La Buena Cocina Harold Mcgee

¿Alguna vez te han preguntado porque decidiste escoger esa carrera que estudias o estudiaste?

A mi si y aun no han podido obtener una respuesta que no parezca sacada de un cuento poético o que no parezca mas que una simple frase cursi. Hace algún tiempo atrás me preguntaron porque elegí estudiar cocina, por que tome esa decisión que para muchos suena una idea loca y descabellada, ya que simplemente tenían en su mente el concepto de que un cocinero no era mas que la persona dedicada a picar cebollas y cocinar ciertos ingredientes, no miraban mas allá del quemar ollas y cortar cebollas, tal vez porque nuestra idiosincrasia nos hizo creer que la cocina era netamente algo femenil, no miraban mas allá simplemente.

Para ellos aun no existe sentimiento inspirador, sentimiento que a pesar de durar mas de 15 horas trabajando al día, de abandonar tu vida social y familiar por que tu trabajo te absorbe, de no poder pasar con ellos esos momentos agradables (cumpleaños, días del padre, de la madre, navidad, fin de año que quisieras pasar) con ellos alredor del calor de hogar de una buena cena disfrutando , son momentos en los que mas trabajo tienes, de soportar quemaduras el incesante calor que se asemeja al de cualquier desierto en el norte de áfrica, las cortadas que duran días en cerrarse por el continuo movimiento que haces con un cuchillo o sartén que se han convertido en una extensión de tu brazo el hecho de soportar la presión extrema de una orquesta dirigida por un chef que busca la excelencia y perfección sin dejar pasar el mas mínimo detalle y dar un margen al error día tras día, la mirada paciente pero acechante de clientes que quieren platos perfectos, de esa adrenalina que fluye por tu cuerpo y te hace entrar en un estado automático, el tener un ingrediente y transformarlo en 20 preparaciones distintas con tres técnicas y saber que aun puedes transformarlo mas, el hacer creaciones maravillosas en las cuales se ve reflejada tu alma y pueden irradiar sensaciones, y transportar en un sinfín de recuerdos. Ese sentimiento permite que sigamos hay como guerreros batallantes.

Pero aun todo lo dicho anteriormente no responde de manera asertiva a la pregunta inicial ¿Por qué escogiste ser cocinero?, como mencione anteriormente a pesar de hablar con palabras porticas rodeadas de metáfora y de parafraseo no logra responderse

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