La Solidaridad Y La Caridad
Enviado por adelina1695 • 13 de Julio de 2015 • 507 Palabras (3 Páginas) • 855 Visitas
La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. Muchos cristianos dedican sus vidas con amor a quien está solo, marginado o excluido, como el primero a quien hay que atender y el más importante que socorrer, porque precisamente en él se refleja el rostro mismo de Cristo. Gracias a la fe podemos reconocer en quienes piden nuestro amor el rostro del Señor resucitado es compañera de vida que nos permite distinguir con ojos siempre nuevos las maravillas que Dios hace por nosotros. Tratando de percibir los signos de los tiempos en la historia actual, nos compromete a cada uno a convertirnos en un signo vivo de la presencia de Cristo resucitado en el mundo.
Lo que el mundo necesita hoy de manera especial es el testimonio creíble de los que, iluminados en la mente y el corazón por la Palabra del Señor, son capaces de abrir el corazón y la mente de muchos al deseo de Dios y de la vida verdadera, ésa que no tiene fin. Estas palabras del Papa Benedicto XVI ponen de manifiesto el deseo y el llamado a todos los hombres de la humanidad, a servir sin condición a hacer crecer esa verdadera caridad que es la que apareja el sacrificio, la abnegación y muchas veces las lágrimas del sufrimiento moral y material que causan los infortunios.
La solidaridad implica compasión, porque la solidaridad permite acercarse a la realidad humana y social. Supone ver las cosas y a los otros con los ojos del corazón, mirar de otra manera; conlleva un sentimiento de fraternidad, de sentir la empatía por los otros.
La caridad no es un derecho del pobre, sino una gracia que el pudiente le concede mientras demuestra su buen corazón y al mismo tiempo marca el abismo insalvable de la diferencia social y garantiza que todo siga en el lugar en que siempre estuvo. Un rito rentabilísimo.
A diferencia de la caridad, la solidaridad no presupone gracia ni bondad, sino compromiso.
Habiendo visto algunas de las diferentes manifestaciones de solidaridad, puestas en práctica por aquella gracia, que es la caridad, el hombre debe hacer florecer y pedir ese don para poder llegar y ser parte de la construcción del Reino de Dios. Somos nosotros parte de este mundo, dado sin precio alguno, siendo una muestra de caridad y total entrega por Jesús, así debemos actuar nosotros, nuestra vida necesita de obras que complementen ese trayecto que estamos haciendo.
La caridad no es un derecho del pobre, sino una gracia que el pudiente le concede mientras demuestra su buen corazón. De esta manera debemos asumir el compromiso de la solidaridad. Cultivar no solo la solidaridad basta es necesario adquirir y conocer la virtud de la caridad, nos permitirá a ser arquitectos voluntarios de la felicidad de la vida de otros y de la nuestra. (FRANCISCO) Seguir al Señor cada día, a ser instrumentos de comunión, a compartir con Él y con nuestro prójimo
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