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La Etica de Sánchez Vázquez


Enviado por   •  8 de Septiembre de 2012  •  Reseña  •  8.056 Palabras (33 Páginas)  •  1.106 Visitas

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SANCHEZ VAZQUEZ, ADOLFO

ÉTICA

Editorial Grijalbo, S. A. (1ª ed., México, 1969)

México, 1974, 10ª ed., 239 pp.

I. CONTENIDO DE LA OBRA

La Etica de Sánchez Vázquez comienza con un breve prólogo, donde formula los objetivos de la obra. El autor quiere salir al paso de los intentos especulativos que ven la moral como un sistema normativo único (cfr. p. 7); por el contrario, se propone hacer una Etica como técnica de estudio del comportamiento humano (cfr. p. 8). Es difícil entender lo que significan estas afirmaciones —como es siempre difícil entender el error—; pero en pocas palabras, se podría decir que rechaza el estudio de la moral como ciencia del obrar libre humano, conforme a las leyes que Dios ha impreso en nuestro ser al crearnos, e intenta formular una especie de técnica para entender la conducta del hombre, de modo análogo al mecanismo de los instintos animales en su relación con los otros animales.

El índice de la obra es el siguiente:

INDICE GENERAL

Pp.

Prólogo

7

Cap. I. Objeto de la ética

9

Cap. II. Moral e historia

27

Cap. III. La esencia de la moral

49

Cap. IV. La moral y otras formas de conducta humana

69

Cap. V. Responsabilidad moral, determinismo y libertad

87

Cap. VI. Los valores

107

Cap. VII. La valoración moral

121

Cap. VIII. La obligatoriedad moral

141

Cap. IX. La realización de la moral

165

Cap. X. Forma y justificación de los juicios morales

187

Cap. XI. Doctrinas éticas fundamentales

211

Bibliografía

237

1. La Etica y el comportamiento moral.

Sánchez Vázquez dedica los cuatro primeros capítulos a establecer la naturaleza del comportamiento moral, el objeto de la ciencia ética, y su relación con otras esferas del saber.

Distingue, en primer lugar, entre moral y ética. Llama moral a un tipo de conducta humana: concretamente, al comportamiento del hombre frente a la sociedad; la Etica por su parte, sería la ciencia que estudia esa clase de conducta, el comportamiento moral. Su valor consistiría más en lo que logra explicar, que en la capacidad de prescribir actos concretos (cfr. p. 15).

La primera nota que caracterizaría el obrar moral sería su relación con la historia, que es estudiada en el capítulo II. Según el autor, la moral es esencialmente histórica, cambiante, pues consiste en un determinado comportamiento del hombre, y éste es por naturaleza un ser histórico; esta afirmación estaría corroborada por el hecho de que las diversas morales concretas se suceden y desplazan unas a otras (cfr. p. 27).

La segunda característica de la moral sería su peculiar conexión con la sociedad. La diferencia definitiva entre lo bueno y lo malo habría de buscarse en la relación de una determinada actuación respecto a los intereses de la colectividad. Esta, a su vez, estaría en continua transformación, consiguiente a los estadios de su desarrollo económico, hasta llegar a una definitiva sociedad sin clases —paraíso comunista—, donde podrá crearse una nueva moral (cfr. p. 41).

En el capítulo III, Sánchez Vázquez quiere determinar cuál es la esencia de la moral. Con este fin busca una definición que abarque todas las éticas que se han dado históricamente, y afirma que la moral es un sistema de principios y valores, de carácter meramente histórico, que regulan las relaciones entre los individuos, o entre ellos y la sociedad, es decir, se trata de normas de índole eminentemente social (cfr. p. 67).

El autor estudia a continuación la relaciones de la filosofía moral con «otras formas de comportamiento humano», como la religión, la política, la ciencia, el derecho, etc., para analizar cómo y por qué han desempeñado, en una fase determinada del desarrollo social, un papel predominante (cfr. pp. 67-70).

2. Responsabilidad, valor y obligación moral.

El capítulo V se dedica al estudio de la libertad, el determinismo y la responsabilidad moral. Considera el autor que la responsabilidad exige como requisito una libertad plena —ausencia total de coacción, precisa—, de lo que concluye la imposibilidad de establecer una verdadera responsabilidad, ya que todo individuo estaría condicionado histórica y socialmente (cfr. p. 106).

A continuación, trata del valor (cap. VI) y de la valoración moral (cap. VII). El valor moral es relativo, porque sería una creación práctica de la colectividad que existe sólo en el hombre y por el hombre (cfr. p. 117). En lo que se refiere a la valoración moral, considera que ésta ha de realizarse atendiendo a las dos coordenadas —historia y sociedad— que definen el comportamiento moral: la bondad y la malicia surgirían de la adecuación a los intereses y necesidades de la colectividad en cada momento histórico, lo que implica, en consecuencia, que ha de abandonarse la búsqueda de un criterio de bondad válido para todas las sociedades y para todos los tiempos.

De modo análogo, el contenido de la obligación moral (cap. VIII) variaría también en las diversas comunidades y en los distintos momentos históricos de una misma sociedad. Además, el autor piensa que la obligatoriedad de una norma radica en su aceptación por parte del sujeto, en la conciencia moral de la persona, que a su vez sería un producto histórico de su actividad práctica: el pensamiento humano no sería más que un subproducto del modo de producir bienes materiales.

La «realización de la moral» es el tema del capítulo IX, donde se propone mostrar que «toda actividad moral no es asunto exclusivo de los individuos, sino empresa colectiva» (p. 172), por la que los principios y normas básicas cobran vida, es decir, actúan y obran efectivamente en los individuos y en la sociedad (cfr. p. 156). La razón de esto sería el papel determinante de la conducta desempeñado por las instituciones sociales, que obligaría a moralizar las «estructuras» y relaciones sociales para rectificar así el comportamiento individual que de ellas depende.

3. Los criterios de moralidad.

El capítulo XI trata de los «criterios de justificación moral», esto es, de los principios que permitirían discernir la bondad o malicia de una acción, y que harían posible hablar de una moral como ciencia —como técnica del cambiante valor de la moralidad—, por encima del relativismo que se contiene en la afirmación de que la norma moral es una cambiante creación humana. El autor propone cinco criterios (justificación social, práctica, lógica, científica

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