La Arquitectura No Es Una Arte Plástica
Enviado por juanmastrantonio • 26 de Mayo de 2013 • 647 Palabras (3 Páginas) • 324 Visitas
Sabemos que para escribir unas bellas letras no hay que tener buena caligrafía. Por eso no entiendo por qué en las escuelas de arquitectura se pone tanto énfasis en los ejercicios plásticos, la arquitectura no pertenece a las artes plásticas.
Una equivocada lectura de “el legado que hemos recibido de la Bauhaus”, sin haberla reflexionado, es la responsable de buena parte de ello: algunos ejercicios ideados entonces, luego de un siglo, aún permanecen intactos en nuestras escuelas de arquitectura.
En aquella casa hubo una mezcla de arquitectos y artistas plásticos, amigos de la artesanía que, ante la inminencia de la industria, hija de la técnica, ciega a la dignidad que debe acompañar la construcción del “ambiente humano”, se proponen encauzar esta fuerza productiva insertándole la necesaria estética que debe acompañar ese ciego empeño humano. Ese grupo de personas le quieren insertar una estética que recoge la eficiencia de la máquina, para que ella también sea portadora de una nueva belleza humana: la forma de la pura traza.
Esta falta de reflexión nos dejó así sólo ante una lluvia de nuevas imágenes, en la superficie de las cosas, como si la pura novedad de las figuras fuera suficiente para convertir las imágenes en argumentos teóricos. Pienso que el amasado de diseñadores y artistas plásticos era necesario para definir la nueva estética que requerían los objetos producidos por la industria, pero eso no lleva a incluir el oficio de diseño, por tanto, de la arquitectura, en el ámbito de las artes plásticas o aparentes.
Esta confusión, que aún nos parece natural, viene refrendada también desde antes, desde el renacimiento cercano, puesto que algunos pintores y escultores eran también buenos arquitectos. Los plásticos y los arquitectos son parientes por el dibujo, ese artilugio de la mano que tiene la capacidad de despertar la imaginación y de aprender. Ahí es donde las artes visibles se encuentran. Pero la visibilidad de una obra de arquitectura se asemeja a contemplar palabras materiales.
Pero no sólo no nos hemos desprendido de la Bauhaus por mal leer su sentido o no ver su mensaje, el que, como está dicho, era el de tratar de dar un rumbo digno a la ciega industria de productos que estaban naciendo; tampoco hemos atendido a los antecesores, a los que abrieron el campo de esa posibilidad, la de la juntura entre la industria y el diseño. Antes de empezar el siglo XX, Loos ya había simplificado la superficie de las cosas, quién “decoró”el “Café Vienés” en 1899, escribió su fundamento teórico en 1908, en el que abre una nueva “estética ética”, en Ornamento y Delito, el primer manifiesto “artístico”. Este antecedente alimentó e hizo posible, en conjunto con Behrens, la olvidada Escuela de chicago y otros, a nuestra escuela de la Bauhaus, en 1919; quienes se guardaron los pie de páginas correspondientes. Europa “olvida”
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