La Alteridad Inaceptable

LA ALTERIDAD INACEPTABLE

Cuando los españoles llegaron a México se llevaron una sorpresa al ver el extraordinario mundo al que habían llegado, en el cual la belleza y el horror se confundían, sus impresionantes lugares y trabajos artesanales, y el horror de los sacrificios que hacían en honor a sus dioses.

A Hernán Cortez y a los que llegaron con él les pareció realmente admirable el mundo a el que acababan de llegar, algunos de sus hombres y él se preguntaban si todo eso no era solo un sueño, pues parecía un lugar encantado, todo era extraño, las grandes ciudades como Tlaxcala y Tenochtitlán, con sus edificios y jardines inmensos, los trabajos artesanales de oro y plata, de piedras y plumaçs, los cuales les parecían perfectos.

Pero lo más extraño era su religión, pues su aspecto exterior les causaba horror y repugnancia, como la fealdad de sus “ídolos”, y los sacrificios sangrientos, a Hernán Cortez y sus hombres les parecía que todos los ritos y costumbres que tenían sobre sacrificar a las personas era “canibalismo”.

La civilización azteca era profundamente religiosa, creían que lo sagrado no era lejano, ni distante, creían que estaba allí, que podía sentirse, olerse, tocarse, comerse, que era como ellos, pues era todo lo que los rodeaba, y una vía de comunicación que tenían con lo divino era la sangre que ofrecían a la tierra en sus rituales.

La religión azteca también inquieto a los españoles por la cercanía que tenia con lo divino, por su bestialidad, y porque eran muy supersticiosos, pero al mismo tiempo esa religiosidad les recordaba mucho al cristianismo, otra cosa en la que eran opuestos es en su vivencia del tiempo y de la historia, pues el tiempo en las civilizaciones americanas es cíclico, periódicamente el mundo se destruye y renace. Entre los mexicas, el universo ha pasado por cinco soles, y cada 52 años el tiempo se renueva.

La visión de la historia en una y otra civilización es igualmente opuesta. Los españoles tienen una concepción lineal del tiempo, propia de la concepción judía y cristiana, en la sociedad indígena ya había indicios de una historia profana, destinada a registrar acontecimientos tales como sucesiones de gobernantes, guerras, conquistas o migraciones de pueblos, en los cuales la mayoría de sus narraciones y los hechos reales se mesclaban con relatos legendarios, pero conforme se acercaban al presente, sus hechos comenzaban a tener un carácter realista y correspondían a acontecimientos profanos.

A mi parecer para poderse comprender cada cultura hubiera tenido que superar sus creencias básicas y transformarlas. La cultura azteca quizás tenía una posibilidad de hacerlo, y la religión cristiana podía ser integrada en su creencia de lo sagrado, pues presentaba rasgos que los sabios indios podían comprender por analogía con las ideas de su propia religión.

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