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LA BUENA EDUCACIÓN

Algunas personas podrían definir una buena educación como la mera transmisión de conocimientos por uno y asimilados por otro de acuerdo a criterios y valores característicos de una comunidad o grupo social. Sin embargo no se limita a criterios individuales o de grupo pues va mas allá de ese campo. Pablo Latapi Sarre relaciona una buena educación con el término “calidad”.

De acuerdo a este vocablo y siguiendo estas reflexiones sobre la calidad se identifican algunos rasgos de esa buena educación que al final resultan inseparables, permanecen integrados y puede hacerse la aclaración que estos rasgos vienen a ser solo una idea no un credo pedagógico.

En un primer aspecto hablamos del carácter en una buena educación que puede resumirse como una palabra que comprende valores, principios, hábitos y maneras de ser de la persona expresando al final una etapa importante de la vida que es la autorrealización como consecuencia de capacidad de organizar actividades propias y de los demás. Asumir las responsabilidades no necesariamente conlleva ser líder aunque no puede ser ajeno.

Un segundo rasgo es la inteligencia que puede aplicarse a una persona que esta educada al menos a los niveles que la sociedad de su tiempo demande. El haber adquirido las destrezas intelectuales fundamentales se le puede llamar “cultura general” que puede traducirse como una interpretación consciente de la historia que le permita entender mejor el presente. Puede también hablarse del desarrollo de las destrezas fundamentales en el venerable concepto de la formación de los ideales educativos que pueden llegar a estar conscientes entre los once y doce años, es allí donde el diálogo consigo mismo potencia las capacidades de la inteligencia y se descubre la maravilla y la riqueza de pensar.

El tercer aspecto referido a los sentimientos en donde interviene la imaginación, la sagacidad el sentido de oportunidad y valor para manejar el absurdo, es indispensable para aprender a pensar someterse a una reflexión de autocrítica continua y tener algunas garantías de objetividad pues los sentimientos invades territorios de la inteligencia por ello la educación de los sentimientos va más allá generándose de una manera particular la imaginación y la creatividad, el desarrollo de la intuición, la modulación de la sensibilidad y muy particularmente la educación para la compasión. Puede incluirse el mundo de la belleza y los lenguajes simbólicos que nos abren a otros mundos de la realidad humana

El cuarto rasgo identificado como “La Libertad” en donde damos paso a nuestras equivocaciones , violencias y desproporcionadas ambiciones es en esa posibilidad de superarnos que se manifiesta la libertad. Educar para la libertad posible y la responsabilidad debe convertirse es una finalidad ineludible de una buena educación.

Presentados estos cuatro rasgos característicos

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