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La Etica Juridica Y Los Valores


Enviado por   •  29 de Noviembre de 2013  •  2.230 Palabras (9 Páginas)  •  366 Visitas

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Como pudimos ver en el curso que realizamos este semestre, la Ética jurídica se encarga del estudio de los valores del ser humano, lo bueno y lo malo, de la moral y el Derecho, y se identifica dentro del ámbito jurídico, siendo una exigencia de los profesionales en emitir una opinión más, acerca de lo bueno o lo malo; donde se trata de emitir juicios sobre la maldad o bondad de algo, pero dando siempre la causa o razón de dicho juicio. La realización de una conducta desleal por parte de los abogados puede dar lugar a una sanción disciplinaria impuesta por la respectiva asociación de éstos profesional y además a una sanción penal. En una sociedad fundada en el respeto a la justicia, el abogado tiene un papel fundamental; su misión no se limita a ejecutar fielmente un mandato en el marco de la ley. En un estado de Derecho, el abogado es indispensable para la justicia y para los justiciables, pues tiene la obligación de defender los derechos y las libertades; es tanto el asesor como el defensor de su cliente.

En este caso entendemos por valores como como la cualidad "sui géneris" de un objeto. Son convicciones profundas de los seres humanos que determinan su manera de ser y orientan su conducta. Los valores son creencias o convicciones de que algo es preferible y digno de aprecio.

Son agregados a las características físicas, tangibles del objeto; es decir, son atribuidos al objeto por un individuo o un grupo social, modificando a partir de esa atribución, su comportamiento y actitudes hacia el objeto en cuestión.

La existencia de un valor es el resultado de la interpretación que hace el sujeto de la utilidad, (deseo, importancia, interés, belleza) del objeto. Es decir, la valía del objeto es atribuida por el sujeto, en acuerdo a sus propios criterios e interpretación.

Esto se caracterizan por:

Independientes e inmutables: son lo que son y no cambian, por ejemplo: la justicia.

Absolutos: son los que no están condicionados o atados a ningún hecho social, histórico, biológico o individual; como la verdad.

Inagotables: no hay ni ha habido persona alguna que agote la nobleza, la sinceridad, la bondad, el amor.

Objetivos y verdaderos: los valores se dan en las personas o en las cosas, independientemente que se les conozca o no. Un valor objetivo siempre será obligatorio por ser universal y necesario para todo hombre; por ejemplo: la sobrevivencia de la vida.

Subjetivos: tienen importancia al ser apreciados por la persona, no para los demás. Cada cual los busca de acuerdo con sus intereses.

Objetivos: porque se dan independientemente del conocimiento que se tenga de ellos.

Dependiendo la persona estos llegan a tener una orden de mayor o menor importancia hacia los demás esto dependiendo de criterios de importancia de cada persona, cada ser humano construimos nuestra escala de valores personales de acuerdo a la importancia que le otorgamos a cada uno.

Los valores y su jerarquización pueden cambiar a lo largo de la vida, ya que están relacionados con los intereses y necesidades de las personas a lo largo de su desarrollo.

Los valores de los niños pequeños están definidos por sus necesidades de subsistencia y por la búsqueda de aprobación de sus padres: sustento biológico, amor filial. En cambio, los adolescentes guían sus valores personales por su necesidad de experimentación y autonomía: amistad, libertad.

Mientras que en la edad adulta se plantean nuevas prioridades: salud, éxito profesional, responsabilidad y algunos valores permanecen a lo largo de la vida de las personas.

Max Scheler decía que hay un cosmos objetivo de valores al que sólo se puede acceder por la intuición emocional.

Scheler se oponía firmemente a la pretensión de crear valores. Establecía que los valores son siempre los mismos, no cambian; lo que cambia es nuestra percepción de ellos. Cada época, cada cultura, descubre distintos valores e ignora otros.

Los valores se encuentran ordenados jerárquicamente, según Scheler:

I. Religiosos: sagrado o profano.

II. Espirituales: bello ó feo, justo ó injusto, verdadero ó erróneo.

III. Afectividad vital: bienestar ó malestar, noble ó innoble.

IV. Afectividad sensible: agradable ó desagradable, útil ó dañino.

“De lo que se trata es de vivir en armonía. No hay que optar por unos valores y renunciar a otros. Para ello hay que vivir los valores inferiores de un modo tal que se encuentren ordenados a los superiores. De esta manera, cada vez que obremos bien en lo más simple y cotidiano estaremos alabando a Dios, ya que los valores religiosos se encuentran en la cúspide de la pirámide”. (Max Scheler).

Desde otra perspectiva podemos decir que los valores del abogado no dependen de la institución educativa a la que pertenezca, ni de las consideraciones subjetivas que tenga de la vida o de la moralidad que en determinado caso no logre comprender; los valores éticos del abogado, son un reflejo de la trascendencia de su conducta moral con el bien moral tutelado por la profesión misma, son una contrastación entre la realidad moral predeterminada por factores culturales y el aspecto reflexivo de dicha moralidad (ética).

Esa relación trascendente entre bienes morales y la moralidad del sujeto se debe a la naturaleza de general del valor que es conceptualizado en su forma pura como estándar cognoscitivo, quizá distinto de su forma en la realidad, pero final mente inspirador para el desarrollo de la humanidad personal. El abogado debe concebir los valores morales que integran su profesión y profesarlos en su desarrollo laboral, sea cual sea el que haya elegido debe de honrar su profesión de la mejor manera posible.

El abogado debe concebir en su conciencia moral, a la lealtad, honestidad, la templanza, la equidad, la prudencia, la justicia, la libertad y la verdad.

En esta identificación entre los valores morales del abogado con los bienes morales de contenido filosófico, nos encontramos con la consumación de la relación cognoscitiva entre la ética y la moralidad, situación que garantiza al profesional jurídico, una sólida formación humana para la vida y para la profesión que tiene encomendada.

Desde sus orígenes, la profesión jurídica se ha desentendido de valores inferiores, siempre ha estado en contacto con las grandes concepciones axiológicas del pensamiento y ha estado al servicio del grupo social que la ha necesitado y que le ha dado su fundamento existencial. La profesión en sí misma, se ha visto como el camino hacia la justicia de los individuos ante la infamia amenazante o ante la transgresión del poderoso sin escrúpulos.

Se ha visto también que la profesión ha garantizado la plenitud de la vida humana

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