rodea y que nos es común a todas las formas sociales con la posibilidad de compartir el conocimiento; conocimiento que está supeditado a su vez a la perspectiva que se tenga sobre lo que conocemos.

El corpus conceptual de la ideología genera desde un primer momento una situación paradójica, ya que cualquier intento de definición contiene algún componente que es ideológico en sí mismo. Es decir, cuando se busca precisarla bajo una definición, se contrapone esta intención con las propias posiciones ideológicas en las cuales nos encontramos al hacerlo.

La tarea principal que se pretende llevar a cabo está enfocada en analizar y reflexionar en qué medida el conocimiento que se transmite en el aula se encuentra cargado de ideología, tras la intencionalidad de tener un discurso objetivo como docentes, rol que nos involucra ampliamente.

Contemplando la existencia de diferentes niveles de análisis y diversas posibilidades o maneras de acceder a un abordaje conceptual, se opta para este trabajo la línea de pensamiento que considera a la ideología como indispensable para vivir, ya que la misma apunta a las prácticas de vida y poder características de nuestro entorno, y por tanto proliferan o contrastan las relaciones de producción existentes. De cierta manera se presenta como innegable considerar que toda interpretación conlleva una intencionalidad, o bien una posición desde lo social y con consecuencias en el mismo contexto.

A partir de lo expuesto anteriormente, varios pensadores como Antonio Gramsci, Louis Althusser o Pierre Bourdieu nos servirán de un sustento teórico importante para interpretar esta problemática de lo ideológico, centrando la mirada en el plano de nuestro quehacer diario y en particular en lo pedagógico, plano que nos compete de manera muy especial en estas primeras incursiones por la carrera docente.

  1. La perspectiva ideológica en la función docente: ¿posibilidad de neutralizarla?

El abordaje de este tema implica un cierto nivel de complejidad a partir de la línea de pensamiento que se escoja; como se manifestó anteriormente desde nuestra postura la ideología aparece como algo indispensable en nuestro vivir, actuando sobre las relaciones de producción al momento de contrastarlas, aunque en general se termina desarrollando una continuidad de las mismas.

Louis Althusser en su obra Ideología y aparatos ideológicos del Estado, Freud y Lacan (1988) nos ofrece un primer acercamiento analítico al contexto donde el docente desempeña su labor diaria: la escuela. Esta lectura previa es importante dado que, a pesar de que el actor educativo docente es el que nos involucra directamente, hay que analizar donde desempeña su papel, bajo que influencias, y por qué lo hace de esa manera.

Un concepto que necesitamos precisar detenidamente antes de profundizar en la problemática marcada es el de aparato ideológico del Estado. El autor explica que estos aparatos comprenden un “cierto número de realidades que se presentan al observador inmediato bajo la forma de instituciones distintas y especializadas” (Althusser, 1988, pg. 24) y que a su vez funcionan “con la ideología como forma predominante, pero utilizan secundariamente, y en situaciones límite, una represión muy atenuada” (Althusser, 1988, pg. 27).  Este nivel de represión secundario se puntualiza para distinguir los aparatos “ideológicos” de aquellos aparatos que el autor coloca como “represivos”, y que funcionan “mediante la violencia”.

Siguiendo con el pensamiento del autor, el aparato ideológico por excelencia hoy en día es la escuela, acompañada de la familia, ya que reemplazó en sus funciones al que dominaba en tiempos anteriores, previo a la imposición burguesa: la Iglesia.

Cabe preguntarnos ¿por qué ubicar a la escuela como aparato ideológico del Estado? ¿somos conscientes en lo pedagógico de lo que implica esta noción? Por la breve experiencia que se pueda tener hasta el momento gracias a la práctica docente, sumado a las vivencias como estudiante a lo largo de muchos años, no es difícil de observar cómo la escuela o cualquier otra institución similar de enseñanza concentra niños y jóvenes de todas las clases sociales, con historias, costumbres y valores diferentes. En ese sentido la escuela termina inculcando “habilidades recubiertas por la ideología dominante (…) o más directamente la ideología dominante en estado puro” (Althusser, 1988, pg. 36).  

La literatura que aprendemos desde pequeños, el idioma, o para quien les habla hasta el cálculo diferencial matemático, son “habilidades” en palabras del autor que tienen detrás una carga ideológica importante, pero que se encuentra disfrazada, imperceptible y que a fin de cuentas no cuestionamos. Ni hablar de aquellas instrucciones que recibimos que están en “estado puro” de ideología, como lo moral o lo cívico, que tampoco es analizado en profundidad.

En lo personal reflexiono ¿cómo no haberme cuestionado esto antes? Pasamos la niñez y adolescencia concurriendo horas y más horas durante la semana a la escuela, y más allá de que la familia o la propia Iglesia que aún permanece latente pueda inculcar ciertas “habilidades”, por la influencia paulatina y colectiva para tantos individuos, la escuela tiene un rol determinante en nuestras trayectorias.

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