La Ciencia Su Método Y Su Filosofía
Enviado por rueda12 • 28 de Febrero de 2014 • 436 Palabras (2 Páginas) • 208 Visitas
Mario Bunge La ciencia. Su método y su filosofía
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Mario Bunge La ciencia. Su método y su filosofía
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1. Lugar de la epistemología en la universidad argentina.
Es fácil advertir cuán modesto es el lugar que actualmente ocupa la filosofía de la ciencia en
nuestras universidades. Si se exceptúan los pintorescos cursos de "epistemología de la
ingeniería" de años recientes, la filosofía de la ciencia se ensena solamente en las facultades
de filosofía, y en éstas no ocupa un lugar importante. ¿Qué importancia puede dársele a uno
de los pocos cursos de filosofía sistemática que figuran en un plan de estudios que parece
confeccionado a la medida de especialistas en filosofía grecorromana y medieval? ¿Qué
importancia puede tener un único curso de filosofía de la ciencia, comparado con todos los
cursos de filosofías y de lenguas muertas? Es una de tantas materias, acaso la más humilde
de todas.
Tan poca importancia se le asigna a la filosofía de la ciencia en nuestra universidad, que el
estudiante es lanzado a ella inerme. No se le dota, por ejemplo, de nociones científicas de
nivel universitario; no se le equipa con las herramientas de la lógica moderna y del análisis
lógico del lenguaje; ni siquiera se le exige un conocimiento suficiente del inglés, del alemán
y del francés. Es claro que a menudo se hallaba consuelo en la circunstancia de que tampoco
se exigían estos requisitos elementales a quienes ensenaban la materia o simulaban hacerlo.
La filosofía de la ciencia está arrinconada en el plan de estudios y, en general, en el panorama
filosófico del país. Entre nosotros no se considera deseable que el filósofo se inspire en el
modo de proceder del científico, quien comienza por los hechos, luego los describe y más
tarde formula hipótesis y construye teorías para explicarlos; después deduce de ellas
conclusiones particulares verificables, recurre eventualmente a nuevas observaciones o a
nuevos cálculos, y contrasta sus conclusiones con estos resultados; y, finalmente, si lo halla
necesario, corrige sus conjeturas sin compasión. Este severo carácter autocorrectivo de la
investigación científica no suele estimarse superior al carácter oracular habitual en la filosofía
tradicional, la que no siempre titubeaba en formular conjeturas sin fundamento y sin
verificación.
Entre nosotros apenas se considera interesante la riquísima problemática filosófica que
suscita la ciencia: para algunos, dicha problemática es demasiado estrecha, para otros
demasiado árida, y para la mayoría de los filósofos y de los científicos ella apenas existe: se
cree vulgarmente, en efecto, que la ciencia carece de problemas
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