La Inasistencia Escolar

LA INASISTENCIA DE LOS ALUMNOS EN SECUNDARIA

Durante las prácticas de Observación de la Práctica Docente pude observar, con demasiada frecuencia en las aulas de clase, que algunos de nuestros alumnos faltan con bastante regularidad. En muchos casos no se trata de alumnos que se encuentren enfermos o que falten por razones justificadas para la mayoría de las familias, sino que, bajo circunstancias de lo más diversas que existen, simplemente no asisten a la escuela y se presenta hasta de dos o tres días después.

En ocasiones, se presentan casos en que los alumnos tardan más de una semana en volver a la escuela y cuando se les cuestiona acerca de las razones, los padres de familia no siempre dan motivos médicos o de trabajo, sino excusas sin razón, que poca relación tiene con emergencias o situaciones que no puedan evitarse.

La inasistencia escolar es un problema que se extiende mucho más allá de la propia escuela. Afecta al estudiante, a la familia y a la comunidad. La inasistencia escolar es dañina para el logro, la promoción, la graduación, la autoestima y el potencial de los estudiantes. Sin duda, los alumnos que faltan a clases quedan retrasados en comparación con sus compañeros. Esta situación, a su vez, conduce a la disminución de la autoestima e incrementa la posibilidad que los estudiantes en riesgo dejen la escuela. “Es la falta de asistencia (justificada e injustificada) por parte del alumno a su lugar escolar dentro de su horario de clase, haciéndola una práctica habitual”.

Si bien es cierto que la inasistencia no es un problema generalizado para la mayoría de los alumnos, también lo es el hecho de que con unos tres o cuatro que falten en cada grupo, de manera regular, es suficiente para que el proceso de aprendizaje de todo el grupo es detenga, se haga más lenta, y por lo tanto, como profesores no podamos llegar a cubrir al 100% el programa de estudio de acuerdo como está programado. Se ha observado durante la entrega de calificaciones que se hace cada Bloque, con los alumnos y sus familias, se les cuestiona al padre o a ambos el porqué de las inasistencias, no saben que responder creen que es normal, que están de acuerdo en que los adolescentes no deban de ir regularmente a la escuela ya que, las conductas que demuestran no le dan la importancia que realmente tiene el hecho de que sus hijos aprendan.

La falta de los adolescentes a la escuela ocasiona muchos problemas en el proceso de enseñanza y aprendizaje en el aula. No solamente estos adolescentes no desarrollan todos los conocimientos que deberían, al igual que sus compañeros, sino que además generan un retraso porque, aunque los maestros dediquemos una cantidad extra de tiempo a estos alumnos para ponerlos al corriente y nos distraigamos un poco de nuestra actividades personales, para los alumnos el aprendizaje ha perdido su ritmo natural, no es un producto donde se ponen a juego sus habilidades mentales, ya están cansados y deseosos por irse a casa, lo que dificulta aún más el aprendizaje.

Savater, Fernando. El valor de educar. Ed. Ariel, Barcelona, 1997

Saint-Onge menciona: “Es necesario que fundamentalmente existan tres elementos; un alumno, una materia y alguien que enseñe. Esta “relación triádica” es la que constituye lo esencial de la enseñanza. El conjunto de tareas tiene como función relacionar dinámicamente estos tres elementos. Por lo tanto, si no existe alguno de ellos, no se puede aprender, ni enseñar.

Así mismo, la inasistencia de los adolescentes dificulta el seguimiento de estrategias y por lo tanto, afecta a su aprovechamiento, pues se rompe el hilo que conduce al aprendizaje y los deja observando cuando no saben de qué se trata una actividad o un contenido ya analizado, todo lo contrario al papel que el alumno debe asumir como activo cuando se está motivado y presente en el aula. Esto sin duda provocará la reprobación de los alumnos y el bajo promedio de aprovechamiento tanto del grupo como de la propia escuela.

Como maestros, no podemos darle al problema de la inasistencia toda la responsabilidad

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