La Humildad
Enviado por pepe_calderon98 • 8 de Octubre de 2012 • 515 Palabras (3 Páginas) • 2.419 Visitas
Oratoria “La Humildad”
“El que se hace grande será humillado y el que se humilla será enaltecido.”
Lucas 18,9-14
Buenos días mi nombre es José Eleazar Calderón González y me encuentro ante ustedes para hablarles a cerca de lo importante de la humildad en nuestras vidas.
La humildad es la sabiduría de lo que somos, ser conscientes de nuestro conocimiento, realidad e ignorancia.
Reconocer nuestros fracasos y debilidades, actuar sin orgullo y sin presunción; reconociendo logros en los demás, es ser humilde.
Cuántas veces, por el contrario, buscamos a los amigos que nos halagan con sus palabras, pues, es más fácil sentirse admirado y envidiado que parecer ignorante. La humildad no consiste en negar tus cualidades, a no tener aspiraciones o hablar mal de si mismo, sino en hacer crecer tus dones beneficio de los demás.
La verdadera humildad consiste en el respeto del mayor ante el más pequeño, y reconociendo su valor.
Así nos lo demostró Jesús, en la última cena: lavándoles con toda sencillez y amor, los pies a sus discípulos. El gran maestro fue el más pequeño.
En mi experiencia como competidor de TAE KWON DO, y después de participar en competencias he comprendido que yo como muchos de mis adversarios, nos hemos ocupado, solo de obtener el grado más alto.
La soberbia ha ganado muchos de los torneos, tal vez, más que ninguno de nosotros, cuando no reconocemos nuestras debilidades y creemos ser los mejores. Dándole la espalda a una verdadera paz con Dios,
La humildad es igualmente condición indispensable para aprender y superarnos permanentemente. Aprender de todos y manifestar que estamos aprendiendo y confesar que aquello no hemos entendido hasta hoy. Aceptar nuestra limitación no nos humilla, por el contrario, nos ennoblece.
”Sed mansos y humildes de corazón”. Nos ha invitado Jesús a vivirlo así.
No cabe duda, él mismo lo ha hecho, como Cristo humillado, ¿lo has olvidado?, lo demostró durante su paso por la tierra, al nacer en un pesebre; o en su condición de Dios, ocultarse durante su juventud, prefiriendo a los pobres, a los pecadores, a los afligidos, a los niños... Viviendo pobremente, predicando con sencillez, enseñando con ejemplos simples al alcance de todos.
Cristo no hizo alarde de su categoría de Dios.
Reflexionemos en este modelo de Cristo humilde. Un Cristo escupido y pisoteado…
¿Y tu exaltas cuando no te reconocen?
Empieza aplicando este indispensable valor, con tus hermanos, amigos, maestros y con aquellos que no conoces y especialmente con quienes no conocen a Dios, para que con tu ejemplo, des testimonio de su amor.
Decídete por el camino verdadero a
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