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La Persona Humana


Enviado por   •  19 de Abril de 2013  •  2.926 Palabras (12 Páginas)  •  522 Visitas

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la persona humana

Lic. Rolando Monteza Calderón

1. Hacia una comprensión de la noción de persona humana

Hombre, individuo, sujeto, yo... persona humana. Cada uno de estos términos se refiere a una

misma realidad y, a la vez enriquecen, el modo de concebir al ser humano. Es importante no

perder de vista esto, porque cualquier reduccionismo o univocidad ha creado confusión.

Asimismo, restando todo contenido a estos vocablos podría llevarnos a disolver la noción de

persona, como ocurre en esta época contemporánea, como lo anota Fernando Sellés en su

libro “La persona humana”.

Autores como Jacques Maritain, nos advierten el peligro de una distinción real entre individuo

y persona. No podemos negar una distinción conceptual: al decir “individuo” humano nos

estamos refiriendo a un ejemplar de la especie humana, así como cuando decimos éste perro,

nos referimos a un ser que pertenece al género perruno. Ahora bien, cuando empleamos el

término individuo indicamos que estamos ante un ser “indiviso”, único y singular. Esto permite

evitar una visión abstracta de la persona, pues el término individuo se refiere al ente concreto.

Sin embargo, tal distinción ha sido nefasta, pues la interpretación que se le ha dado es que

como si hubiera individuos humanos que no son personas; por ejemplo, un feto.

Robert Spaemann escribió un libro que se llama Persona, distinción entre algo y alguien. Uno

de sus capítulos lleva por título: “¿Es todo individuo persona humana?”. Allí advertirá que

esta dicotomía no existe, todo individuo es persona; la distinción es sólo lógica.

Por otra parte, persona humana es mucho más que lo que denominamos “yo”, es decir el ser

consciente, el yo se puede emplear como persona, pero hay que ver en qué contexto. Porque

cuando duermes ¿qué sucede? No eres consciente, entonces ¿eres persona?. Autores como

Leonardo Polo (en su libro El Yo), han repensado el “yo” para darle un contenido metafísico.

La palabra sujeto también se ha distinguido de persona. Podría ocurrir, pero debemos atender

al contexto. Se emplea “sujeto” cuando se habla de quien hace un tipo de operaciones. Sujeto

humano se identifica con persona humana, aquí se adquiere un matiz, sujeto frente a objeto,

pero parece que designa más en sí mismo.

La noción hombre también es lo mismo que persona humana. Hombre se refiere a la

naturaleza mientras que “persona” añade algo más a ese concepto. Persona no es lo mismo

que naturaleza, pero incluye a la naturaleza. La persona tiene que ver con un todo sustancial.

La persona humana que en filosofía medieval se unía a un todo sustancial, en la moderna se

unió a las facultades. Sellés dice que en el racionalismo hay una reducción hacia la

racionalidad y eso fundamentaría la noción de persona. En la filosofía contemporánea se

acentúa es la voluntad, se centra el discurso en una facultad y no en el todo.

Saber qué es persona humana resulta una tarea ardua. El problema que se nos plantea podría

resultar algo ambiguo y difícil. ¿Cómo podemos, entonces, conocer la verdad sobre la

persona? ¿Qué noción tenemos de persona?

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2. La persona desde la metafísica clásica

(Anicio Manlio Torquato Severino) Boecio en el s. V se planteó qué es “persona”, en su libro

De persona et duabus naturae (Sobre la persona y las dos naturalezas). Allí ofrece esta

definición de persona: “rationalis naturae individua substancia”. Además hace una

investigación sobre la raíz etimológica del vocablo “persona” y dice que persona viene del

griego prosopon que significa lo que está puesto delante de los ojos, lo que “re-presenta” a

alguien. Boecio se está refiriendo a un elemento del teatro griego que es la “máscara”, la

misma que tiene doble función: por una parte, la identificación del personaje y, por otra, una

función más práctica, que es hacer sonar la voz, porque la voz que se emite y que resuena, es

como una ampliación de la voz. Esta definición puede ser discutida, pero nos señala dos rasgos

de la persona humana que aportará la filosofía romana y cristiana: Su identidad y su relación.

Este concepto refleja la identidad con respecto a los demás, sino hubiera público en el teatro

no podría ser reconocido el personaje. De forma que son los demás que reconocen e

identifican a la persona y, asimismo, es lo que facilita oír la voz del personaje, éste último

sentido fue recogido por el Derecho Romano, aunque –como veremos– se trata en ambos

casos de una valoración extrínseca.

Para el Derecho Romano, persona es el sujeto de derechos y deberes. Y ¿qué relación tiene

esto con “hacer sonar la voz”? Porque la persona (per-se-sonans) es aquel “que suena por sí

mismo”, como el actor del teatro griego que gracias a la máscara deja oír su voz. Eso es lo que

justamente sucede desde el punto de vista jurídico, la persona es aquel hombre que tiene voz

propia y, por lo tanto, puede intervenir en la vida social y en el foro romano. Ahora bien,

puesto que no todo individuo humano tiene voz propia (los esclavos, los niños y las mujeres),

entonces, no todos pueden ser considerados “persona jurídica”. Sólo posee esa categoría el

ciudadano romano.

Éstas son aproximaciones al concepto de persona, pero todavía no se ha llegado a una

formulación exacta de persona humana, pues no define al ser humano en su integridad,

metafísicamente hablando. No ofrece una identidad entre el hecho de ser individuo de la

especie humana y ser persona humana. Tal universalización proviene del cristianismo, que

además de haber heredado los conceptos grecorromanos, heredó también el concepto

persona de la cultura hebrea, que justamente tradujo su término “panîm” por el griego

“prosopon”. Gracias a esa riqueza cultural que se ha desarrollado en el cristianismo podemos

apuntar tres características esenciales del concepto de persona: Primero, el algo propio e

intrínseco al ser humano; segundo, es un concepto universal; y, tercero, tiene un carácter

meta-específico.

a) Como habremos advertido antes, desde el punto de vista del derecho romano, el valor de la

persona, o mejor dicho, que sea persona o no, depende de un valor explícito (la sociedad, el

estado romano). En la antropología cristiana

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