La Cena De Alfreda
Enviado por gatorosa • 13 de Septiembre de 2013 • 397 Palabras (2 Páginas) • 307 Visitas
Despertó algo cansado, la noche le había llenado de aventuras el alma, los recuerdos eran borrosos, pero aun así una plena satisfacción sucumbía en su interior. Era la luna la que lo miraba cada noche, y contemplaba desde el mediodía la gradual transformación que hasta la media noche culminaba. No se convertía en hombre lobo o en alguna criatura endemoniada, la pequeña Alfreda renacía noche tras noche entre ideas espontaneas de placer y otras más de diversión al probarse los vestidos de mamá y el maquillaje de su hermana. Cuanta feminidad y delicadeza había en su espíritu. Pero sin duda, esperar a su príncipe azul siempre a la 1 de la mañana era lo que la motivaba, lo recibía con una caja de galletas y una taza de café, aunque el siempre …
Despertó algo cansado, la noche le había llenado de aventuras el alma, los recuerdos eran borrosos, pero aun así una plena satisfacción sucumbía en su interior. Era la luna la que lo miraba cada noche, y contemplaba desde el mediodía la gradual transformación que hasta la media noche culminaba. No se convertía en hombre lobo o en alguna criatura endemoniada, la pequeña Alfreda renacía noche tras noche entre ideas espontaneas de placer y otras más de diversión al probarse los vestidos de mamá y el maquillaje de su hermana. Cuanta feminidad y delicadeza había en su espíritu. Pero sin duda, esperar a su príncipe azul siempre a la 1 de la mañana era lo que la motivaba, lo recibía con una caja de galletas y una taza de café, aunque el siempre …
Despertó algo cansado, la noche le había llenado de aventuras el alma, los recuerdos eran borrosos, pero aun así una plena satisfacción sucumbía en su interior. Era la luna la que lo miraba cada noche, y contemplaba desde el mediodía la gradual transformación que hasta la media noche culminaba. No se convertía en hombre lobo o en alguna criatura endemoniada, la pequeña Alfreda renacía noche tras noche entre ideas espontaneas de placer y otras más de diversión al probarse los vestidos de mamá y el maquillaje de su hermana. Cuanta feminidad y delicadeza había en su espíritu. Pero sin duda, esperar a su príncipe azul siempre a la 1 de la mañana era lo que la motivaba, lo recibía con una caja de galletas y una taza de café, aunque el siempre …
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