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La Planeación En El México Actual


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2014  •  2.853 Palabras (12 Páginas)  •  186 Visitas

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La Planeación en el México actual

PALABRAS CLAVE: Estado, políticas públicas, planeación, desarrollo regional, gestión

INTRODUCCIÓN

La planificación se concibe como el proceso mediante el cual el estado crea estrategias mediante las cuales pretende direccionar los recursos públicos de manera eficiente, eficaz y efectiva con el fin de satisfacer las necesidades de la comunidad, elevando su calidad de vida, teniendo en cuenta las dinámicas económicas, sociales, políticas, que se viven en el país

“La planeación también se puede ver como un instrumento de organización colectiva, de previsión ante los acontecimientos inciertos del futuro” . De acuerdo con esto, la planificación es una herramienta determinante para el desarrollo del país.

En México el antecedente que se tiene sobre la planeación data de 1930 con la promulgación de la Ley sobre Planeación General de la República, que constituyó el primer antecedente jurídico para que el Estado mexicano emprendiera acciones de planeación sobre su desarrollo. Tres años después se aprobó el primer plan sexenal de desarrollo, en el que se incluían políticas territoriales. El Estado mexicano había entrado en el camino de su reforzamiento y tomaría un papel principal como agente del desarrollo

La actuación del Estado mexicano en la planeación del desarrollo del país se ha distinguido por una activa, aunque no siempre acertada participación en los diferentes escenarios de la vida nacional en los que ha tratado de incidir.

Sin duda alguna, largo ha sido el trayecto en la implementación de políticas públicas para dirigir el desenvolvimiento de un determinado sector económico o social, para detonar el desarrollo regional a través del impulso de una actividad clave de la economía o bien para alcanzar la convergencia de las diferentes regiones.

En medio de una crisis financiera que se estalló inmediatamente después de entrar en funciones el gobierno de 1994 al 2000, y cuyas repercusiones en el exterior fueron denominadas como "el efecto tequila", el panorama de depresión económica que había dominado en los años ochenta, parecía volver nuevamente y para combatirlo se tendrían que aplicar drásticos ajustes en aras de que la crisis durara el menor tiempo posible. En lo que se refiere a la planeación del desarrollo, más de manera inercial que en el ánimo de definir los derroteros para detonar el dinamismo económico y disminuir, entre otros aspectos, los desequilibrios sociales y territoriales acentuados en la fase de la globalización, se elaboraron el Plan Nacional de Desarrollo 1994–2000 y los programas sectoriales correspondientes

En cuanto a las políticas territoriales, muchas de ellas derivadas también del Plan Nacional de Desarrollo sobresalen el Programa Nacional de Desarrollo Urbano (1995–2000) que pretendió, entre otros fines, la reorientación de las migraciones hacia las grandes metrópolis apoyándose en una nueva versión del Programa de las 100 ciudades. Aparecieron también los proyectos México 2020, vertientes urbana y regional; con los cuales se pretendió configurar una política urbana y regional de largo plazo. No obstante, su incidencia en el panorama territorial del país fue marginal en virtud del escaso nivel de participación de los actores locales, entre ellos las instancias estatales y municipales además de las organizaciones sociales respectivas.

Todos estos intentos se han caracterizado por contener, invariablemente, los mejores propósitos pero en su ejecución y, sobre todo, en la obtención de resultados han mostrado su vulnerabilidad, entre otras cosas, cuando son relegados por parte de los círculos tomadores de decisiones, principalmente en etapas de renovación de los poderes republicanos, cuando determinado asunto económico o social distrae la atención gubernamental y exige reorientar los esfuerzos hacia otras prioridades o, en el peor panorama, cuando las limitaciones presupuestales obligan a recortar tiempos y metas, muchas veces hasta el extremo de cancelarlos

Según (Vallejo y Fuentes, 2006) solo con la reforma constitucional de 1968 se generó un cambio significativo desde el punto de vista constitucional y legal en términos de planeación, el cual se consolida con la Constitución de 1991 puesto que conformó el Sistema Nacional de Planeación el cual era compuesto por el Consejo Nacional de Planeación y los Consejos territoriales de planeación .

La planificación se empieza a entender como un sistema por el que se debe dar una articulación entre el nivel nacional y territorial. Es así como esta reforma genera un cambio vital, al pasar de una democracia representativa a una participativa.

Para que el proceso de planificación fluya en términos de participación ciudadana es determinante la voluntad política de propiciar espacios en los que la comunidad pueda intervenir y presentar sus propuestas así como la voluntad de los ciudadanos interesados en participar, en asumir libremente su ron como tal, contribuyendo a una construcción colectiva y social en la cual se den relaciones sinérgicas y de ganancia o beneficio mutuo.

La planificación participativa trasciende del hecho de mejorar la calidad de vida de las personas e incluye aspectos como la convivencia, la cultura y la gestión pública.

Sin lugar a dudas la planificación que se da a partir de una amplia participación de la comunidad que resulta de los lazos de confianza de los ciudadanos hacia las administraciones, adicionalmente esto permite prevenir conflictos sociales y contribuye a la formación de una cultura ciudadana participativa y responsable que reconoce que tiene derechos pero que también deberes como tal.

La práctica de la planeación en México, ha mostrado su vulnerabilidad como mecanismo viable para acceder a un desarrollo económico y social, equilibrado e incluyente, no obstante tener un Estado fuerte, capaz de imponer sus mandatos en todos los sectores y grupos sociales. Dicha tendencia negativa se profundiza por el entorno de exclusión tan característico de la fase de la globalización económica.

A pesar de los diversos planes y programas aplicados en los últimos decenios en el país presentan una situación de enormes contrastes, con desequilibrios evidentes no tan sólo a nivel socioeconómico sino también regional, que permite sostener que los caminos adoptados hacia el desarrollo no han sido generalizados ni incluyentes, además de que, conforme avanza el tiempo, la tendencia pareciera profundizar tales disparidades.

En México no se ha contado con políticas de desarrollo en estricto sentido,

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