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La Labor Docente Y Su Trascendencia Social


Enviado por   •  8 de Septiembre de 2014  •  2.833 Palabras (12 Páginas)  •  454 Visitas

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LA LABOR DOCENTE Y SU TRASCENDENCIA SOCIAL

“Modelos pedagógicos y formación Docente”

Cecilia Bustamante: Lic. En Básica Primaria

Teniendo como marco el seminario: “Modelos pedagógicos y formación docente” Comenzaré el presente ensayo exponiendo algunas conclusiones sobre el estudio realizado en él acerca de los modelos pedagógicos, a continuación resumiré el rol del maestro y finalmente me aproximaré a realizar algunas reflexiones sobre uno de los problemas reales que los docentes experimentamos hoy que no son los modelos, no es la manera como se orientan las metodologías, no son las instituciones; muchos docentes en la época actual, experimentan la labor de enseñar como una pesada carga que no les permite avanzar. Los cambios en la familia y sociedad les desinstalan continuamente y parece imposible encontrar un faro que les indique el rumbo pues la estirpe está cada vez más ausente de la escuela y para mí el aporte y apoyo de la familia es muy importante en los procesos educativos, de ahí que, ( en el sector oficial) se torna imprescindible descentrar un poco nuestra mirada de la tarea de conducir a los niños y jóvenes en objetivos, metas, logros, estándares, competencias y enfocarla más bien en términos de formación de vidas y mirar más sobre las tareas que se deben realizar, involucrando a todos aquellos personajes ( familia y acudientes) significativos que forman parte del entorno en que se va desenvolviendo la vida del niño o joven, puesto que desde el inicio de su existencia y durante su tránsito hasta la vida adulta son en todo caso siempre, una influencia que puede promover u obstaculizar su desarrollo hacia la expresión plena de sí.

La pedagogía ha construido una serie de modelos o representaciones ideales del mundo de lo educativo para explicar teóricamente su hacer y en la medida que acudimos a la universidad, cada día es más claro para cada uno de nosotros. Encontramos varios modelos pedagógicos como el tradicional, el conductista, el romántico, el desarrollista, el socialista de los que podemos echar mano, los cuales finalmente siempre buscan mejorar la educación de los estudiantes. Admitimos que las Instituciones educativas y los maestros no deben pretender casarse con un solo modelo pedagógico, sino tenerlos como referencia pues muchos de ellos se complementan según la situación y el entorno del estudiante; de igual forma es conveniente buscar profundizar y capacitar a los docentes en el modelo que la Institución adopte como referente.

En cuanto al maestro también hay distinciones: uno es el llamado “ transmisor” que es el que se caracteriza por dar su clase magistral, no posibilitar la intervención de los estudiantes, siendo él único protagonista de esta cuestión en forma activa y el que nosotros debemos evitar puesto que aquí los estudiantes son sujetos pasivos en todos los proceso, ellos acumulan conocimientos, llenan sus cabezas, no construyen un nuevo conocimiento, luego no pueden producir ninguna aplicación de lo que recibieron.

Otro, es el llamado “facilitador” que es el que me gustaría desempeñar, por eso es al que me dedico a pulir en mi trabajo cotidiano faltándome mucho todavía, pero me esfuerzo, porque este tiene una función orientadora, actúa siempre como un mediador, permite que el estudiante sea activo, que construya su propio conocimiento.

El rasgo fundamental en cualquier docente allí dentro de su práctica áulica debe ser a mi modo de ver, el grado de compromiso con la formación humana, es necesario estar comprometido individualmente con la plena formación de tal manera que se transforme en un artesano del educando, que aplique la técnica y la herramienta necesaria, que será irrepetible, que pueda decir esto es lo importante, que tenga plena conciencia de que hay un tiempo, un lugar que no volverán, cuando está de frente a su estudiante estar seguro de saber qué es lo importante aquí y ahora porque lo que él no forja en ese momento no lo hace nadie, porque hoy la familia no está ahí y el momento no se repite, no hay otra oportunidad.

El quehacer del docente no es una tarea fácil y se ve desdibujada desde hace ya varios años. Ya no es el mero intermediario entre el estudiante y el conocimiento o el facilitador en el proceso de aprendizaje, hoy el docente debe buscar la forma de captar el interés de sus estudiantes pero también de la familia de ellos refiriéndome a los niños y jóvenes, promover el gusto por la educación, para esto debe tener mucho de psicólogo, algo de pedagogo, de médico, de educador especial y mucho, pero muchísimo de ser (ser como persona) con un espíritu de servicio que marque la diferencia con cualquier otro profesional para entender y atender las necesidades y las inquietudes de sus educandos.

El papel de los padres en la educación ha venido desmejorando en los últimos tiempos, debido a la falta de atención de estos hacia sus hijos, esto a causa de varios factores entre ellos sus ocupaciones laborales, el abandono por parte del papá o la mamá, la desintegración familiar; en la actualidad en muchos hogares la familia ha pasado a ocupar un segundo y tercer plano; han dejado a un lado el rol que deben desempeñar en la educación de sus hijos y delegan esta labor en los profesores y otros tutores, esto ha traído consigo que muchos niños y jóvenes no posean una formación completa y de calidad, muchos docentes desempeñan su papel en la escuela pero lastimosamente la mayoría de los padres han abandonado la labor de educar a sus hijos en casa.

Con base en lo anterior es conveniente que el maestro tome la iniciativa y organice dentro de su planeación actividades encaminadas a trabajar junto con los padres y acudientes manteniéndoles informados acerca de lo que realmente ocurre con sus hijos, recordarle a los padres que una de sus tareas es preocuparse por el bienestar social, familiar, emocional, espiritual y físico de su hijo, presionarlos de alguna manera a que debe velar dentro del hogar para que su hijo no esté expuesto a tantos peligros como existen hoy. Permitirles a los padres prepararse a través de talleres, hacerles caer en cuenta que el autoritarismo es tan pernicioso como la ausencia de autoridad: pues hay situaciones en las que los padres deben saber decir: ¡No! Y que ese ¡no! sea innegociable, firme, dogma. Los padres deben tener la autoridad de decir que algo no está bien, pero también de ceder en el momento que sea necesario hacerlo, pero no ceder en cosas importantes. Eso hace al padre relevante a los ojos del hijo.

Estar pendientes y permitirles entender que es muy difícil en este tiempo conseguir buena relación con los jóvenes, pero siempre podremos palear un poco las consecuencias de la crisis en la comunicación

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