La Ola

La ola nos habla de la dominación y la anulación cotidiana de la individualidad, del miedo, de la inseguridad como excusa y opción ganadora del poder. Del totalitarismo a gran escala pero también del pequeño. Es, en definitiva, una película llena de ideas y pensamiento.

Remite a un momento originario de fundación del grupo. A partir de la consigna didáctica, se ponen en funcionamiento los mecanismos de constitución del agrupamiento. Una primera cuestión, consiste en sostener que la cultura y el orden establecido han sido fundados en un acto de violencia y de exclusión del “Otro”, Para que un grupo surja, para que un estado de cosas se constituya, es preciso que se instale una lógica de “campo de batalla”. Hobbes la llamó: “la lucha de todos contra todos”. En esta contienda los contenidos políticos precisos no están decididos de antemano: dependen de la propia lógica social-histórica en los que se desarrollan.

En La Ola es la lógica funcional del grupo, la que crea diariamente los contenidos ideológicos, dándole mayor consistencia al agrupamiento. Se pone de relieve en este sentido, el valor de las insignias, los uniformes, las canciones, el saludo y todos los elementos que invitan a la equiparación de los individuos del grupo. La violencia estructural fundante del grupo establece un adentro y un afuera, los “que no están conmigo, están contra mi”, amigos y enemigos, defensores y detractores. Esta concepción pos contractualista lejos de ver en el contrato social la causa de la civilización y el orden, como lo hacía Hobbes, la ubica como la causante de la violencia y las diferentes formas de exclusión. Lejos de pensar el contrato como la solución a la violencia social lo ubica como su causa.

Los adolescentes, pasan de un estado de abulia e indiferencia a una actitud de defensa de ciertos ideales, de certezas acerca de cómo obrar, y de entusiasmo y pasión por lo que pueden hacer gracias a La ola. Este encausamiento de sus vidas, los vuelve confiados, al extremo de pasar de la valentía a la temeridad.

“La Ola” no sólo adquirió las características de una autocracia, en el sentido de un cuerpo jerarquizado bajo la figura de un líder único, sino que manifestó con sutileza la forma en que ese proceso fue ocurriendo. Los pocos días que transcurrieron para transformar a un profesor cercano al anarquismo y un grupo de jóvenes sin mayores implicaciones políticas en una organización como la que formaron fue una señal no solo del peligro de los totalitarismos, sino también de lo fácil que es llegar a ellos bajo ciertos contextos, en relación a cambio de actitudes de determinados grupos humanos.

La diversidad se consideró como algo extraño, que debía ser expulsado en el marco de esa creencia. “Los otros”, anarquistas tal vez, fueron considerados como parte de lo reprochable. El sonido de la marcha de los alumnos al mando del señor

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