ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

La Chocal


Enviado por   •  5 de Abril de 2012  •  508 Palabras (3 Páginas)  •  443 Visitas

Página 1 de 3

Historia

Hace cinco años, un grupo de mujeres de Palmar Grande, una empobrecida comunidad del municipio Altamira, en Puerto Plata, decidió echar a un lado su rol de amas de casa, limitado solo a labores domésticas, para dedicarse a producir dinero y así mejorar las condiciones de vida de sus familias. Aquel “ya basta” a la resignación de cocinar, lavar y atender a sus maridos, sin contribuir desde el punto de vista económico al sustento de sus hijos, se produjo en el 2007.

Hasta ese año, estas valientes campesinas desconocían otra “entrada” a los ingresos familiares que no fuera la que sus esposos llevaban a casa al final de la jornada. “Ahora somos empresarias”, expresan, cual si se tratara de un ensayo de poesía coreada. Y no exageran al decirlo.

Estas mujeres son las responsables de una pujante fábrica de chocolate, enclavada en una localidad donde la gente vive de “echar días” en fincas de cacao, del motoconcho y, los más desafortunados, sobreviven de la “gracia de Dios”.

Todo empezó cuando al suizo Erich Roesli se le ocurrió pasearse por Palmar Grande y compartir su experiencia como fabricante de chocolate.

El extranjero prendió la chispa del entusiasmo a las damas que ya tienen su propia empresa: Chocolate de la Cuenta de Altamira (Chocal), que el año pasado generó beneficios netos de 70 mil pesos. Nada mal para un proyecto que aún no cuenta con un mercado formal.

Las ventas se hacen directamente a particulares, colmados y en ferias donde se exponen diversos productos. Estas mujeres tuvieron la visión para comprender que la idea del señor Roesli era espléndida, aunque sabían que estaba cruda y había que darle forma. No fue nada fácil.

No faltó quien les dijera que fabricar y comercializar chocolate era un negocio para gente de dinero. “Por ratos, creíamos que no lo lograríamos”, recuerda Luz Melencia Parra, coordinadora de Chocal.

Nada las detendría. Ni siquiera esas voces fatídicas que intentaron ensombrecer sus metas de desarrollo. Buscaron asesoría de la Fundación de Desarrollo Loma y Salud (Fundelosa), una ventana que les abrió los contactos con un mundo exterior que trascendió el cercado de alambre de los sembradíos de cacao de Palmar Grande.

Antes de entrar en confianza con las máquinas de acero inoxidable que usan para procesar chocolate, recibieron tres años de capacitación con varias instituciones, incluyendo el Instituto de Formación Técnico Profesional (Infotep).

Tenían el entrenamiento técnico. El grupo aumentaba y eran 22 las mujeres que deseaban crecer. Pero necesitaban recursos. Entonces Fundelosa se acercó a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), para presentarle el proyecto y el anhelo de superación de estas mujeres.

Después de tantos tropiezos,

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (3 Kb)
Leer 2 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com