La Felicidad En La Adolencia

Gran parte de la socialización de los niños y del desarrollo de la conducta prosocial se produce en el entorno familiar. Los padres de los niños prosociales suelen utilizar una disciplina inductiva y razonada, además de expresarles su cariño. Fomentan la conducta prosocial, a base también de refuerzo positivo (elogio, premio). Parece claro que el papel de modelo de los padres, la transmisión de valores y de intereses por los demás y los sistemas disciplinarios están asociados al desarrollo de la conducta prosocial en el niño. Además, la relación emocional del niño con sus padres parece influir en su capacidad de ser complaciente y en la efectividad de las medidas disciplinarias de los padres y de que los tomen como modelos para su conducta moral y social. También otros miembros de la familia, de manera especial los hermanos, dado que a veces pasan más tiempo con ellos que con los padres, sobre todo cuando empiezan a ir a la escuela, ayudan en el desarrollo de este tipo de conductas. Esto está demostrado en un amplio estudio que se hizo sobre las personas que habían ayudado a los judíos en la época nazi. Sus respuestas a por qué lo habían hecho -siempre jugándose la vida- era "porque mis padres me enseñaron la compasión hacia los demás" o "me enseñaron a respetar a todos los seres humanos, ya que todos somos iguales". Los padres de esas personas no eran autoritarios, pero tampoco permisivos sin más, y se preocuparon mucho de inculcar valores prosociales a sus hijos, quienes no solo seguían sus palabras sino también su ejemplo.

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