La Reflexión Como Estrategia Didáctica

La reflexión como estrategia didáctica

La reflexión como estrategia didáctica se convierte no sólo en el medio idóneo para la enseñanza reflexiva en el ámbito universitario, sino además en una consecuencia natural de una práctica reflexiva y de una enseñanza basada en la reflexión, pues si buscamos estimular la construcción y el descubrimiento de conocimientos por parte de los alumnos esto nos exige el desarrollo de procesos reflexivos, desde un punto de vista metodológico, en donde la enseñanza reflexiva se relaciona con los tres momentos didácticos: la planeación, la realización y la evaluación .

“En una estrategia reflexiva se combina, la explicación, en donde el profesor presenta con claridad la información, establece relaciones entre las ideas nuevas y las anteriormente adquiridas, sistematiza la información o el contenido objeto del aprendizaje, facilita el acceso a la información y la interacción con los estudiantes” (Díaz Barriga, 1998: 126).

Pero para que los estudiantes aprendan a convertirse en practicantes reflexivos y se lleve a cabo una enseñanza reflexiva, hay que renunciar a sobrecargar el currículo académico , para así dejar tiempo y espacio para el desarrollo de procesos reflexivos, mediante la resolución de problemas y el aprendizaje práctico de la reflexión profesional, pues lo que hace que una formación esté orientada hacia la reflexión es el hecho de multiplicar las ocasiones para que los estudiantes en el aula y fuera de ella tengan espacios para forjarse esquemas generales de reflexión y de regulación. En este sentido utilizar la reflexión como estrategia didáctica:

“(...) significa aprender a funcionar, incluso a hacer malabarismos con las ideas, estructurar las hipótesis, seguir las intuiciones o arrinconar las contradicciones. La relación escolar con el saber, severo, dependiente, sin distancia critica ni espíritu lúdico, no es favorable para una práctica reflexiva, que exige pensar por sí mismo” (Perrenoud, 2004: 64).

Es así que para formar estudiantes reflexivos no basta con incluir un módulo o una asignatura que busque enseñar a pensar a los alumnos, sino fomentar que la reflexión se convierta en un modo de vida, en un habitus, de la profesión docente, del trabajo en el aula y del tratamiento del proceso de enseñanza aprendizaje. Pues de esta manera el profesor y los alumnos podrán aplicar la reflexión de forma espontánea en el curso de una pregunta, en una discusión, en una tarea o en el modo personal de estudiar. Pues:

“En la enseñanza reflexiva, la formación ya no es transmisión de contenidos, sino construcción de experiencias formadoras mediante la creación y el fomento de situaciones de aprendizaje. En donde se tienen que aunar la formación teórica y la experiencia práctica en la creación de problemas y de situaciones. Se trata de un método de formación, de apropiación activa de los saberes según su confrontación con la realidad” (Perrenoud, 2004: 75).

Es por todo lo anterior que para una formación basada en la reflexión hay que tomar en cuenta los siguientes elementos:

1. Una trasposición didáctica fundada en el análisis de la práctica y de sus transformaciones.

2. Un conjunto de competencias claves.

3. Un plan de formación organizado alrededor de las competencias.

4. Un aprendizaje basado en la resolución de problemas.

5. Una verdadera articulación entre la teoría y la práctica.

6. Una organización modular y diferenciada.

7. Una evaluación formativa de las competencias.

8. Contar con calendarios y herramientas de integración de los conocimientos adquiridos.

9. Una cooperación negociada con los profesionales.

10. Volver a la experiencia y describirla a los demás .

11. Prestar atención a los sentimientos asociados a la experiencia .

12. Reevaluar la experiencia después de prestar atención a la descripción y a los sentimientos (Brockbank, 2002: 102).

Tomando en cuenta estos elementos y toda el sustento teórico-práctico en el que se fundamenta este trabajo de tesis, a continuación estableceremos algunos parámetros o recomendaciones prácticas que se han de llevar a cabo para enmarcar la práctica educativa dentro del contexto de la reflexión. No queremos ser exhaustivos en las recomendaciones sino plantear algunas líneas orientativas a seguir por los docentes para el manejo de la reflexión como estrategia didáctica .

Algunas líneas orientativas o parámetros de acción son:

• Establecer los esquemas de acción junto con los alumnos, lo que lleva a no tener esquemas preconcebidos y por ende, muchas veces poco adaptados a la situación específica del aula.

• Indagar sobre los intereses de los estudiantes con la finalidad de acomodar a ellos las unidades didácticas.

• Fomentar que los alumnos se apropien de los procedimientos de regulación de la propia actividad, con el objetivo que aprendan a aprender.

• Crear un ambiente en donde se propicie la reflexión y la actividad autónoma del alumno.

• Favorecer el diálogo bidireccional con los alumnos y entre ellos .

• Considerar los contenidos de la enseñanza como vehículo para promover el desarrollo personal del alumno.

• Promover que el alumno exprese y describa su acción para que en esta medida la interiorice y se haga consciente de su proceso de aprendizaje .

• Que el profesor desarrolle su espíritu investigador para que de esta manera pueda contagiar a los alumnos de esta inquietud.

• Permitir que el alumno interactúe con su entorno de una forma activa y reflexiva interviniendo en él de forma constructiva.

• Promover el acercamiento a la naturaleza de los objetos de estudio permite que el alumno se introduzca en procesos de reflexión y desarrolle procedimientos de observación, exploración, uso y construcción

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