La Figura Femenina En "Romancero Gitano"

“Romancero Gitano” es una de las obras cumbre de Federico García Lorca, famoso escritor de la generación del 27. “Romancero gitano” es una obra de carácter innovador para su época, una obra que trata temas tan diversos y universales como son el amor, la vida y la muerte. Todo ello envuelto en el mundo gitano de la Andalucía más profunda y escrito en una exquisita y maravillosa lírica, siendo imposible que no deje al lector una huella imborrable.

Esta obra consta de dieciocho poemas donde las figuras masculinas y femeninas sostienen el peso de la obra. Lorca nos muestra una imagen antagónica y complementaria tanto del hombre como de la mujer. Mientras que el hombre mantiene una posición de poder y altanería, una imagen protectora y madura, a la mujer se la representa frágil, débil y desprotegida.

Los hombres de esta obra son de raza étnica gitana, donde se muestra unos hombres elementales, rudos e incluso me atrevería a decir primarios, que simplemente se dejan llevar por los acontecimientos y hechos, mientras las mujeres también de raza gitana, están predestinadas a sufrir, a ser derrotadas y en algunas ocasiones hasta encontrarse con la muerte.

El autor en su obra realiza una descripción física de las mujeres. Lorca las presenta con rasgos que caracterizan a la raza gitana, morenas de piel (Me estoy poniendo azabache (1)), cabello oscuro y sobretodo muy eróticas y sensuales (muslos de amapola (2), pechos durísimos (3)).

En La obra que todos los poemas tratan diferentes situaciones tienen en común los temas del amor, la vida y la muerte. Pero profundizando un poco más, el poeta muestra que la figura femenina mantiene siempre la misma esencia, esta esencia se muestra de dos formas; la primera, sería la de una mujer que sufre o ha sufrido una pasión desbocada, como por ejemplo “la casada infiel” o la figura femenina en “Romance sonámbulo”. La segunda forma, se manifiesta en un estado latente de frustración pasional o sexual como por ejemplo en el poema “La monja gitana” o “el romance de la pena negra”.

La mujer en la obra de Lorca ama y mantiene pasiones aunque estas suelan acabar en desdicha e incluso en muerte.

Cuando el hombre realiza un encuentro con la mujer, este realiza un papel pasivo utilizando así su poder. Como por ejemplo en el poema “La casada infiel”.

Me porté como quien soy.

Como un gitano legítimo.

Le regalé un costurero

grande, de raso pajizo,

y no quise enamorarme

porque teniendo marido

me dijo que era mozuela

cuando la llevaba al río.(4)

Aquí se muestra la figura de una mujer que pese haber entregado su pasión, el hombre la traiciona y una vez que es apostatada, este la abandona e incluso la insulta comparándola con una prostituta y jactándose de ello.

La figura femenina en la obra de Lorca se resigna, padece, se aflige. Ejemplo de ello sería:

¡Qué ríos puestos de pie

vislumbra su fantasía!

Pero sigue con sus flores,

mientras que de pie, en la brisa,

la luz juega el ajedrez

alto de la celosía. (5)

Estos versos que pertenecen al poema “La monja gitana” tratan de una monja que no solo no está pensando en Dios, sino que tiene deseos carnales, enfatizando de ese modo la represión que tiene su alma. La monja mantiene una fantasía carnal y una vez ha terminado su fantasía vuelve a su represión, a su quietud, a sus bordados, a sus quehaceres diarios.

Otro ejemplo es el de Soledad Montoya, en el “Romance de la pena negra”.

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