La Maravilla En El Extrañamiento: Esos Verdes, Erizados Y húmedos Mundos.
Enviado por Najla • 3 de Diciembre de 2012 • 1.833 Palabras (8 Páginas) • 455 Visitas
-Buenas salenas, cronopio, cronopio.
-Buenas tardes, fama. Tregua, catala, espera.
-¿Cronopio, cronopio?
-¿Hilo?
-Dos, pero uno azul.
Julio Cortázar
(“Alegría del cronopio” en Historias de cronopios y de famas)
La maravilla en el extrañamiento: Esos verdes, erizados y húmedos mundos.
Un día, alguien puso en mis manos, fotocopiado, un extraño cuento; en él había un hombre que escribía cartas a París y vomitaba conejitos de colores. Yo tenía once años y era mi primer encuentro con Cortázar. Poco después, de manos de la misma persona, tuve en las mías “Continuidad de los parques” y me encontré por primera vez en la vida con una historia donde una realidad se mezclaba con otra, y me maraville. Por aquel entonces yo no sabía nada sobre el hombre que escribía semejantes cosas, pero me dejé llevar cómodamente por la alegría de sus letras, y acepté con gusto las historias que luego vinieron a mí; “La noche boca arriba”, “Las manos que crecen”, “Los limpiadores de estrellas”, “El hijo del vampiro”, “Breve curso de oceanografía” y luego, para despertar en mí la más deliciosa y reconfortante sensación de extrañamiento, “Instrucciones para llorar” y fue este breve relato-manual, que me llevó tiernamente de la mano, y no podía ser de otra forma, hasta Historias de cronopios y de famas, con las que entré de lleno en el mundo de Julio, el enormísimo cronopio.
En Historias de cronopios y de famas, Cortázar juega con la realidad, no modificándola radicalmente, pero si estirándola hasta sus más insospechados límites. Construye puentes que cruzan lo cotidiano hasta llegar al maravilloso mundo de lo extraño, es revolucionario el intento de Cortázar; él quiere cambiar la manera en que vemos al mundo. La primera página, a modo de prólogo, trata de orientarnos dentro del mundo que está a punto de crear, en el quiere ayudarnos a despegar de la cotidianeidad de los actos, prepararnos para lo que viene a continuación. Julio describe a la cotidianeidad como una “masa pegajosa” “la costumbre, la fácil solicitud de la cuchara” Es el hombre que se encierra dentro del orden para evitar lo maravilloso y el remedio que Cortázar propone a esto es un mundo lleno de actores y acciones asombrosos, donde la fantasía es un fin en sí misma y ejemplificándolo de la siguiente manera.
…Solamente vendrá lo que tienes preparado y resuelto, el triste reflejo de tu esperanza, ese mono que se rasca sobre una mesa y tiembla de frío. Rómpele la cabeza a ese mono, corre desde el centro de la pared y ábrete paso. ¡Oh, como cantan en el piso de arriba! Hay un piso de arriba en esta casa, con otras gentes…Y si de pronto una polilla se para al borde de un lápiz y late como un fuego ceniciento, mírala, yo la estoy mirando, estoy palpando su corazón pequeñísimo, y la oigo, esa polilla resuena en la pasta de cristal congelado, no todo está perdido.
La vida, desde la perspectiva del autor es una aventura fantástica, la mejor y más creativa manera de existir, y es la naturaleza fantástica de estos cuentos lo que asombra e implica al lector, quien se divierte con el humor y la comicidad que son inherentes a todos los relatos contenidos en Historias de cronopios y de famas.
Cortázar prescinde de los motivos comunes de la narrativa, de los motivos y los porqués, para dedicarse a describir los cómos. Elabora todo una significación nueva alrededor de actos cotidianos como “Instrucciones para subir una escalera, “Instrucciones para llorar” o “Instrucciones para dar cuerda a un reloj”, crea una teoría de la estética en “Instrucciones para entender tres pinturas famosas”, incluso construye un manual común para un acto fantástico en “Instrucciones para matar hormigas en Roma”. Cortázar rompe con la línea lógica de la causa y el efecto “Empiece por romper los espejos de su casa” dice en “Instrucciones para cantar” y entre los impulsos de cantar y de romper espejos no existe una relación lógica.
Luego del manual de instrucciones vienen las “Ocupaciones raras” compendio de historias que se ambientan en Buenos Aires, donde los personajes viven rodeados de gente común, pero donde ellos son poco menos que excéntricos seres dedicados a las más raras ocupaciones. En primer lugar se ocupa de una familia de treinta y dos personas que vive en la calle Humboldt, una casa que es como una isla de locura y al mismo tiempo, para el lector, un reducto de imaginación que nos salva de la aburrida vida cotidiana. Esta familia se describe a sí misma como original en un mundo de iguales “Somos una familia rara. En este país donde la cosas se hacen por obligación o fanfarronería, nos gustan las ocupaciones libres, las tareas porque sí, los simulacros que no sirven para nada” pero luego aclaran “Tenemos un defecto: nos falta originalidad. Casi todo lo que decidimos hacer está inspirado—digamos francamente, copiado—de modelos célebres.” Pero no advierten que en sus acciones la sensación de extrañamiento la provoca el tiempo y el espacio elegido por ellos para llevar a cabo sus ocupaciones. Acaso en el París del siglo XIX construir una horca no estaba fuera de lugar, pero no es lo mismo la ya mencionada calle Humboldt, en el presente siglo.
Cortázar nos mueve el enfoque de la cámara, nos deja entre ver una explicación que puede sonar plausible y luego nos arranca de la cotidianeidad para arrojarnos en el mundo del absurdo y nos coloca así al mismo nivel que los protagonistas, tan afanados en la construcción de la horca que no les interesan las miradas curiosas
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