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LUNA DE AVELLANEDA – ENFOQUE PSICOSOCIAL


Enviado por   •  22 de Junio de 2017  •  Trabajo  •  1.770 Palabras (8 Páginas)  •  4.199 Visitas

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LUNA DE AVELLANEDA – ENFOQUE PSICOSOCIAL

Las acciones en esta película transcurren durante el período posterior a la crisis político – económica de nuestro país vivida en el 2001. Esta crisis atravesó a toda nuestra sociedad en lo social, en los vínculos familiares, a todos y cada uno de nosotros como sujetos sociales. Este contexto ha sido muy hostil. Desempleo, destrucción del aparato productivo, fábricas que debieron cerrar sus puertas al no poder competir con la importación, inflación galopante, especulación, impusieron una exclusión notoria en gran parte de la población. Necesidades insatisfechas, miedos e incertidumbre tiñeron nuestra vida y nuestros vínculos. Cayeron familias, instituciones y se produjo un profundo daño del tejido social que obligó a pensar cambios y nuevas estrategias, para sobrevivir y satisfacer necesidades básicas. La Teoría de la Motivación formulada por Maslow se hace muy clara en la situaciones que se plantean entre los personajes de “Luna de Avellaneda”, ya que “las necesidades no satisfechas influyen en el comportamiento” de todos y cada uno de los que concurren al club barrial.

En este contexto se desarrolla “Luna de Avellaneda”. La historia del Club, su fundador, los socios y la Comisión Directiva integrada por los vecinos harán una amalgama entre las situaciones personales, las del grupo y las del propio Club, símbolo de suma de voluntades y logros que se ven jaqueados por los sucesos que ocurren. Cada uno de los integrantes de la entidad, muestra sus propias carencias e impotencia frente a un sistema en el que lo humano es resignado, frente a la posibilidad de obtener ganancias y lograr buenas inversiones. Los sujetos no serán los mismos, tampoco las instituciones pero todos intentarán reinventarse de un modo u otro, en la lucha por la supervivencia. El “imaginario social” que define Cornelio Castoriadis y el contexto social en el que ocurren los hechos se irán modificando a medida que se desarrollan las acciones de los personajes.

Los ideales y objetivos del grupo conformado en “Luna de Avellaneda” y su tarea se estereotiparán. Se instalarán en un supuesto básico de dependencia por momentos y de emparejamiento en la creencia de que algo los puede salvar. Bion observó grupos, especialmente operando sobre las neurosis de guerra y señaló estas instancias grupales que podemos ver en el grupo del Club.

El principio de realidad y el del placer coexisten todo el tiempo. Los procesos transferenciales del grupo pasarán de aprendizaje, construido en las tareas comunes a la disyuntiva de soluciones inmediatas no aceptando las carencias, sin aprendizaje y culpando a los demás, sin poder ponerse de pie para enfrentar lo que ocurre.

Berne denominó “estados del Yo” a un sistema de emociones y pensamientos que están acompañados por un patrón de conductas. Estos se observan en las distintas frases, preguntas y respuestas de las conductas de padre, adulto o niño que van desarrollando los personajes. Hay transacciones complementarias entre Román y Amadeo y ulteriores entre el protagonista y su esposa y entre las otras parejas.

Don Aquiles, socio fundador, inmigrante lleno de esperanzas otrora, será un poco el símbolo del quiebre que provoca el contexto. Su etapa de vida, la vejez, tendrá un final doloroso, al ver que “su Club” tiene miembros enfrentados y su existencia peligra. Román, será quien acompañe su tránsito final, quien le acercará la simbólica luna para que cierre sus ojos en paz. Román, trae una huella mnémica desde su llegada al mundo. Fue dado a luz en el propio club durante la kermesse de 1959, le dieron el carnet de socio vitalicio en ese instante y su primer llanto fue reproducido por el parlante del Club. No en vano será el protagonista y portavoz del grupo, en muchas situaciones y será considerado como un excelente orador. Por momentos es líder, ya que todo el club deposita en él su confianza. La transferencia de Román hacia don Aquiles será su identificación con él como un padre. El club es parte de la memoria colectiva, en él están los imagos del mundo interno de cada uno. Ismael también es portavoz cuando dice en voz alta lo que muchos no se atreven a decir, haciendo un paralelo entre los que pretender vaciar el club y el modo en que vaciaron las fábricas. Cada uno asumirá distintos roles y hasta presentará conductas impensadas frente a la adversidad y la pérdida, como Graciela y Amadeo, queriendo apropiarse de los fondos del club, ella, o votando por el Casino que “dará puestos de trabajo”, él. Ese escenario compromete la salud mental de quienes deben vivirlo y dificulta la adaptación activa a la realidad y la transformación. Alejandro será el saboteador.

En el grupo observamos la pertenencia, la identificación con los valores del club en cada uno de los socios. Román, Amadeo, Ismael, Graciela que contrastarán con Alejandro para quien el club no importa como tal. En este proceso que vive el grupo la pertinencia al organizarse para tratar de salvar al club, se desdibujará cada vez más, la comunicación se irá enrareciendo y la colaboración, visible cuando ayudan a realizar la kermesse,

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